“Bajar de peso muy rápido no tiene sentido”

Actualizado hace 2 minutos

“Lo que comemos nos afecta a cualquier edad. Por ello es clave que la gente sepa sobre alimentación y la salud. En De la boca a tu salud ofrezco ocho claves para controlar la inflamación, el peso y los picos de insulina”, comenta Ángela Quintas.

Algunas hetairas se cosían la boca para no engordar y no ser arrojadas de la corte. ¿Sería la solución ideal para adelgazar y gozar de buena salud?

Creo que coserse la boca no sería nunca una buena solución; lo que hay que hacer son buenas elecciones; eso sí me parece importante para adelgazar con salud.

En este mundo de impacientes estresados, ¿pueden competir las razonables propuestas dietéticas de su libro con el fulgurante destello antinsulínico de un pinchacito de ozempic?

Medicamentos como el ozempic, y otros parecidos, no estarían indicados para bajar tres, cuatro o cinco kilos. Lo que tenemos que hacer es repasar los hábitos alimenticios. Es cierto que estas alternativas terapéuticas para pacientes con mucho sobrepeso pueden ayudarles para tener más fuerza de voluntad a la hora de poder hacer cambios en su vida y poder alimentarse mejor. En estos casos no me parece una mala opción, siempre y cuando esté controlado por un médico y sepamos a qué personas se lo estamos dando.

Ángela Quintas, posando con su nuevo libro. Carlos Ruiz B.k

¿Parecería que la apariencia de la estética estaría primero y después iría la salud?

Sí. Y eso no funciona; querer bajar peso muy rápido no tiene ningún sentido. Primero, porque no lo voy a poder seguir manteniendo en el tiempo. Siempre les digo a mis pacientes que las dietas muy restrictivas no funcionan. Les comento que si les meto en una habitación con solo manzanas y un poquito jamón cocido bajarán de peso, pero la pregunta será cuánto tiempo más podrán y tendrán que seguir haciendo esto. Por el contrario, si se baja de peso de forma saludable, comiendo sano, seguro que podrán conseguir mantenerlo en el tiempo.

Es chocante la prolífica bibliografía para la buena nutrición simultaneando con una obesidad mundial creciente. ¿Acaso los obesos no sepan leer, ni los nutricionistas explicarse?

Vivimos en un país en el que tenemos acceso a alimentos maravillosos como fruta, verdura, etc, pero también lo celebramos todo comiendo y bebiendo, alrededor de una mesa. Es cierto, además, que los alimentos ultraprocesados, que han entrado en nuestra vida hace ya bastante tiempo, son sabrosos y muy ricos en grasas y azúcares refinados. Cuando los comemos sentimos una sensación de bienestar, por lo que entiendo que haya mucha gente a la que le apetezca sentir esa sensación todo el rato. Es cierto que cada vez hay más información sobre el tema; cuando salió mi primer libro en el año 2017 no había muchos libros sobre nutrición; además, hay autores que está divulgando con muchísimo conocimiento. Por otro lado, también en las redes sociales hay quienes están divulgando cosas que no tienen ni pies ni cabeza. Tenemos muchísima información y el que quiera la puede encontrar en los textos de grandes divulgadores que están realizando una labor importante, pero luego existen muchos bulos y falsos mitos que también están ahí. Hay que tener cuidado.

Cada año mueren en España unas 25.000 personas de enfermedades relacionadas con la obesidad. Sabiendo que cuidar la boca es salud, ¿por qué cree que sigue aumentando esa cifra?

Estoy viendo patologías como diabetes tipo II en gente cada vez más joven. Ahora que soy madre de niños adolescentes veo, por ejemplo, que los adolescentes están comiendo fatal. Cuando tenía su edad yo comía lo que había en casa; eso sí que era una alimentación muy saludable; pero estos niños están comiendo muy mal y no sé qué va a pasar cuando sean adultos. Creo que tenemos un problema serio. Hay un alto grado de obesidad, pero no solo eso, se están consumiendo bebidas energéticas o alimentos que no son saludables y los toman a diario sin ningún tipo de control.

Su decálogo nutricional y experta sencillez de sus propuestas son atractivos, pero… si las manzanas cuestan el doble que un ultraprocesado, las nueces son inasequibles y el pescado tiene precio de angulas, ¿mi obesidad y mala salud no tendrán algo que ver con mi código postal?

Es verdad que comer bien es muy caro; vemos que por un euro se puede adquirir un paquete de bollos, pero casi no compras una fruta. Pero también es cierto que nos estamos olvidando de esos platos de cuchara, cuando se ponía un puchero con patatas y bacalao, un plato que es barato. Por otro lado, lo que nos ofrece la industria alimentaria no todo es malo. Por ejemplo, el hecho de tener legumbres cocidas en botes de cristal es algo maravilloso, y si tu comparas lo que te cuesta cocer un kilo de garbanzos y los botes la diferencia es notable. Creo que nos estamos olvidando un poco de esos platos económicos o de la comida de aprovechamiento, con lo que sobra del pollo hago unas croquetas y con lo que sobra del cocido un arroz al horno. Eso también se está perdiendo.

La obesidad y la mala salud son problemas sociales. ¿Qué pueden hacer las administraciones para que los alimentos sean saludables y asequibles y no nos den gato por liebre?

La educación en la escuela es fundamental. Es clave conocer cómo nos tenemos que alimentar, de qué están compuestos los alimentos y algo tan práctico como saber leer etiquetas y ver que el alimento elegido sea lo suficientemente saludable para nosotros o no.

Si vivimos siempre con prisas, no queda tiempo para cocinar y preparar dietas específicas…, ¿podemos esperar que la salud nos llegue por la boca?

Hacer una buena elección, un buen menú, una buena lista de la compra, tener las materias primas en casa es un paso superimportante. A partir de ahí, por muchos cambios que quieras hacer, si en casa no tengo la materia prima necesaria no podré hacerlos. Por eso, empezar por pequeños cambios es importante, lo veo cada día. Y esos pequeños cambios se notan sí o sí en cómo nos sentimos.

Entre 1975 y 2019 la obesidad infantil en el mundo se multiplicó por 10. ¿Es aún reversible esta pandemia de obesidad anunciada?

Ojalá lo fuera, pero creo que los niños cada vez están comiendo peor. Es verdad, por lo menos en lo que yo veo, que hay una tendencia maravillosa a la hora de aumentar la lactancia o tener mucho cuidado con lo que comen los niños pequeños, pero luego los adolescentes están comiendo fatal. Lo que hay que hacer es no perder el foco; no solo cuidar las primeras etapas de vida de los bebés, sino que eso debemos de seguir manteniéndolo en el tiempo.

Suelo preguntar al autor qué a quién dirige con preferencia su libro, pero como todos tenemos boca y deseamos salud, ¿cuál es la clave para que el lector se enganche a sus propuestas desde la boca a una buena salud?

La idea de este libro es que salieran asentados conceptos de los que hablamos: metabolismo, calorías, cortisol... Pero que los entendiéramos todos, y sobre todo que los pudiéramos llevar a la práctica. Además, querría que hubiera cosas que se pusieran en marcha en el día a día. Por eso propongo menús efectivos para distintas etapas de la vida y consejos y dietas específicas para paliar el estrés, la ansiedad o el insomnio. Porque lo que comemos nos afecta a cualquier edad y tanto a hombres como a mujeres.