En Santurtzi, en el puerto, al lado del pabellón de remo de La Sotera, decorado el paseo con las palmeras que le conceden un aspecto de Miami Beach o de California a la villa marinera, los ojos de los aficionados persiguen a Mikel Landa, que cuando baja del autobús del equipo saluda a Pablo Berasaluze, expelotari. Después, el ciclista de Murgia posa con los aficionados y sonríe a modo de una estrella del rock, la mirada camuflada por las gafas de sol. Landa, es indudable, tiene carisma y tirón entre la gente que se arremolina en la salida de Santurtzi, donde las terrazas se llenan con los no primaverantes, la versión del veraneante en Semana Santa al que le toca tajo.
A Landa no solo le estima la afición y el pueblo, envuelto parte de él en ese fenómeno que se conoce como Landismo. Más allá del personaje que trasciende al deportista, Landa continúa siendo un ciclista muy cotizado en el mercado. Con las grandes luminarias atadas para varios años, Landa, que finaliza contrato con el Bahrain al concluir esta temporada, es una figura de lo más apetecible.
No abundan los corredores capaces de ofrecer las garantías del alavés en las grandes vueltas, los escaparates más rutilantes para los equipos, los que tienen mayor eco. Por eso, además del Bahrain, su actual formación, en la que cumple su cuarta campaña (llegó en 2020 procedente del Movistar), el Trek y el Astana también han mostrado su interés en el alavés. Los tres equipos quieren hacerse con sus servicios, según ha podido saber este periódico de fuentes de toda solvencia. El escalador de Murgia finaliza contrato esta campaña y son tres las escuadras que desean contar con él, si bien Ineos tanteó a Landa a la finalización del año pasado. Pero esa vía quedó en suspenso.
La puja es entre los tres, si bien son su actual equipo, y el Trek los que más posibilidades tienen de contar con el de Murgia. La opción del Astana no convence del todo a Landa. El equipo kazajo no atraviesa sus mejores momentos y en el entorno del ciclista no quieren aventuras extrañas. Landa estuvo en el Astana en 2014 y 2015. Recaló en la formación kazaja después de la disolución del primigenio Euskaltel-Euskadi, su contacto con el WorldTour. Tras su andadura en el Astana, anidó en el Sky entre 2016 y 2017. Más tarde encontró acomodo en el Movistar durante dos cursos. 2018 y 2019. A Landa siempre le ha gustado firmar contratos de dos años.
A estas alturas de su carrera, Landa está en disposición de elegir. Se ha ganado ese derecho con su carrera, que suma trece campañas en el WorldTour. Landa ha sido dos veces podio en el Giro (2015 y 2022), en dos ocasiones cuarto en el Tour de Francia (2017 y 2020). En 2018 obtuvo la sexta plaza y en 2019 logró la séptima plaza. Landa continúa en plena vigencia. La Itzulia está subrayando al de Murgia, segundo en la general a apenas 12 segundos de Vingegaard después de firmar dos grandes actuaciones en Villabona y Santurtzi, respectivamente.
Con 33 años, la idea del alavés es firmar un contrato de dos campañas, ya sea con su actual equipo, donde se encuentra muy a gusto, o con el Trek, un equipo sólido y del agrado del corredor por su forma de hacer las cosas. La elección de Landa no se demorará demasiado en el tiempo. Quiere concretar su próximo contrato en las semanas venideras. El mercado ciclista se adelanta cada vez más y Landa no es ajeno a ese manera de proceder. Según las fuentes consultados por este periódico será durante este mes cuando se resuelva la operación. Landa quiere enfocar el Tour de Francia, su principal objetivo del curso, sin distracciones respecto a su futuro inmediato. Con esa idea, se espera que las negociaciones no tarden en cristalizar. Landa, recuperada la ambición, está completando una gran campaña y pretende cerrar su próximo destino entre el Bahrain, el Trek y el Astana. En primavera a Landa le toca deshojar la margarita.