UN terrible agujero negro ha absorbido, en los último tiempos, el universo luminoso en el que vivíamos. Llegó una pandemia de la mano del covid, con un reguero de heridos y de cadáveres a su paso, estalló un volcán en una cercana isla y se declaró la guerra en los confines de la vieja Europa. Se diría que en ese eclipse de felicidad solo quedó a la vista una triste luna, bañada con la luz justa para la supervivencia. Por eso se agradecen días como ayer, cuando uno se gira y, de repente, se da de bruces con la cara alegre de la triste luna.
Ocurrió en un espacio singular: la terraza a cielo abierto del hotel Abba Euskalduna que hoy dirige Reyes Herrán, con el apoyo de la mano derecha, Esteban Garmendia, y que ayer relucía en una mañana espléndida a la espera del entierro de la sardina de la noche. Ambos, Reyes y Esteban, ejercieron de anfitriones para acoger la entrega de los premios de hostelería y comercio de Barnaval 2022, el concurso de disfraces y ambientación de locales que creó Arturo Trueba, con el apoyo de algún que otro valiente como Gon-tzal Azkoitia. Al invocar al cachazudo y cachondón espíritu de las diversiones lograron que la terraza –es una de las atalayas más sugerentes de Bilbao para recrear la vista con la ría y un profundo horizonte...– se poblase de seres extraños y divertidos. Digamos, por ejemplo, que tras la llegada de la autoridad (Joseba Rosales al aparato, quien deseó un Aste Nagusia con la misma alegría que los carnavales vividos...) aparecieron un escuadrón de superhéroes que se refrescan en el bar Label de la calle Ávila (si quieren sus nombres les diré que fueron Joana García, Violeta Mayor, Sonia Gil, Javier Uriarte, y la pequeña Amaia García, entre otros, en su nombre...), el espíritu de Eurovisión del 69 con Salomé poseyendo, si es que me lo permiten decir así a Paqui Moreno, Maribel Antón y la alegre gente del Tobarisch (discúlpenle el nombre del local estos días, nadie espera a la enfurecida madre Rusia...), allá en Deusto y el Café Bar Bilbao (sí, el de la Plaza Nueva...), que han vivido estos días enmascarillados, lo mismo con el embozo de un salteador de caminos del far west que como bailarinas de los siete velos, amantes del sado maso, ninjas de Oriente o personal de quirófano, qué se yo. Nati Ortiz de Zarate,Angélica García y Ana Sustacha acudieron a recoger sus distinciones con la máscara del humor por bandera.
No estuvieron sólo. La pequeña Amaia García, por La sonrisa más dulce, y el gigantón Jon de Miguel, por La perseverancia te llevará al cielo (no olviden que reina en la Taberna Plaza Nueva con grandeza...) recibieron las menciones personalizadas. Hubo recuerdos, también, para el Ein Prosit por su Carnamar; el Attico 14, poseído por el lema Born to rock; la cervecería Casco Viejo y su atmósfera charra de México y el local La Marea, que no olvidó al clásico de la piratería. Isabel Álvarez y Unai Amuriza, formaron el dúo de Carnicería Vieja, la calle premiada.
Más allá de la hostelería, Barnaval premió a la peluquería Tonific y su Barroco Rococó escenificado por Ana Álvarez; Lizcain y su fiesta de color (allí se plantaron Estibaliz Rodríguez y Karla y Aitana Cerro...); los vikingos de Gastrocésar carnicería (Miguel y Nerea García, hacha en ristre...), y la Reina de corazones de Sweety Glory, representados por Jorge Aio, gerente de Bilbao Centro.
A la fiesta de matinée se sumaron, además, gente de la escena como Maribel Salas; la Zarambolas de este año, Gemma Martínez, y Eduardo Gaviña, Yogurinha Borova; Jon Ruiz Ibaibarriaga, Iñaki Melano, Miren Trijueque, Marino Montero, Julia Diéguez, presidenta de Deusto Bizirik; Txupo Sanz, Kimaura Medrano (prolongó el día con un almuerzo clásico de su tierra natal...), Elizabeth Araya y la gente de la Ría del Ocio, lo que es lo mismo, Alba Martín, Julen Soto, Laura Gutiérrez y Nerea Ceselín. Fue, ya les dije, una de las primeras. Sonrisas, digo.
Bar Label, Tobarisch y Café Bar Bilbao recogen los premios de hostelería del Barnaval 2022 en la terraza del hotel Abba Euskalduna
Peluquería Tonific; Lizcain, baños y reformas y Gastrocésar Carnicería se hicieron con los galardones al comercio