Azti aplica la inteligencia artificial para conseguir una dieta más sana

Nutrición personalizada con inteligencia artificial. Es el proyecto en el que está inmerso Azti, que se ha embarcado en una ambiciosa investigación con el objetivo de entender la relación entre la dieta y enfermedades como el cáncer, y poder ofrecer así consejos nutricionales personalizados destinados a prevenir estas enfermedades y “crear una sociedad más sana”.

Y es que la relación entre la nutrición y las enfermedades no transmisibles es una de las incógnitas aún presentes en la sociedad hoy en día. Una pregunta que el proyecto CoDIET intentará despejar. Liderado por Azti, testará tecnologías innovadoras de seguimiento de la dieta para mejorar la comprensión de la relación entre la comida que ingerimos y enfermedades comunes como las cardiopatías, la diabetes, la obesidad y el cáncer.

Así lo explica la doctora Itziar Tueros, investigadora principal y responsable del Departamento de Alimentación y Salud de Azti, líder del proyecto que, como expone, “pretende responder a un problema que tenemos actualmente para poder generar soluciones que sean de interés poblacional”. Y es que las dietas poco saludables se asocian a cambios metabólicos y a un mayor riesgo de enfermedades como cardiopatías, diabetes, obesidad y cáncer. De hecho, según la OMS, matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 74% de todas las muertes en el mundo.

Y, ¿cómo le pondrán solución? Según explica Tueros , el primer paso es saber lo que come la gente, para posteriormente entender cómo lo metabolizan y poder realizar una dieta personalizada. Y para ello, “nos serviremos de diferentes tecnologías, y también de herramientas de inteligencia artificial”. Así, para recoger la información sobre la alimentación, en vez de usar el clásico formulario, “que no suele contener respuestas muy fiables ni sinceras”, harán uso de una cámara, desarrollada por el Imperial College de Londres, un prototipo que se coloca en la oreja y va midiendo lo que se va comiendo durante el día.

De esa forma, “si has picado entre horas, lo registra. Utiliza IA porque reconoce esa imagen, reconoce el alimento y en qué cantidad se ha ingerido”. “Usamos tecnología para trabajar ese vacío para capturar el hábito nutricional. Y también biotecnología”, ya que medirán parámetros en orina y sangre, lo que “ayudará a objetivar lo que come una persona. Nos dirá qué tipo de dieta lleva, si come más de un tipo de alimentos, más vegetal, cárnico, de pescado, alcohol... diferentes parámetros que saldrán identificados como parte de su dieta”. Así, los expertos podrán ver cómo cada persona metaboliza los alimentos de forma diferente.

Como subraya la experta, al igual que se sabe que la glucosa se metaboliza de forma diferente dependiendo de la persona, “queremos desarrollar tecnologías que nos ayuden a entender otros parámetros de cómo funciona el metabolismo”. Y para eso harán uso de herramientas biotecnológicas en fluidos como heces, orina… “que miden microorganismos del sistema digestivo que tienen un papel muy importante a la hora de metabolizar los alimentos”. Y una vez recogida esa información, la inteligencia artificial se encargará de clasificar a las personas dependiendo de cómo procesen el alimento. Partirán de la premisa de que “no todos los cuerpos metabolizan los alimentos de la misma manera, por lo que las recomendaciones nutricionales no pueden ser las mismas para todos”.

Una vez realizado ese trabajo previo, mediante la inteligencia artificial se crearán modelos, algoritmos, de recomendaciones nutricionales personalizadas. Además, la IA también tendrá un papel clave en la búsqueda de información en bases de datos especializadas de artículos científicos, que extraerá lo que está publicado de forma sencilla.

Ensayos clínicos

Será en septiembre cuando comiencen los ensayos clínicos en cuatro países: España, Reino Unido, Irlanda y Grecia, y participarán 50 personas de cada uno de ellos. Una vez recogida toda la información, llegará el turno de los expertos en IA, de la Universidad de Praga, Technion, y una Universidad de Atenas, que generarán los modelos y harán la herramienta de recomendación nutricional. Posteriormente, dentro de dos años, se testará en esos cuatro países, con la participación de 120 personas por país, y durante cuatro meses se verá qué impacto tiene haber seguido el plan personalizado. Según subraya Tueros, “se verá si mejoran parámetros de salud, si tiene un beneficio y se reducen parámetros que suponen un riesgo en la aparición de enfermedades”.

Y es que, como subraya la experta de Azti, “dos personas responden de forma diferente a un alimento. Hay gente que come lo mismo y engorda, la otra no, hay gente que se beneficiará más de una verdura que otra... Respondemos de forma diferente a los nutrientes, por lo que la recomendación nutricional también tiene que ser diferente”, expone. De esa forma, Azti desarrollará una herramienta basada en IA capaz de evaluar el riesgo de enfermedades no transmisibles inducidas por la dieta.

Objetivo del proyecto

Una vez finalizado el proyecto, en el que participan 17 entidades de 10 países con un presupuesto de 12 millones, los expertos de Azti no quieren que se quede en una simple publicación científica. Así lo sostiene Tueros, que asegura que se trabaja con organizaciones como la OMS, ya que “la idea es que se pueda democratizar lo máximo posible el trabajo, que los resultados puedan tener una aplicación, y no se quede tan solo en una publicación”.

Y es que como asegura la responsable del Departamento de Alimentación y Salud, “desde Azti velamos porque las investigaciones tengan un recorrido de impacto social, o beneficio para las personas”. Así, como concluye Tueros, “la clave del éxito es ser capaces de poner en un mismo campo de juego a diferentes disciplinas”. La IA, la biología, nutrición, política… “hay actores de distintas disciplinas y se pondrán a jugar en el mismo equipo para poder tener un objetivo común”, zanja Tueros.