VENECIA – El Festival de Venecia abrió ayer su competición por el León de Oro con White noise, una mordaz crítica al sentido apocalíptico de la vida y a la desinformación dirigida por Noah Baumbach y protagonizada por Adam Driver y Greta Gerwig.
“Esta película habla de la vida y de la muerte porque debemos reconocer que ambas coexisten, forman parte de una misma cosa”, instó el cineasta neoyorquino, que volvió a Venecia tres años después de estrenar Marriage story (2019).
Ahora lo hace con White noise, una adaptación para Netflix del homónimo clásico posmoderno que Don DeLillo publicó en 1985 y que él mismo leyó en su juventud por recomendación de su propio padre, impactándole considerablemente.
La cinta, acogida con cierta frialdad en su proyección, relata el intento de una familia estadounidense para capear sus problemas más mundanos mientras digiere o ahonda en misterios de la vida como el amor, la muerte o la felicidad.
Jack (Driver) es un padre de familia experto en “estudios avanzados hitlerianos” obligado a proteger a su esposa (Gerwig) y sus cuatro hijos el día en el que un desastroso accidente químico cubre su apacible ciudad con una nube tóxica de temidos efectos.
La película bien podría resumirse con una de las frases de su guión: “La familia es la cuna de la desinformación”. Porque sus integrantes aparecen temerosos de desdichas muchas veces infundadas o exageradas y aferrándose a cualquier remedio o creencia que alivie la certeza de que alguna vez morirán.
Es, en definitiva, una sátira sobre “el persistente sentido de ruina a escala global”, tal y como se llega a mencionar en otro momento de la obra, rodada con un estilo teatral y en muchas ocasiones humorístico, tal y como explicó Baumbach. – Efe