Partizán y Baskonia se ven una vez más las caras en la Euroliga. En la última ocasión, en el Buesa Arena, con triunfo local por 88-82, supuso el punto de inicio de esta edición. Soplaban otros vientos. Existía una ilusión por meterse nuevamente entre los ocho elegidos, o diez en el peor de los casos con la presencia del play-in. Hoy día, cinco meses después, y ejerciendo de visitante en el Belgrade Arena, a falta de ocho jornadas, tres son los partidos de distancia para no apearse del torneo a la conclusión de esta fase regular.
En el regreso a la competición tras la última ventana FIBA, es obligado pensar que, teniendo que afrontar dos partidos en apenas 48 horas, el de Andorra el domingo (17 horas), con la clasificación para los play-offs de la Liga ACB en juego, es más importante que el de esta noche (20.30 h.) en la capital serbia.
El gran maestro Zeljko Obradovic se cruza por enésima ocasión en el camino de los azulgranas. Lo hace en un buen momento, habiendo ido de menos a más con el paso de las semanas, y claramente en la pelea por lograr el objetivo de meterse entre los elegidos con un balance de 14-12, tres triunfos más que la tropa que dirige Pablo Laso.
Sin olvidar el añadido ambiental, calificado de infierno, aunque contará con un aforo limitado, aunque este será de 15.000 peronas, al ser sancionado el club por el comportamiento de su afición en el derbi de la ciudad contra el Estrella Roja de Dusko Ivanovic, el entrenador gazteiztarra contempla un duelo de extrema dureza ante los blanquinegros. Destaca "tres jugadores determinantes en el exterior, Carlik Jones, Duane Washington y Lundberg, y Sterling Brown como gran anotador. Jugadores versátiles de tres y cuatro como Bonga y Pokusevski, y dos interiores muy reconocibles como Jones y Brandon Davies".
Para opositar a la potente escuadra balcánica, Laso espera recuperar a Sander Raieste, no así a Kamar Baldwin. Markus Howard y el capitán Tadas Sedekerskis, determinantes en la victoria registrada en Zurbano sobre Partizán, son dos de los que sí pueden apuntarse a la causa de dar un golpe de mano en Belgrado y así apurar las opciones actualmente existentes antes de que el Zalgiris llegue el jueves a la Green Capital.