Vida y estilo

Benito Lertxundi: “Venía arrastrando esa sensación de no gustarme en el escenario”

El cantante anunció que abandonaba los escenarios, presentando su último álbum lleno de emociones
El legendario Benito Lertxundi durante uno de sus conciertos.	[Fotografía: ]
El legendario Benito Lertxundi durante uno de sus conciertos. [Fotografía: ] / Javier Bergasa

Actualizado hace 6 minutos

Tras el anuncio hace unas semanas de que abandonaba los escenarios, una decisión que llevaba fraguándose desde hace ya un tiempo, el Bardo de Orio se despide por todo lo alto con un disco cargado de emoción y de recuerdos, muy vivos para quienes le acompañaron en su último concierto en 2023 en el Jai Alai de Gernika.

Hace unas semanas todos los medios se hicieron eco de su despedida. ¿Siente que le queda algún deseo por cumplir sobre los escenarios?

-Bueno, no. Lo que había que hacer ya se ha hecho. No soy de nostalgias ni de apegos. Me desligo muy fácilmente de las cosas pasadas. 

Más difícil es desligarse de las emociones. Cada vez que sus seguidores escuchan sus canciones sienten un maremoto de ellas. Lloran, sonríen..., pero sobre todo cantan. ¿Qué sentimientos le inspiran a usted sus temas? 

-Normalmente me asocio emotivamente con las canciones en el momento de la creación. Cuando surge la chispa de la creación y estoy tirando de ese hilo es cuando surgen momentos emotivos y explosivos. Luego, cuando uno va dándole vueltas y tratando de darle el desarrollo o completar la canción, se familiariza y se va gastando un poco esa emoción. Las emociones son momentos, como la erupción de un volcán que surge y luego va pasando. Eso me ha ocurrido a mí. 

Hablando de momentos, cabe recordar cómo hace sesenta años un joven autodidacta emprendió una carrera musical. ¿Se imaginaba que aquellos pasos le conducirían al lugar en el que se encuentra ahora?

-Bueno, tendencia a soñar tenemos todos (risas). También he tenido una faceta que por lo que me cuentan no parece ser muy repetida, y es que yo soy muy de vivir el instante. No le doy mucho recorrido en mi imaginación al largo plazo. No me quiero encerrar en el placer que siente el ego. Yo tengo la impresión de que aprendí a mirar al ego, y tampoco me gusta regodearme demasiado en esos sentimientos. Siento lo que es la bocanada cuando surge, y soy de lágrima bastante fácil, pero también sé relativizar en los sentimientos, porque el autoengaño suele estar presente. 

Está claro que los ingredientes infalibles para triunfar en la música y en la vida son tener ganas y esa chispa de emoción.

-Siempre he tenido presente lo privilegiados que somos los que nos dedicamos a la canción. La canción es una materia tan sutil que, dedicarse a crear ese material que ataca a nivel emocional y las historias que surgen desde esa explosión emocional, sentir que se pertenece a ese oficio, es un privilegio que está ahí. Yo lo he sentido como un premio muy grande. Ser demasiado ambicioso de alguna manera también es estropear todo eso. 

Este oficio le ha llevado también a acercar a mucha gente a Euskal Herria y al euskera. ¿Cómo se siente siendo consciente de ese hito?

-Se cuenta eso y yo tengo que creer que esas cosas están ahí. Estos días estoy sorprendido porque en principio yo no quise hacer esta publicación. Tomé esta decisión en enero, y estuve como frenando a algún medio que me llamó cuando se enteraron. Luego en el camino me he encontrado con un disco que me ha llevado a hacer esa presentación y contarlo. Pero la explosión que ha supuesto esto me ha dejado sorprendido.

¿Le ha sorprendido la ola de gente que le ha arropado en este agur? 

-Sí, sobre todo estamos recibiendo expresiones muy emotivas, y me sorprende un poquitín esta explosión. De alguna manera esperaba que dijeran: “Qué pena”, pero hemos observado incluso cierto desgarro, y eso me resulta sorpresivo. 

Es cariñoso hasta el apelativo que usan para referirse a usted, el Bardo de Orio.

-(Risas). Existen palabras gruesas, y hay veces que por una u otra razón a uno le rodean esas palabras. Si a la gente le sugiere ese término para expresar algo, ¿qué voy a hacer yo?

El anuncio de la despedida está claro que tenía que ser cerca de la música, porque 18 álbumes es una cifra considerable. El anterior disco era Ospakizun gauean, pero en este, a pesar de ese adiós, también hay mucho que celebrar, ¿no?

-No soy muy de celebraciones. A veces pienso que somos la única especie que celebra la vida. Se hacen canciones sobre la vida, y creo que otras especies no tienen necesidad de ello. Simplemente viven la vida plenamente. No encuentro yo razones para celebrar ciertas cosas. Están ahí, son bienvenidas, pero la celebración va unida a esa cuestión del ego, del aplauso, de vítores... Y esto para una mente que quiere estar alerta es un poco peligroso. 

A veces pienso que somos la única especie que celebra la vida

La publicación de su disco se acerca sin embargo a una celebración muy marcada en el calendario, la Navidad.

-El mundo de la celebración, ese calendario lleno de días por celebrar, lo veo como un calendario folclore. No encuentro una razón profunda para cumplir con ciertas cosas, y eso me pasa con la Navidad, aunque de niño estaba, naturalmente, muy condicionado, y como salíamos a la calle a cantar, lo recuerdo como un día de celebración, felicidad y luces. 

¿Esos villancicos por las calles fueron sus primeros acercamientos a la música? 

-Sí, seguramente. Yo no empecé a cantar un día sin más. Esas cosas se traen. Tampoco estaba previsto que yo fuera a ser artista, que fuera a dedicarle toda la vida y que mi profesión iba a ser esa. Yo nunca imaginé eso. Simplemente tenía una llamada interna, me gustaba la música y las canciones. Un día, por casualidad, me tocó cantar en público el día de Santa Cecilia y la verdad es que ese día conocieron al otro Benito. Al Benito que cantaba en formación coral no le habían visto en individual. Y luego, tirando por ahí, me presenté a un concurso de artistas noveles en Donostia. Pero me siento un poco en contradicción, porque nunca me pareció que fuera de esa pasta de hacer vida pública, y sin embargo he estado sesenta años en ello. 

Sesenta años además muy bien acompañado. ¿Le gustaría lanzarle algún mensaje a quienes han estado con usted todo este tiempo, escuchando su música? 

-Yo les deseo a todos que sigan disfrutando y sean lo más felices posibles con música, sin música y en todas las fiestas de la vida. 

¿Y qué desea para usted? 

-Yo aprendí a vivir el presente, pero eso no quiere decir que me haya olvidado de mi agenda ni de mis rutinas. El tiempo es un concepto engañoso, ya que tenemos memoria. Ahora mismo estoy hablando contigo y estoy recordando cosas pasadas, pero también soy muy consciente de que todo eso es un poco ilusorio y además es un depósito por donde también de alguna manera diseñamos el futuro. Yo deseo estar bien, tener buena salud... Y deseo también tener algo que comer cuando tengo hambre, algo que beber cuando tengo sed, y algo de calor cuando tengo frío, pero los deseos los relativizo mucho. Son pequeñas fiestas. 

Ahora nos reencontramos con usted en este disco tan especial, en esa pequeña gran fiesta en Gernika. ¿Qué se lleva de aquel concierto? 

-Me acuerdo perfectamente de lo frustrado que me sentí en ese concierto, porque había dos direcciones. Por un lado, el Jai Alai era una bomba de emociones, y por otro lado ya venía arrastrando esa sensación de no gustarme en el escenario y de no estar a la altura de lo que merecía aquel público. Eso está muy vivo en mi recuerdo. Y, por otro lado, los que hicieron posible ese concierto fueron una banda de jóvenes, Haziberri. Es una gente con una calidad enorme. Hemos hecho una gran química y lo que he sacado es la amistad con estos jóvenes. El disco además no es un proyecto. Yo tomé la decisión de abandonar la música y ha venido como ha venido, y gracias a esa casualidad tengo un disco más en el mercado. 

Personal

Con una gran trayectoria a sus espaldas, que abarca sesenta años, grandes canciones y un total de dieciocho álbumes, hace unas semanas el conocido por muchos como el Bardo de Orio anunció su despedida de los escenarios con un disco muy especial, el que recoge el concierto ofrecido allá por 2023 en el frontón Jai Alai de Gernika. 

El bautizado como ‘Gernika kontzertuan’ alberga algunas de sus canciones más míticas, y además lo hace en una compañía inmejorable, la de Haziberri, los organizadores de aquella inolvidable cita con la música de noviembre de 2023 y recogida ahora en un CD doble que se podrá adquirir con los diarios del Grupo Noticias. 

2024-12-15T11:46:07+01:00
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