La Cultural de Durango no ha encontrado aún la regularidad que desea. El cambio del cuerpo técnico, liderado por Beñat Etxebarria (Bilbao, 1982) –exentrenador del Uritarra–, y una plantilla que se ha remozado prácticamente en su mitad son algunas de las razones por las que al conjunto blanquiazul le cuesta ser fiable. Recorridas once jornadas del grupo IV de Tercera RFEF, la Cultu, como le denominan popularmente, da una de cal y otra de arena, y solo ha sido capaz de encadenar dos victorias en una sola ocasión, jornadas quinta y sexta. Así y todo, asoma en la séptima plaza de la tabla y los puestos de play-off, que es el gran objetivo de la entidad, dista a un único punto gracias a su victoria el pasado fin de semana en Tabira sobre el Deusto (4-0), aunque el domingo le toca comparecer en Lasesarre, donde rinde visita al Barakaldo, líder indiscutible al sumar 31 de los 33 puntos posibles. Etxebarria, con todo, ya dio la campanada el curso pasado en Lasesarre, cuando se impuso como técnico del Uritarra, que también ganó en feudos complicados como La Florida y Sarriena, por lo que no descarta nada pese a ser consciente de la jerarquía aurinegra. “El objetivo no tiene que ser otro que ir a ganar. Los números del Barakaldo son espectaculares, ha ganado diez partidos y ha empatado uno, solo ha encajado dos goles, tiene un equipazo, pero no concibo ir a Lasesarre pensando en no encajar muchos o si cae un empatito”, avisa.
En la última jornada, la Cultu sacó lo mejor de sí para golear al Deusto, uno de sus rivales directos, aunque llamó la atención un resultado tan abultado, como reconoce el propio Etxebarria. “Para mí, el Deusto es, tras el Barakaldo, el mejor equipo en cuanto a concepción de equipo. De medio campo hacia adelante juega dinámico, muy alegre, bonito de ver… Estaba convencido de ganar, pero no por 4-0. Ha habido partidos en los que hemos gozado de ocasiones y no hemos sido capaces de meter y el otro día generando menos tuvimos más acierto”, declara el preparador blanquiazul, que pone el acento en la irregularidad que ha mostrado hasta la fecha su colectivo, que a día de hoy no luce lo que quiere. “Es un equipo que aún está por hacerse. Han pasado once jornadas y todavía no hemos encontrado nuestro ADN, el ideal que podamos tener para hacernos mejor, aunque creo que cada día estamos más cerca de ello”, reflexiona el bilbaino, que define a esta Cultu: “Somos un equipo ambicioso, que más allá del campo y del rival quiere ganar todos los partidos, y a partir de ahí queremos llevar la iniciativa y ser protagonistas”.
Igualdad
“Ves nuestra irregularidad y estás a un solo punto del play-off, que habla de la igualada que está la liga”, reflexiona Etxebarria, que resalta esa intensidad competitiva del grupo IV y la aspiración de su equipo a colarse entre los cinco mejores a finales de curso. “Es una liga muy abierta, quitando al Barakaldo, que está por encima, y el Aurrera de Vitoria, que está un poco por debajo, el resto estamos muy igualados. Ese grupo de candidatos a estar en play-off es muy amplio y creo que nos podemos meter”, expresa el técnico de la Cultural, que cuenta con una plantilla que combina experiencia y aire fresco: “ No hay muchos veteranos. Está (Jon) Carracedo, que está jugando, Kevin (Calle), que llega del Portugalete, pero a partir de ahí (Unai) Arizmendiarrieta es el capitán con 25 años y se han fichado a tres jugadores sub’23, enfocado a proyecto a medio plazo”.
Un proyecto que Beñat Etxebarria entiende como “bonito” después de cerrar su etapa de nueve años en el Uritarra, en el que consiguió “diferentes ascensos hasta llegar a Tercera División la temporada pasada, que no pudimos mantener”. “Surgió la opción venir a la Cultu y estoy contento a todos los niveles. Otro tipo de club, otro tipo de idiosincracia, más medios… Es un reto bonito y toca aprovecharlo”, afirma el entrenador bilbaino, que dice no tener vértigo por la supuesta presión que supone dirigir a un conjunto de la solera de la Cultural de Durango, que ha militado incluso en la extinta Segunda División B. “No sé si es presión la palabra, es autoexigencia. Es lo que te puedes enseñar a ti mismo, consciente de que quizá el entorno aspira a mucho más de lo que podíamos aspirar en el Uritarra, pero no deja de ser más que autoexigencia y en ese sentido intentamos ejercer lo mejor posible”, sentencia.