Mendizorroza se prepara para vivir este sábado un bautismo liguero por todo lo alto ante el Real Madrid, un visitante siempre morboso y plagado de nombres mediáticos que pondrá a prueba la fiabilidad del nuevo proyecto pilotado por Javi Calleja.
Los casi 4.000 fieles albiazules que hayan resultado agraciados con una entrada apenas se toparán con rostros novedosos dentro del opulento conjunto blanco, que todavía suspira por el aterrizaje de Kylian Mbappé en esta recta final de mercado estival para elevar la mordiente de un plantel sin excesivo gol desde la salida de Cristiano Ronaldo.
El central austriaco David Alaba es hasta ahora la única cara nueva de un visitante merengue que, eso sí, deberá 'comerse' –para frustración de Florentino Pérez– a uno de los futbolistas más controvertidos que ha pisado la Casa Blanca en los últimos tiempos. Gareth Bale, en su día el mejor lateral izquierdo del mundo cuando militaba en el Tottenham hasta que se reconvirtió en un delantero, se perfila por varios motivos como titular en el recinto del Paseo de Cervantes.
El galés es, posiblemente, el atacante en manos de Carlo Ancelotti con más ritmo y tono físico a estas alturas de la temporada. Algo que le coloca en la 'pole position' para ser de la partida ante un Alavés que deberá estar atento tanto a su capacidad de desequilibrio en la banda izquierda como a su consabida fortaleza en el juego aéreo.
El técnico italiano, famoso por su mano izquierdo y de un talante dialogante con sus estrellas, está obligado a recuperar la versión más punzante de un jugador en el punto de mira de la afición madridista por su desidia, poco compromiso y, sobre todo, afición al golf. Ni siquiera ha sido capaz de elevar su crédito en la pasada Eurocopa con Gales en un entorno más favorable.
Los problemas físicos de Eden Hazard y Karim Benzema alientan la posibilidad de que Bale sea una amenaza para el Alavés desde el primer minuto. El belga y el francés no se han estrenado aún en esta pretemporada. El primero, por estar convaleciente de la enésima lesión muscular sufrida con su selección en la Eurocopa y el segundo por haber sido víctima del coronavirus.
De ahí que las opciones del galés hayan subido como la espuma para conformar la terna de atacantes del Real Madrid en Vitoria junto a Rodrygo y quizás los desahuciados Jovic y Mariano. Bale fue titular en el último amistoso del pasado fin de semana ante el Milan, donde desperdició un penalti que había sido provocado por él mismo.
A sus 32 años, el británico lleva muchos veranos siendo un problema más que una solución en el Real Madrid. De poco sirven aquellos goles que valieron dos Ligas de Campeones o su célebre cabalgada en la final de la Copa del Rey ante el Barcelona donde ridiculizó a Marc Bartra.
Los muchos pecados en los que ha incurrido uno de los futbolistas más caros de la historia del fútbol –costó en su día 100 millones de euros y ahora es el mejor pagado del Real Madrid– le mantienen permanentemente en la diana. Su fervor por el golf ha dejado el fútbol casi en un segundo o tercer plano y eso es algo que lleva muy mal la masa social de un transatlántico continental.
El Real Madrid se dio un respiro la pasada temporada con la cesión al Tottenham tras varios años buscándole acomodo fuera de la capital. Su altísima ficha espanta a todos los posibles pretendientes y para el inminente rival albiazul –con el que tan solo le queda un año de contrato– será ya una misión imposible encontrar otra solución que no sea hacerle un hueco en la plantilla.
Si bien es un futbolista versátil capaz de moverse por distintas zonas del frente ofensivo e incluso actuar como delantero centro, todo hace indicar que será Ximo Navarro –la posible elección de Calleja para el lateral derecho en detrimento de Martin– el encargado de atarle en corto.
Pese a todos los prejuicios alrededor de su figura o su fama de anárquico, y si finalmente no llega el ansiado Mbappé, Bale tiene visos de ser el futbolista blanco con más gol en sus botas. Un test del máximo nivel para una zaga alavesista que en esta pretemporada ha encajado más goles de los debidos.