Tras caer ante el Partizán, Baskonia tiene esta tarde (19 horas) la imperiosa necesidad de derrotar en Kaunas al Zalgiris y así volver a contar con opciones de acabar al menos octavo en la fase regular de la Euroliga. Después de muchas semanas en él, lo del martes en Belgrado ha complicado, y mucho, el horizonte más cercano de los entrenados por Dusko Ivanovic.
Varias son las cuentas pendientes que tiene la escuadra azulgrana para este choque. Por un lado, cerrar la racha de tres derrotas encadenadas en el continente lejos del Buesa Arena, donde el 19 de octubre los lituanos le dieron un buen repaso, 82-99. Y, por último, quitarse la espina profundamente clavada en aquella jornada final del pasado curso que en el Zalgirio Arena deparó no entrar en cuartos de final cuando en muchos momentos que pareció algo hecho para aquel roster de Joan Peñarroya.
El cuadro báltico queda a dos partidos del play-in con cuatro por jugar una vez se ha deshecho esta semana con claridad (96-81) dela Virtus. El problema para Andrea Trincheri y su muchachada es que, sí a dos partidos del décimo, pero es decimoquinto. Demasiado tráfico como para que el average no acabe decidiendo en abril la suerte de todos los implicados. Esta bien puede significar su última bala.
Frente al mejor equipo de la competición en triples, se espera contar con el concurso del capitán Tadas Sedekerskis a pesar de la rodilla izquierda lastimada en la capital serbia. Todo hará falta para imponerse, mejorando sensiblemente, con respecto a la última actuación, los capítulos de las pérdidas y los rebotes, además de transiciones más rápidas y efectivas, ante un rival que está mostrando sus garras ante su gente, con cinco victorias en sus seis últimas apariciones que han hecho olvidar aquellas cuatro consecutivas de final de año para el exbaskonista Rokas Giedraitis y sus actuales compañeros.