UNA de las primeras obras de las que tomaron la voz fue aquella publicada por Blas de Otero, Esto no es un libro, quien toca esto toca a un hombre. que se editó en Río Piedras (Puerto Rico) a comienzos de los años sesenta. A esa obra invocó ayer el escritor y poeta José Fernández de la Sota para recordar que así definía Walt Whitman su libro Leaves of grass (Hojas de hierba). José habló en la biblioteca de Bidebarrieta y arrancó sus reflexiones con ese guiño en la presentacion del libro La rebelión del ángel, la primera biografía ilustrada (“bien pudiera entenderse como el esquema de un documental”, asegura el propio José..) de uno de los poetas más influyentes del siglo XX, obra que lleva firma de los dibujos e ilustraciones del gallego Pablo Gallo (en 2014 comenzó a realizar en directo las Sesiones psicográficas, una serie de performances en las que dibuja a ciegas mientras se proyecta el resultado y suenan las improvisaciones espectrales del músico Iago Alvite...) y los textos del poeta José Fernández de la Sota, quien definía la obra como una “autobiografía”, habida cuenta que el relato nace de diversos textos, versos, entrevistas, ideas que de él se hicieron amigos y enemigos –”un periodista de Santander decía que Blas quería acabar con Dios y con España” recordaba ayer el propio Fernández de la Sota...– y grabaciones. Según dicen los autores, es el propio Blas el que nos cuenta su vida.
El mismo entusiasmo con el que hablan sus autores del libro es que tiene el editor Beñat Arginzoniz (editorial Gallo de Oro), ayer presente en el estrado junto a los dos autores y el concejal de Cultura de Bilbao, Gonzalo Olabarria, quien en sus palabras recordó que en el libro Mientras, publicado en 1970, hay un poema titulado Morir en Bilbao en el que dice: “Pero Bilbao soy yo de cuerpo entero”. Gonzalo recordó que Blas era “un poeta social, comprometido con su tiempo”, elogió el trabajo de José, director, además, de la Fundación Blas de Otero y dedicó un recuerdo, a modo de homenaje, a Sabina de la Cruz, eterna compañera de Blas.
El anuncio del frío y de la nieve menguó la asistencia. Sin enbargo, a la cita no faltaron el dramaturgo David Barbero, Saioa Urraburu, Maite Larrañaga; el director de Cultura del Ayuntamiento de Bilbao, Iñaki López de Aguileta; el cantaor Juanjo Navas, que ya afina la garganta para cantarle saetas al Nazareno de Bilbao, como acostumbra, esta Semana Santa; María José Fernández, María Azevedo, Santos Díaz, Felipe Garduño, Fernando Zamora, Marino Montero, la fotógrafa Olga Ruiz, Begoña Morán, reina mora de Bidebarrieta Kulturgunea; Fermín Iriarte, Conchi Ororbia, Ángel Asensio Miranda, Ángel Javier, Iñaki Peña, familia de la propia Sabina, Carlos Barea, Miren Palacios, María Ángeles López, Reyes San Emeterio, Raquel del Ferro, Joseba Gamboa, Nati Martín, Patxi Iturregi y un puñadito de gente que se acercó a vivir de cerca la presentación del libro.
La rebelión del ángel recorre, en primera persona, a través de los versos, las declaraciones y la memoria escrita del autor de Pido la paz y la palabra, el difícil trayecto vital de un poeta que, un día, quemó todos sus versos y bajó a la calle para “hablar escribiendo”. Los campos de España, las calles de París, la Unión Soviética, China y Cuba serán los escenarios de este vagabundo en busca de la paz entre revoluciones. guerras, dictaduras... Y, tal y como señalaba ayer mismo el propio José, se movió en las galernas de la enfermedad mental que le ocasionada “severas depresiones” que iban más allá de dolencias puntuales.
Fue, como les digo, un encuentro con la memoria de Blas, un poeta que quiso ir del yo al nosotros y llegar a la inmensa mayoría. A su manera, lo logró.