José María Aznar bajó ayer al barro y tiró de exabrupto a la hora de calificar el acuerdo del Gobierno de Pedro Sánchez con EH Bildu para reformar la llamada ley mordaza que gestó el PP. El expresidente del Ejecutivo español acusó al líder del PSOE de pactar la Ley de Seguridad Ciudadana “con una banda de asesinos” y “sacar a presos terroristas” de la cárcel a cambio de que Bildu apoye unos Presupuestos Generales del Estado. “Esto en términos políticos no es cometer un error, esto se llama encanallamiento moral”, espetó en la apertura de la II Academia de la Juventud Madrileña organizada por Nuevas Generaciones del PP.
El presidente de honor del partido que encabeza ahora Alberto Núñez Feijóo soltó que el Ejecutivo de coalición está “entregando el futuro de España a los que lo quieren destruir” y fue tajante al añadir que el pacto apoyado por PSOE, Sumar, Bildu, ERC, PNV y BNG “no va de discutir si la policía puede o no usar pelotas de goma”. “No se puede pactar la seguridad ciudadana con una banda de asesinos... Hay errores políticos muy graves pero pactar presupuestos por presos terroristas, no, oiga ¿Hasta dónde vamos a llegar?”, recalcó tras acusar a Sánchez de “sacar a la calle a terroristas, convictos y manchados de sangre hasta arriba” para mantenerse en el poder.
La Audiencia Nacional determinó esta semana que la presunta responsabilidad de varios miembros de la cúpula de ETA en el secuestro y asesinato del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco en julio de 1997 ha prescrito y acordó archivar la causa para tres de ellos. Aznar reiteró que el Gobierno y el PSOE pactan con los “golpistas catalanes”, con “prófugos de las Justicia” y con “quienes quieren destruir el país”. “Están deconstruyendo el país, desconstitucionalizando el país, arrasando con los frutos de la Transición. Quieren despedazar la nación española”, insistió durante un discurso en el que pidió a los jóvenes del PP que dediquen tiempo a entender lo que pasa en el mundo y en su país para discernir y actuar.
Aznar avisó de que el bipartidismo debe tener la capacidad no solo de pactar acuerdos sino también “desacuerdos” y dijo que ante una sociedad muy polarizada, “en España no es que hayamos perdido la capacidad de ponernos de acuerdo, es que se nos ha olvidado en cómo ponernos en desacuerdo”. “Y a veces si no tienes interlocutor tienes que intentar que existan”, puntualizó tras explicar que los jóvenes tienen la “responsabilidad” de responder ante una sociedad que no “está siendo diseñada” para ellos, y que “está dormida”.
Poco después de sus manifestaciones, el ministro de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, evitó ahondar en estas palabras pero censuró las “declaraciones salidas de tono, fuera de lugar, exageradas e hiperbólicas” de Aznar. El dirigente socialista recordó que la reforma de la ley mordaza es un compromiso del Gobierno y de la gran mayoría de grupos del Congreso, y que el Ejecutivo siempre ha tenido como objetivo combinar la seguridad ciudadana y las herramientas que necesitan las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado con el ejercicio de derechos fundamentales como el de manifestación o libertad de expresión. A eso añadió que forma parte también de las recomendaciones que han hecho otros organismos como la propia Naciones Unidas. Bolaños consideró que lo que va a hacer el Gobierno de Sánchez es seguir avanzando para conformar una mayoría que permita reformar los aspectos más lesivos de la ley mordaza que muchos grupos políticos piden modificar. “Que no quepa ninguna duda que el Gobierno va a estar siempre con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, con la seguridad ciudadana y garantizando también los derechos fundamentales, la libertad de expresión y la libertad de manifestación”.
El PP, a la gresca
La reforma de esta ley se ha convertido en otro asidero del PP para atizar a Sánchez. El líder del PP en el Parlament, Alejandro Fernández, tachó también ayer de “kale borroka a la carta” el pacto entre el Gobierno y EH Bildu. “Estremecidos y sorprendidos, veíamos que Sánchez y Bildu han pactado una suerte de kale borroka a la carta. Es decir, el batasuno puede quemar un autobús y el policía lo único que podrá hacer es darle dos besos y una flor, como decía la canción”, reprochó desde Barcelona junto a la diputada en la Cámara Baja Ana Vázquez.
A este coro de voces populares se sumó el presidente de la Junta andaluza, Juanma Moreno, calificando de “atropello institucional” el tercer grado concedido a los miembros de ETA Harriet Iragi y Luis Mariñelarena. “Da pena ver que una consejera socialista del País Vasco firma el tercer grado para unos asesinos que no se han arrepentido de sus asesinatos y a los que en algunos casos les quedan ocho años de prisión y ahora podrán salir a la calle. Es mezquino, insoportable”, verbalizó. Además, avisó de que “Bildu decide cuál debe ser el límite de protección de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, dejándolos claramente desprotegidos frente a los delincuentes”. “¿Esto es sensato? ¿Esto es socialismo? ¿Esto se puede defender con dignidad?”, zanjó.