Bizkaia

Balmaseda inaugura su propia Vía Dolorosa

A tu redentor divino, mírale todo llegado y a vil muerte condenado como un infame asesino. La coral de Balmaseda entonó ayerdomingo estas frases con unos días de antelación en el Campo de las Monjas, la misma localización que el próximo Viernes Santo del ahorcamiento de Judas, el juicio ante Pilato, la flagelación, los encuentros con la Virgen María y Magdalena y la primera caída de Jesucristo. Una treintena de penitentes, catorce de ellos vecinos que protagonizaron la Pasión Viviente en años anteriores, las escucharon alineados. Listos para ponerse en marcha a las 8.30 horas en punto en la primera peregrinación con destino al monte Kolitza con la que la Semana Santa retorna por todo lo alto, nunca mejor dicho, tras dos años de ausencia por el coronavirus.

Emulando a la Vía Dolorosa –el trazado que millones de peregrinos recorren siguiendo los pasos que podría haber dado Jesús desde su condena a muerte hasta fallecer crucificado–, la Asociación del Vía Crucis Viviente ha querido estrenar una nueva etapa y demostrar que regresan con más fuerza si cabe tras haber dejado atrás lo peor de la pandemia, agradecer el inmenso apoyo recibido durante el parón, rendir homenaje a las personas fallecidas en este período y hacer un guiño a lo que la tradición popular oral considera el origen del Vía Crucis: las caminatas para rogar por el fin de pestes y otras desgracias que asolaban a la comunidad.

Como testimonio gráfico que permanecerá en la ruta de unos once kilómetros quedarán los catorce monolitos de piedra instalados por el camino en los que se han grabado fragmentos del tema de la coral Kolitza que describe las estaciones del Vía Crucis. Lo cantan no solo el Viernes Santo, sino también "en una misa que se lleva a cabo ese mismo día por la tarde" en la iglesia de San Severino en la que el sacerdote nos responde con una frase por cada estación", según explicaron integrantes de la agrupación musical, que lucieron mascarilla bajo la batuta de Julio Lanuza.

Tres horas hasta la cima

Algunos de ellos cubrieron a pie todo el trayecto. Para las personas con dificultades de movilidad se habilitaron dos furgonetas en las que fueron transportados en los tramos comprendidos entre monolito y monolito. Al alcanzar todos y cada uno de ellos el cortejo se detuvo repitiendo el mismo ritual de enumerar la estación correspondiente, recitar una frase y ceder el testigo a las voces de la coral hasta coronar la cima del monte bocinero, a 879 metros de altitud, algo más de tres horas después de haber tomado la salida.

"Han andado muy bien de tiempo, han mejorado en aproximadamente una hora las previsiones que manejábamos", valoró Enrique Pastor, jefe del servicio de Protección Civil de Balmaseda. Otros siete voluntarios se desplegaron para vigilar que la mañana transcurriera sin sobresaltos, junto con miembros de orden público de la asociación, que escoltaron a la comitiva y comprobaron que no le faltara de nada en un momento dado, ni agua ni tiritas, puesto que calzaban sandalias con calcetines. Los penitentes ascendieron con compañeros con los que alternaron el peso de las cruces, de unos quince kilos. "No nos constan lesiones, tan solo una incidencia. En el descenso hemos tenido que volver a subir cuando ya habíamos llegado a Pandozales porque un señor se encontraba mal", repasó. Estaban preparados con un dispositivo de "Policía Municipal, ambulancia, ambulancia todoterreno, una médico y dos fisioterapeutas" en un despliegue que "ha funcionado correctamente". El hecho de que "la pista esté recién reparada" y desviarse de la parte más dura de la subida, conocida como el cortafuegos, influyó en que "la gente haya llegado fresca a la altura del refugio" para culminar los metros finales hasta la última estación del Vía Crucis, que alude al entierro de Jesucristo al sepulcro con las palabras En el sepulcro profundo de una fría y dura roca, yace el Señor, a quien toca venir a juzgar al mundo. Y si el paseo de Jerusalén desemboca en la iglesia del Santo Sepulcro, el de Balmaseda conduce a la ermita de San Roque y San Sebastián. Desde que el acto se dio por finalizado cuando dos penitentes se arrodillaron frente a él, este monolito se sumó a la larga lista de enclaves de postal de Balmaseda.

Quedan para el recuerdo anécdotas como uno de los drones que filmaba la travesía y se precipitó al suelo, la lucha contra el viento agarrando fuerte la corona de espinas y el capirote, la imagen del Jesucristo 2022, Rubén Vadillo, sacando fotos y grabando vídeos con el móvil en colaboración con la asociación, ya que solo los antiguos procesionaron de penitentes, y el ajetreo previo a la salida en el museo de la Pasión Viviente. "¡Unas sandalias de la talla 43!", corrían entre bambalinas.

Los documentos ubican el origen de la Pasión en el siglo XIX por no conservarse pruebas escritas de las peregrinaciones a Kolitza. A partir de ahora existen, en el XXI.

Las estaciones

I Jesús, condenado a muerte.

II Jesús carga con la cruz. Lleno de amor sin medida camina el Señor cargado con la cruz que le han formado los excesos de tu vida.

III Jesús cae por primera vez.

IV Jesús encuentra a su madre. Aquí Jesús vio a María, de tantos dolores llena, que le causó mayor pena, que la cruz que le oprimía.

V Simón de Cyrene ayuda a Jesús a llevar la cruz. Viendo a Jesús sin aliento, le buscan un cirineo para saciar su deseo de que muera entre tormento.

VI Verónica enjuga el rostro de Jesús.

VII Jesús cae por segunda vez.

VIII Jesús consuela a las piadosas mujeres.

IX Jesús cae por tercera vez.

X Jesús, despojado de sus vestiduras.

XI Jesús, clavado en la cruz. Con martillos inhumanos, modo atroz y crudo acero, a Jesús en un madero le clavan de pies y manos.

XII Jesús muere en la cruz. El sol esconde su luz, del horror la tierra suspira cuando el salvador expira clavado en una cruz.

XIII Jesús es puesto en los brazos de su madre.

XIV Jesús es bajado al sepulcro.

12/04/2022