Después de 98 kilómetros atravesando las Bardenas, subidas complicadas, bajadas peligrosas, barrancos con polvo, avituallamientos en parado o en marcha, apenas un segundo ha separado al ganador de la prueba, el peraltés Javier Marqués (CC Azkoien) del guipuzcoano de Usurbil y ex ciclista Profesional Haimar Zubeldia (Zarauztko Zikloturista), lo que habla claramente de la exigencia y dureza de una prueba que han terminado con una velocidad media de 27 kms/hora.
Ambos han cubierto el recorrido en 3 horas y 30 minutos, pero solo un segundo ha separado a ambos en la línea de meta. Ellos dos han llegado a Arguedas a las 12 en punto, mientras que Izaskun Mitxitorena (Bizikume) lo ha hecho a las 15 horas y 23 minutos, ya que ha necesitado para cubrir esa distancia 6 horas y 53 minutos. Los tres han disfrutado de una edición muy especial en la que, sin calor, ni casi polvo, las Bardenas se han mostrado en toda su belleza y crudeza, sin aditivos. Los y las bikers han peleado contra el terreno, no contras las condiciones climatológicas que han sido excelentes. Otra de las notas llamativas de la prueba ha sido el escaso número de mujeres que han tomado la salida, ya que no llegan a 50 del total de los inscritos.
Con apenas 17 grados de temperatura, incluso alguna gota de lluvia cayendo y todo el cielo nublado, los casi 900 bikers de la 23 edición de la Extreme Bardenas han partido de Arguedas para recorrer los 98 kilómetros de una edición que pasará a la memoria como una de las más cómodas y no tanto por el recorrido (que con los habituales toboganes, subidas y rompepiernas hizo lo suyo) sino por la climatología. Muchos participantes han echado en falta los 40 grados que se alcanzaron en la edición de 2019 (la última realizada antes de la pandemia) para dar el auténtico calificativo de Extreme que tiene la prueba y que exige este territorio desértico.
En la otra cara de la moneda, la excelente temperatura para poder andar en bicicleta ha permitido a los participantes descubrir la Bardena en toda su belleza y rigor. Muchos han lamentado la tristeza del panorama que había dejado el incendio del sábado ya que la prueba ha comenzado por los montes arrasados de Valtierra y concluido por la Sierra del Yugo; los dos epicentros de la desgracia de la Bardena herida por las llamas.
Un aspecto que comienza a preocupar a los organizadores es el descenso en la participación, ya que desde 2017 ha ido descendiendo paulatinamente. Si en 2019 hubo 1.297 participantes, en este 2022 la cifra se ha quedado en 853 que tomaron la salida, aunque los que se inscribieron fueron 890.
Gorka Reina y Juan Márquez (con bici eléctrica, que figura en una categoría aparte), han liderado durante muchos kilómetros desde la salida un pelotón de unos 80 participantes que pronto ha destacado del resto ya en las primeras cuestas flanqueadas de pinos quemados en Valtierra. Ese grupo se ha quedado en la mitad para cuando la cabeza de la carrera ha llegado a Casinos, tras atravesar El Trillo y Los Molares.
“Se echa en falta el calor para sufrir”
A partir de ese momento la carrera se ha estirado, hasta el punto de que era raro encontrar en el recorrido grupos de más de 20 unidades y muchos han tenido que hacer gran parte de la prueba en solitario, algo que es difícil de encontrarse cuando había un mayor número de inscritos en la prueba.
Así han pasado por Castildetierra, rodeado el Polígono de Tiro por la carretera perimetral y adentrado en la Bardena Blanca, la más dura y conocida por sus paisajes y sus montes como Piskerra, la Ralla o el Rallón que se recortan contra el cielo. A partir de ese momento la organización ha dado rienda suelta a los participantes para competir (la prueba en origen sigue siendo no competitiva).
Posteriormente ha habido también un tramo especialmente complicado que los locales les denominan Las bodegas, donde los bikers se adentran en barrancos (que suelen estar llenos de arena, aunque ayer no era el caso) de donde la salida es complicada por el estado del camino, las cuestas y los constantes rompepiernas que llevan al pelotón hasta el último tramo a partir del embalse de El Ferial.
Esos últimos 15 kilómetros han sido, como es habitual, los más trepidantes de la prueba. Los bikers se lanzan por Landazuría (una zona de riego plana o cuesta abajo) para tratar de sacar distancias antes de llegar a la subida a la ermita del Yugo, donde es fundamental haber administrado bien las fuerzas para afrontarla con éxito.
Es en ese kilómetro de la subida donde se ha visto una vez más todo el apoyo y el respaldo del público que empujó a los ciclistas con sus gritos de ánimo (a veces también lo han hecho físicamente) para después lanzarse en un loco descenso hasta la línea de meta donde se alcanzan velocidades de infarto y donde, de verdad, se juega el triunfo y el honor de pasar en primer lugar la meta de una prueba que, sean cuales sean las condiciones, nunca defrauda.