Minutos antes de las 11.30 horas, Idoia Sebastian e Itziar Iragorri sentían una mezcla de “emoción y nervios” ante su primera experiencia como porteadoras de la imagen de San Fausto. A su lado, Urko Izagirre y Julen Cirión esperaban concentrados al especial y emotivo acto que todos los basauritarras llevaban esperando dos años. “En 2020 fue suspendido y el año pasado tan solo se subió y se bajó al santo, no se pudo hacer nada más”, explicó Izagirre. Ante un nutrido grupo de personas concentradas ya delante de la lonja Galarreta, la joven Itziar no podía ocultar su “orgullo” por ser, junto a su compañera y compañeros de la cuadrilla Txikerrak, una de las protagonistas de un momento “muy importante para el pueblo y tener la oportunidad de formar parte de ello es un privilegio”. Respecto a las pautas recibidas para realizar la tarea encomendada a la perfección, Julen aseguró que “no nos han dicho nada especial, tan solo tenemos que ir compensados en peso y altura y seguir el paso tranquilos”.
Y así lo hicieron durante todo el recorrido de una procesión que discurre entre el barrio de San Fausto y la iglesia de San Pedro. La comitiva estuvo encabezada por la Escarabillera y la banda de música y tras la imagen de San Fausto se posicionó la corporación municipal con su primer edil, Asier Iragorri, al frente y los dos alcaldes txikis, Izaro Suero y Eder Gómez. Fueron centenares las personas que acompañaron al santo hasta la parroquia y otras tantas las que vieron su paso desde las aceras e incluso desde los balcones. ¡Gora San Fauso!, se escuchó en varios momentos de la emotiva procesión. Y como cabía esperar, la iglesia de San Pedro se quedó pequeña para albergar a los fieles, devotos y asistentes a la misa en honor a los difuntos de las cuadrillas.
Durante el oficio religioso, la Escarabillera esperó paciente frente a la entrada del templo, pero no estuvo sola. Fueron muchas las personas que se acercaron para inmortalizarse junto a ella, como por ejemplo el grupo Jatorrak de 12 divertidas mujeres disfrazadas de amamas. “Estábamos esperando este día como agua de mayo. Siempre salimos juntas a desayunar, saludar al santo e ir a comer y, después de dos años, ¡ya teníamos muchas ganas!”, explicaron. Y su petición a San Fausto estaba clara: “que aleje el virus de nuestro pueblo y que el año que viene vivamos las fiestas con mucha más fuerza e intensidad”.
Soka Dantza y comida
Tras la misa, y antes de dar inicio a la procesión de regreso del santo a su hornacina, los dantzaris de Edurre Dantza Taldea interpretaron la Soka Dantza en una plaza abarrotada y entregada al ambiente festivo. El protagonismo, en esta ocasión, fue de los hombres que, tal y como es costumbre, fueron invitando a chicas del público a unirse al baile.
Y las 16 cuadrillas, esas que llenan las calles de Basauri de color y alegría, esas que se esfuerzan en trabajar por y para las fiestas, pudieron volver a compartir ayer mesa y mantel en una masiva comida popular que reunió a 3.000 mozos y mozas. Fue, sin duda, una jornada de San Fausto muy especial que se cerró con el concierto de Los Gandules y que sirve de punto de partida para encarar el último fin de semana festivo.