La última vez que Francia afrontó un Mundial de fútbol con un Balón de Oro en sus filas fue en 1998. Pero entonces, la anfitriona de aquel torneo, todavía no sabía que Zinedine Zidane iba a lograr el premio unos meses más tarde. En Catar se disponía a conservar el título planetario con el recién elegido Balón de Oro, Karim Benzema, pero el futbolista del Real Madrid sufrió una dura lesión en el último momento y no podrá aportar su calidad a la selección. De golpe, Francia se queda sin un importante aporte de calidad, un jugador que prometía elevar el nivel de la campeona del mundo en un momento en el que las bajas habían mermado su centro del campo.
“Es un golpe duro, pero aunque sea un jugador muy importante para nosotros no podemos bajar los brazos, tenemos que seguir trabajando. Tenemos un Mundial por delante y hay que centrarse ya en el primer partido”, aseguró Antoine Griezmann. Benzema tenía asegurado un puesto fijo en la delantera francesa junto con Kylian Mbappé, una dupla de muchos quilates que convertía a Francia en una de las grandes favoritas. El seleccionador tendrá en ataque unas bazas similares a las que tuvo en Rusia. Didier Deschamps aseguró ayer domingo que no convocará a ningún futbolista para ocupar la plaza libre dejada por Benzema. “Es un duro golpe, evidentemente. Karim hizo todo lo posible para recuperarse. Fue un gesto anodino. Era la pierna y ahora ha sido el isquio”, señaló el técnico a la televisión TF1, donde afirmó que no hubo ningún choque en la lesión: “Ni siquiera un aceleración o un disparo”. “En un entrenamiento te puedes lesionar y nunca es el buen momento. Pero se hizo lo que había que hacer”, aseguró para rechazar que el retorno al entrenamiento colectivo fuera precipitado. Deschamps no quiso dar más explicaciones sobre el hecho de no convocar a otro jugador en su puesto y afrontar el Mundial con 25 unidades: “Lo he decidido, nada más”.
Dos nombres emergen con fuerza: Olivier Giroud y Ousmane Dembelé. El primero, que entró de rebote en la lista de convocados, apunta a titular en la punta del ataque francés, mientras que el barcelonista puede ahora ser una opción imprescindible para el técnico.
Falta por ver si, como parecía en los días previos, Griezmann oficiará de enlace o si el seleccionador le coloca en el tridente de ataque. “Estaré al 200 % para ayudar al equipo”, aseguraba el pasado jueves Giroud, que lleva semanas jugando el papel del fiel soldado dispuesto a sacrificarse por el equipo. A sus 36 años, el jugador del Milan tendrá una nueva oportunidad de brillar con Francia, con quien está a dos goles de empatar con Thierry Henry como máximo goleador histórico de Francia.
La alternativa Dembelé, que antes de la Eurocopa de 2021 tuvo un contratiempo similar al que ahora vive Benzema, puede ser el gran beneficiado de la baja del madridista. El extremo del Barcelona estuvo en el grupo de los titulares durante toda la semana, pero el sábado, coincidiendo con la reintegración de Benzema en el entrenamiento colectivo, pasó a ocupar un puesto entre los suplentes. El barcelonista, un futbolista de características muy peculiares, ya fue titular en el debut de Francia contra Australia en el Mundial de Rusia. Pero no debió de convencer al técnico, que desde entonces le sacó de su nómina de partida. Deschamps, que tenía de plazo hasta hoy, víspera de su debut contra Australia, para convocar a otro jugador, anunció que no lo haría y que prefiere apoyarse en los 25 que vienen trabajando desde el pasado lunes.
Sin Benzema, Francia fue campeona del mundo y nadie echó de menos al jugador del Real Madrid, que por entones era un apestado en la selección después de que una jueza le procesara por complicidad en chantaje a su compañero de selección Mathieu Valbuena. El equipo tendrá que volver a sus bases y a afrontar un Mundial sin el atacante. Su pérdida se suma a las de dos de los pilares del título mundial, Ngolo Kanté y Paul Pogba.