Pasado el primer impacto de la sorpresa provocada por el anuncio del BBVA de presentar una OPA hostil para hacerse con el Banco Sabadell, la entidad financiera que preside Carlos Torres medita los próximos pasos en un proceso que, inevitablemente, va a presentar una características muy diferentes a la habitual discreción con la que las altas esferas empresariales prefieren encauzar estos procedimientos.
El primer paso para el BBVA será presentar la solicitud de autorización de esa OPA hostil ante la CNMV, algo que debería producirse antes del 23 de mayo, toda vez que tanto en el anuncio publicado ante la CNMV como ante los medios, el banco se dio un plazo de dos semanas –a partir del anuncio del pasado 9 de mayo– para formalizar esa acción.
Son varias las autorizaciones que se requieren para que la OPA fructifique. Así, además de la propia CNMV, deberá acreditar la de la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC), el Banco Central Europeo (BCE) y el supervisor británico. También necesitará la aprobación de las autoridades de defensa de la competencia de Estados Unidos, México y Portugal y la notificará, de forma voluntaria, a las autoridades de competencia de Reino Unido.
La formulación es, por lo tanto, compleja. BBVA tiene intención de acelerar la presentación de estas solicitudes “tan pronto como sea posible”, pero la finalización de la OPA no será rápida. El banco calcula que recabar todas estas autorizaciones y celebrar la junta de accionistas para aprobar la ampliación de capital que implica la OPA hostil conllevará un plazo que oscilará entre seis y ocho meses. A partir de ahí, el banco lanzaría propiamente la oferta sobre la totalidad del capital de Sabadell, que se extendería un máximo de 70 días.
Pero también van a entrar más en juego consideraciones más allá de lo técnico. En el anuncio, BBVA tampoco descarta que la OPA necesite la autorización de la Comisión Europea, siguiendo lo establecido en el Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo de 14 de diciembre de 2022 sobre las subvenciones extranjeras que distorsionan el mercado interior.
POSICIÓN EUROPEA
Y es aquí donde empiezan a aparecer nuevos posicionamientos. En una reciente entrevista en el canal Bloomberg, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha abierto la puerta a fusiones transfronterizas de bancos, lo que se interpreta como una sugerencia para que BBVA redirija su OPA hacia alguna entidad gala. Todo dentro de la estrategia de fortalecimiento del mercado único que abandera el ex primer ministro italiano Enrico Letta, autor de un informe remitido a los Veintisiete en el que se aboga por la consolidación del mercado europeo como fórmula para plantar cara a las economías de China y Estados Unidos, que crecen a un mayor ritmo que la UE. No obstante, después de una primera postura basada en la prudencia, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha expresado la “preocupación” por la “posible excesiva concentración” bancaria y por el efecto “negativo o lesivo” en términos de competencia que la fusión podría tener.