Con Casas y tumbas, Bernardo Atxaga (Asteasu, 1951) anunció en 2019 que se retiraba de la novela y ha cumplido su palabra. Sin embargo, desde entonces, no ha dejado ni un solo día de escribir. “Tengo una buena idea para una novela, estoy esperando que las musas me inspiren, pero lamentablemente no sé cómo seguirla. Las musas callan, no dicen nada, no quieren encenderme la continuación. Lo que realmente me apetece es escribir una enciclopedia personal, íntima. Ya tengo 150 páginas escritas con notas para ella”, confiesa Jose Irazu o Bernardo Atxaga, como es conocido en los más de 33 países en los que ha sido traducida su obra. Atxaga, por el segundo apellido de su padre; Bernardo, por un compañero de estudios en la Universidad de Sarriko, que le prestó una máquina de escribir para hacer el artículo que firmó por primera vez. El mundo de Obaba catapultó a Atxaga a lo más alto de la literatura, después le siguieron títulos como El hombre solo, Esos cielos, El hijo del acordeonista, Siete casas en Francia, Casas y tumbas... Desde que el escritor ha renunciado a los moldes de la novela y ha abierto más su universo literario, confiesa que escribe más libre y con más tranquilidad. A sus 71 años, reconoce que se encuentra en la tercera vuelta de su vida y que se sigue entusiasmando con facilidad con sus nuevos proyectos. Ahora acaba de publicar Un grillo en la autopista (Folch & Folch Editors), una traducción al castellano de Kilker bat autopistan, que se presenta como un texto clave para entender el mundo convulso de hoy en día.
¿Cómo surgió este libro?
Durante tres temporadas, cada lunes por la mañana llevaba mis folios al programa de Maite Artola en Euskadi Irratia y leía un texto que siempre tenía que ver con algo que había ocurrido durante esa semana. Esos textos se hicieron voz para leerlos en la radio y luego los he retomado y los he vuelto a hacer texto. Primero, se publicó en euskera y ahora en castellano y catalán. Eligieron este libro para el Premio Nacional de Ensayo, no tenía muchas posibilidades porque realmente son artículos, no ensayo tal y como se entiende. Pero gracias a esa elección nos pagaron la traducción desde el Ministerio y Asun (Garikano, su pareja) y yo lo hemos podido hacer.
Usted mismo se pregunta en el prólogo dónde colocar este libro, en cuál de los canales de la corriente general de la literatura, en qué estantería...
Como pasa en todo, en la literatura también se hacen clasificaciones, etiquetas... Entre los géneros está la novela por excelencia, pero dentro de la literatura hay cantidad de textos que quedan fuera, por ejemplo la poesía, el ensayo... son difícilmente clasificables. Este libro es un híbrido, son reflexiones, pero al mismo tiempo textos narrativos, algunos más que otros. ¿Dónde colocarlo? Lo mejor sería que el librero lo tuviera al lado de la mesa en la que está la caja registradora. Decía mi amigo Javi Escudero, de Verdes, que los que están allí se venden más porque a la gente igual le sobran unos euros y preguntan y ese cuánto vale. Y se lo llevan (bromea).
Aborda muchos temas conflictivos, a veces más poéticos, a veces con humor, pero siempre con una fuerte perspectiva crítica.
Uno de mis objetivos a la hora de escribir es no inducir bulla, sino calma. Y luego me interesa que no haya énfasis. Dicho de otra manera, que haya humor. La gente que va cargada de razón me espanta. Me distancio de esa forma de pensar, por eso recurro al humor, a la narración; la acritud no me interesa. Que un tema sea serio, grave, no implica que el que vaya a hablar de ello lo haga gritando o insultando. Eso es un mal en sí mismo, lo único que aporta es, como dicen en Cuba, más mielda a la discusión. Si estuviéramos hablando de ropa, diríamos que el humor es una forma de quitarle el apresto. El humor abre siempre espacio, invita al lector a entrar en los temas, no se pone delante del lector amenazándole con cualquier improperio, relativiza un poco.
¿Se siente Bernardo Atxaga como un grillo en una autopista?
El tema nos llevaría muy lejos, pero siempre pienso en la crítica que apenas tiene espacio. Lo difícil es hacer crítica contra los discursos gobernantes, contra los camiones, los buses que pasan por la autopista, ser un grillo en contra de todo ese ruido. A nadie le gusta que le hablen del árbol torcido, ni siquiera humorísticamente; en general, la gente se asienta en su ideología como un señor en un sofá, no quiere ni una duda. Si todos los lunes tienes que hablar sobre lo que ha ocurrido en la semana, hay que agarrar el asunto. Pero jamás hice una crónica periodística, eran reflexiones, el periodismo no es mi campo.
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Se moja sobre muchos asuntos, los niños transexuales, el vertedero de Zaldibar, el euskera, la cultura vasca, incluso sobre el rey emérito...
Siempre digo que mi animal totémico es el perro fox terrier porque, en general, no reculan, no dan un paso atrás. Los temas que te llegan son difíciles, la primera tentación es no meterme en ese asunto, escribir de otras cosas, pero creo que la obligación de un escritor es hacer frente a la realidad, insisto, de una manera no autoritaria, no agria, humorística, narrativa. Muy empecinado y muy fanático tiene que ser el lector para no aceptar, por lo menos, esta lectura.
115 historias que dan para mucho, entre las que se encuentran algunas sobre la mujer.
Cuando participaba en este programa, durante una semana se habló mucho de la autonomía de la mujer y entonces recordé una historia terrible de manipulación. A principios del siglo XX que las mujeres fumaran estaba muy mal visto, se asociaba a la prostitución... Fue un hombre, Edward Bernays, sobrino por partida doble de Freud, quien puso a todas las mujeres a fumar, inventando una campaña que asoció fumar con la libertad de la mujer.
Su obra ha sido traducida a 33 idiomas y hay una prestigiosa editorial japonesa, Shogakukan, que ha incluido su libro ‘Shola’ en las mejores creaciones infantiles de la literatura universal.
La editorial, que ha cumplido 100 años, ha publicado una caja/recopilación con contenido de lo que ellos consideran los mejores libros infantiles de la literatura universal. Entre los 125 escogidos, han elegido uno de los míos, Shola, que se ha publicado en euskera y castellano. En castellano, sólo han elegido tres obras, entre ellas la mía. Eso no quiere decir que sea lo que más se vaya a vender porque el catálogo no está en papel, se puede acceder a él a través de descargas. Depende del número que se haga, saldrá en papel o no saldrá, a mí me encantaría jubilarme con el dinero que podría dar el libro en Japón (ja, ja, ja...).
Obaba también ha sido seleccionado por una prestigiosa publicación norteamericana entre los 100 territorios literarios más importantes de la historia.
Hay un catálogo de lugares literarios y ahí metieron Obaba. Cuando recibo estos reconocimientos me llevo una alegría, me produce placer, muy somero, porque no echo las campanas al vuelo. Es bonito que pasen estas cosas, pero la persona que piensa mucho en sus éxitos se vuelve un poco tonta. Es como cuando tienes una cajita muy bonita y de vez en cuando la sacas, con los éxitos ocurre lo mismo, los tienes, los guardas, pero no fanfarroneas con ellos.
En 2021 anunciaba que se retiraba de la novela, que quería ser más libre escribiendo...
A partir de una edad, lo que necesitas son ganas de hacer cosas. Me acuerdo que entrevisté en Nueva York a Caro Baroja cuando éste era muy mayor y me di cuenta de que ya no tenía ganas de escribir; estaba cansado. ¿Novela? Estoy esperando que las musas me inspiren, tengo una buena idea, pero lamentablemente no sé cómo seguirla. Las musas callan, no dicen nada, no quieren encenderme la continuación. A mí lo que me apetece es hacer una enciclopedia personal íntima, que es lo que voy a hacer. Voy a hablar de muchas cosas que he visto, que me he encontrado, tengo muchas notas, el estreno de una película, lo que he encontrado en un libro... Con eso, que ya tengo 150 páginas, pienso escribir esa enciclopedia.
Ha anunciado que también está escribiendo un libro de poemas...
Espero publicarlo este año. Se llamará Exteriores del paraíso. Es un libro especial. En realidad, más que un libro de poesía, es un artefacto, como dice el editor. Son formas narrativas que estoy explorando, con textos que acompañan a poemas.