El presidente de BBK, Xabier Sagredo, acaba de informar de que la fundación bancaria ha finalizado la dotación del fondo de reserva de Kutxabank dos años antes del límite establecido por el Banco Central Europeo. Sagredo ha destacado en una rueda de prensa que se trata de "un hito de gran relevancia" para BBK, que optó en 2013 por seguir manteniendo el control del banco de las antiguas cajas de ahorro de la CAV y "garantizar su arraigo". Para ello, ha tenido que crear un colchón de 231 millones de euros con el que "acudir al rescate" de Kutxabank en el caso de una crisis de solvencia.
Lo cierto es que la entidad financiera ha ganado músculo de capital año tras año y es el líder del sistema estatal en ese capítulo. De modo que el fondo de reserva, que BBK ha engordado religiosamente cumpliendo las exigencias del regulador, es más testimonial que efectivo. La solidez del banco está fuera de toda duda. Como no podía de ser de otra forma, la fundación bancaria vizcaina ha cumplido con el mandato e incluso ha logrado completar el colchón anticrisis antes de tiempo. En concreto con dos años de antelación, a pesar de que cabía la posibilidad de solicitar una prorroga de un año.
De ahí, que el presidente de BBK haya destacado que "todo esto ha sido posible gracias a la buena gestión" realizada por la antigua caja de ahorros. Y que lo hay hecho además "incluso incrementando y afianzando" su presupuesto de obra social, "la más grande del Estado". La fundación bancaria vizcaina mantiene de este modo el control del 57% de Kutxabank, y continuará "garantizando el arraigo" de la entidad financiera vasca, "la principal empresa de servicios de Euskadi, que da empleo a más de 6.000 familias".
El camino "más complicado"
Poco después de la puesta en marcha del banco, BBK tuvo que elegir entre conservar su participación mayoritaria, lo que conllevaba la dotación del fondo de reserva, o desinvertir y abrir su cuota de capital a otros agentes. La fundación bancaria optó por seguir el camino "más complicado" porque entendió que era el "más favorable para el banco, el accionista y para el resto de stakeholders del grupo (empleados, proveedores, clientes y sociedad en general)".
Una venta parcial del banco siempre habría estado penalizada por el mercado, con descuentos superiores al 60% respecto al valor de la entidad, según los cálculos de BBK, que además habría perdido parte del dividendo con el que hace frente a la obra social. Por todo ello, Xabier Sagredo ha sostenido que "mantener el control" de Kutxabank, fue "una decisión acertada".