Si hay un equipo incómodo en la liga Asobal ese es el Cangas. Los gallegos no dan nunca el brazo a torcer y pelean hasta el final por el objetivo, tanto en su campo de O'Gatañal como lejos de su casa. En Artaleku llevaban el partido muy a remolque, con una desventaja que alcanzo los siete goles, pero terminaron nivelando la contienda (25-25). Celebraron el punto a lo grande, porque premiaba todo su esfuerzo después de adelantar su defensa, y de agobiar a la diezmada primera línea local en la que faltaron fluidez e ideas.
El Bidasoa comenzó el encuentro con fuego cruzado que no llegaba desde las baterías enemigas, sino de las propias. Las lesiones de última hora de dos jugadores decisivos como Jon Azkue y Rodrigo Salinas echaron por tierra cualquier plan preconcebido. Este lunes se conocerá el alcance de las mismas, pero no parece optimista el pronóstico. Llegan en el peor momento del ejercicio, cuando se acumulan muchos partidos seguidos y trascendentales, domésticos y continentales. Al club le va a tocar mover ficha para hacer frente al nuevo marco. Evidentemente, con sus ausencias, el Bidasoa perdía mucha capacidad en el tiro exterior, en las rotaciones y en la gestión de esfuerzos.
Mientras tanto, cuatro jugadores como Gorka Nieto, Eneko Furundarena, Julen Urruzola y Julen Mujika formaron parte de la convocatoria de este mediodía. Es decir, un cuarto del plantel que afrontó el complicado partido contra el Cangas procedía del filial. Los gallegos, por su parte, no completaron la convocatoria y se plantaron en Artaleku con trece jugadores, siendo Rubén Soliño (central) y Carlos Asensio (pivote) las ausencias respecto del último partido disputado por los cangueses.
A las complicaciones esperadas del cuadro pontevedrés se añadieron las ausencias, y con ellas el Bidasoa debía tratar de sacar adelante un partido contra el tercer clasificado y revelación del campeonato. Cuétara reactivó una forma de jugar sobre la marcha tratando de que su equipo no perdiera las señas de identidad. El cuadro amarillo buscó otros caminos y los encontró en la línea de los seis metros en donde la defensa visitante no fue capaz de imponer su ley. Los árbitros decretaron sanciones de siete metros e Iñaki Cavero no las desaprovechó en el primer tiempo marcando cinco de las cinco, para seguir tras el descanso y convertirse en el mejor anotador de su equipo y del partido. Los once goles de su autoría no fueron suficientes para salvar los muebles. Salió como titular en el extremo, pasando Kauldi Odriozola a jugar en el lateral derecho. Muchos minutos para Gorka Nieto en la dirección del juego, junto a los carruseles de permutas de jugadores en ataque y defensa.
Llegar al descanso con una ventaja notoria (14-10) no era una mala noticia. Lo fue mejor a los cinco minutos de la reanudación cuando el marcador señalaba siete tantos de diferencia (18-11). En circunstancias normales ese tanteador aseguraba los puntos al final del partido. La renta era parecida en el ecuador del segundo tiempo (22-16). Nada hacía presagiar la que se venía encima. Aún más cuando cinco goles (25-20) anunciaban un final tranquilo a siete minutos de final. Falsa interpretación. En el peor momento, el Bidasoa se atascó. No fue capaz de marcar un solo tanto en todo ese tiempo, mientras que los de Ignacio Moyano lograban cinco y les servían para empatar. Ni los dos tiempos muertos solicitados por el técnico irundarra encontraron respuesta positiva en sus huestes. Fallaron todos los ataques, Unas veces por las acciones del meta Forns, otras por pérdidas y errores no forzados. De este modo el Cangas se encontró con opciones que permitieron volver al partido gracias al acierto de Jenilson Monteiro en el remate de las jugadas. El último minuto, con el balón en la mano para ganar, refleja la situación de modo flagrante. Nadie fue capaz de meter el balón en las redes gallegas. Decepción, porque el partido estaba ganado. El resultado no ayuda en nada, porque una victoria hubiera minimizado lo que supone no disponer de dos jugadores tan contrastados como los ausentes hoy.
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