Bizkaia

Balmaseda rescata las primeras fotografías de la villa, tomadas sobre 1890

Panorámica del Puente Viejo que data de finales del siglo XIX.

"Se trata de una imagen icónica, que se va a repetir desde entonces", como destaca el investigador abulense Jesús Sanchidrián, pero a Félix de la Torre le cabe el honor de ser la primera persona en congelar la panorámica del Puente Viejo frente a una cámara. Una exposición organizada por el grupo de fotografía Skylight de la villa rinde homenaje a Félix de la Torre (Balmaseda, 1867-Madrid, 1911), el arquitecto, editor, político y filántropo que la tomó en torno a 1890 junto con otra serie de estampas publicadas en una de las revistas que puso en marcha.

"Teníamos el deber moral con él de enseñar que representa mucho más que el nombre de una calle, la que se le dedicó aquí", explican desde la agrupación de fotografía. Hasta el 6 de junio se puede visitar en el palacio Horkasitas el recorrido por la vida de Félix de la Torre fruto de una exhaustiva investigación. "Nos topamos con su nombre mientras recopilábamos datos sobre Balmaseda y nos surgió la duda de si estábamos ante el primer fotógrafo del municipio, así que comenzamos a indagar y hemos podido corroborarlo a través de una serie de documentos", narran. Para que formara parte de la exposición "perseguíamos un álbum familiar que guardaba en su mesita de noche, enviamos correos electrónicos a Ávila" donde se conserva parte de su legado por ser donde crecieron la mujer y las hijas de Félix de la Torre "y dimos con ello con la ayuda de Jesús Sanchidrián, que nos habló de que existían imágenes de paisajes de Balmaseda, las escaneamos y se pueden admirar en la exposición, nunca hasta entonces se habían tomado fotografías de Balmaseda".

Quienes se iniciaban en la fotografía en aquella época de finales del siglo XIX "normalmente pertenecían a la aristocracia y la élite social, gente adinerada y cualificada" para hacerse con aquella tecnología que empezaba a despuntar. Félix de la Torre era hijo de un corredor de bolsa que se trasladó a Madrid y el mediano de tres hermanos. Estudió Bachiller de Bellas Artes y Arquitectura "llegando a ocupar un puesto preeminente en la Sociedad Central de Arquitectos". Su estilo "modernista rompía con el pasado, apostando por trabajar el vidrio, hierro u hormigón". Lo aplicaría en su palacete de la madrileña calle Velázquez, premiado por su diseño. Se presentó a un concurso para un centro psiquiátrico de Valencia que quedó desierto y "entonces decidió montar en su casa una exposición con los planos que salió publicada en la prensa". Aquel proyectó se presentaría en la Exposición Internacional de Chicago en 1892.

El 14 de junio de 1894 contrajo matrimonio en Balmaseda con Laura Hernández Acuña, –cuñada de su gran amigo Bernardino Melgar, marqués de Benavites, cuyo palacio de Ávila actualmente alberga el parador de la ciudad e hija de un indiano de Balmaseda afincado en México–. De los cuatro hijos de la pareja solo sobrevivieron dos niñas: María Laura y María Teresa de la Torre. Sorolla pintó a los recién casados, con los que guardaba una gran amistad, sendos retratos con su vestuario nupcial que "participaron en el Museo Sorolla en una exposición que recreaba la moda del siglo XIX con los cuadros junto a trajes similares; son muy grandes, cada uno mide 2,20 metros de alto", describe Jesús Sanchidrián.

23/05/2021