El exjuez Baltasar Garzón considera que en España existe una "descompensación gravísima" entre la sociedad, que por sus votos es progresista en más de un 50 por ciento, y una Justicia "ultraconservadora", una asimetría que hace que la ciudadanía reclame formas más abiertas en la aplicación del derecho. La justicia española es uno de los aspectos que Baltasar Garzón (Jaén, 1955) aborda en el libro "Los disfraces del fascismo" (Planeta), en el que repasa los "nuevos fascismos solapados" que amenazan las democracias y donde asegura que "el fascismo se disfraza muchas veces con toga y utiliza la maquinaria judicial para sus propios intereses".
Analiza también la "utilización que la extrema derecha hace de las instituciones judiciales" y asegura que es muy grave que se dejen utilizar. En una entrevista con Efe, Garzón, que en 2010 fue suspendido de sus funciones como juez de la Audiencia Nacional al ordenar investigar los crímenes cometidos por el franquismo, cree que en España el problema con la justicia ha sido que en la Transición no condenó la dictadura.
"No agarremos la antorcha de la Transición como algo sacrosanto, como que fue el final del fascismo, porque aunque fue el comienzo democrático, quedaron restos", asegura. Y en el ámbito de la Justicia "no se hizo nada". "Ni un solo juez, ni un solo fiscal, quitando algún ejemplo aislado, ha concluido una exhumación de víctimas del franquismo, y uno se pregunta: ¿Puede llegar a tal extremo la insensibilidad?".
Para Garzón, aunque los delitos que se cometieran en el franquismo estén prescritos "hay una cuestión de dignidad, de reparación simbólica". Y cree que sería "muy bueno que el jefe del Estado, el rey, pidiera perdón a las víctimas" como máxima autoridad del Estado que es. Aunque cree que en la judicatura actualmente "hay muchos jueces, la gran mayoría, que son servidores públicos, conforme se eleva la categoría, los órganos de Gobierno generan unas dinámicas en los que el servicio público se torna en poder en sí mismo". Como ocurre con el Consejo General del Poder Judicial que, dice, se convierte "en un escenario de lucha política en la que lo que menos cuenta es el servicio que debe prestar a la sociedad, sino quien tiene el control de ese órgano".
En su libro advierte de los "microfascismos", fascismos "intrascendentes que no se perciben pero que concatenados unos con otros llevan a un objetivo que tienen claro". En su opinión, la ultraderecha "ha derivado las acciones violentas a otros grupúsculos aparentemente deslavazados que no tienen que ver con ellos. Pero luego no los condenan y así "de una forma sutil los están legitimando".
"Cuando una casa de refugio de menores no acompañados es atacada por una granada no hay directamente una implicación de un partido político en España, como puede ser Vox, pero a la hora de condenar o no se percibe quién lo hace", denuncia el exjuez. En España, advierte, "el gran error de los partidos conservadores ha sido entregarse a esos extremos", que es lo que le ocurrió, dice, al PP de Pablo Casado.
"Ahora me preocupa porque parece que hay una distribución de roles en el PP, por una parte la moderación del nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóoo, y el extremismo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por otra. En ese juego, no sé si es calibrado o no, hay un riesgo que es que una parte necesariamente va a necesitar de Vox, que no oculta sus intenciones", sostiene. Garzón cree que ha habido inacción por parte de los partidos de izquierda frente a la ultraderecha y ahora "han ganado la calle, han ganado el discurso en la calle".
Durante años, considera, "ha sido común en los partidos progresistas no darle importancia a la extrema derecha y eso se ha convertido en una gran importancia de la extrema derecha". Sostiene además que hay ejemplos de la coordinación de la extrema derecha en el mundo, con el ultraderechista Steve Bannon, cercano al expresidente estadounidense Donald Trump, a la cabeza. Y subraya también "la dinámica que Vox desarrolla en Latinoamérica a través de Iberosfera y fundaciones de su órbita coordinando movimientos de extrema derecha".