Joe Biden eligió este jueves el Despacho Oval, la oficina oficial del presidente de Estados Unidos, y un plano medio con escasas distracciones para dirigirse a la nación en un momento crucial, de aquellos en los que las decisiones "determinan el futuro de las próximas décadas".
Con estas ceremoniosas palabras arrancó el mandatario su discurso a la nación, destacando la gravedad y la urgencia del momento, un mensaje en el que hizo una férrea defensa a la necesidad de ayudar a Israel y Ucrania para proteger la propia seguridad nacional.
Y es que aunque pueda parecer que esos conflictos están "muy lejos", son relevantes para el futuro de Estados Unidos porque sus adversarios están observando cómo reacciona el país, destacó el mandatario.
El mensaje se emitió en horario de máxima audiencia, a las 20.00 hora local (00.00 GMT) y fue retransmitido por las principales televisiones nacionales.
Compara a Putin con Hamás
Biden pidió este jueves al Congreso miles de millones de dólares en ayuda militar para hacer frente al "tirano" de Vladímir Putin y al "terrorista" de Hamás, quienes en su opinión comparten el objetivo de querer eliminar a democracias vecinas.
Biden dio un discurso de unos 15 minutos desde el Despacho Oval de la Casa Blanca, que fue transmitido en directo por las principales cadenas de televisión del país y en el que argumentó que es "vital para el interés nacional" de Estados Unidos estar implicado en estos dos conflictos.
Si Hamás y Putin continúan con sus acciones y no se les hace pagar por el dolor que han causado, afirmó Biden, podría desencadenarse más "caos" y "destrucción" en el mundo.
EE.UU. debe liderar la defensa de la democracia
Biden intentó convencer al pueblo estadounidense de que EE.UU. debe desempeñar un papel fundamental en la defensa de la democracia en todo el mundo, una idea que se inscribe en el "excepcionalismo estadounidense" que guía su política exterior.
De hecho, en su discurso reiteró la noción de que el mundo se encuentra en un "punto de inflexión" en el que se está librando una lucha entre las democracias, lideradas por Estados Unidos, frente a modelos autoritarios como China y Rusia.
"Hamás y Putin representan amenazas diferentes, pero comparten algo en común: ambos desean aniquilar por completo a democracias vecinas", subrayó el líder estadounidense.
Ayuda a Israel y Ucrania
Por eso, Biden anunció que este viernes pedirá formalmente al Congreso que apruebe miles de millones de dólares en ayuda militar para Israel y Ucrania.
"Es una inversión inteligente que pagará dividendos para la seguridad estadounidense durante generaciones", aseveró.
El presidente no especificó la cantidad exacta de fondos que solicitará al Congreso, pero se espera que la propuesta supere los 105.000 millones de dólares (unos 99.307 millones de euros), según medios como The New York Times, que citan fuentes familiarizadas con esta cuestión.
Según medios, la propuesta incluirá 60.000 millones de dólares para Ucrania, 14.000 millones para Israel, 7.000 millones para la región de Asia-Pacífico que incluye a Taiwán, 14.000 millones para fortalecer la seguridad en la frontera entre Estados Unidos y México, así como 10.000 millones en ayuda humanitaria para diversos conflictos.
"Ayúdanos a mantener a las tropas estadounidenses fuera de peligro. Ayúdanos a construir un mundo más seguro, más pacífico y más próspero para nuestros hijos y nietos", apuntó Biden, mostrando su claro objetivo de movilizar a la opinión pública para que ejerza presión sobre las Cámaras.
En el Congreso, tanto demócratas como republicanos están unidos en su apoyo a Israel. Sin embargo, la situación es diferente en lo que respecta a Ucrania, ya que los demócratas están dispuestos a respaldar a Kiev pero los republicanos están divididos.
Falta de unidad respecto a Ucrania
En concreto, la mayoría de los republicanos en el Senado respaldan a Ucrania; pero, en la Cámara Baja, el ala más radical del Partido Republicano, afín al expresidente Donald Trump (2017-2021), ya bloqueó a finales de septiembre la aprobación de más fondos a Kiev.
El propio Trump, que aspira a las elecciones presidenciales de 2024, sostiene que Estados Unidos no debería proporcionar más asistencia a Ucrania y considera que Europa debería ser el principal proveedor de ayuda.
Además, los republicanos continúan sin un líder en la Cámara de Representantes y no existe una opción clara para reemplazar a Kevin McCarthy después de que el ala radical del partido lo destituyera el 3 de octubre, en un acontecimiento sin precedentes en la historia de Estados Unidos.
Ante esa situación, Biden ha decidido vincular la asistencia a Israel, que cuenta con un amplio respaldo en los dos partidos, con la ayuda a Ucrania, en un intento por superar el bloqueo de los republicanos afines a Trump.
De esa forma, dirigiéndose a los estadounidenses que lo veían desde sus hogares, Biden aprovechó para explicar en un lenguaje simple que, aunque estos conflictos parecen estar "muy lejos", son relevantes para el futuro de Estados Unidos porque sus adversarios están observando cómo reacciona.
"No permitiremos que terroristas, como Hamás, y tiranos, como Putin, triunfen. Me niego a permitir que eso suceda. En momentos como este, debemos recordar quiénes somos. Somos los Estados Unidos de América y no hay nada que no esté a nuestro alcance si lo hacemos juntos", terminó el presidente.
Desde que Rusia inició su invasión en febrero de 2022, Estados Unidos ha enviado a Ucrania 43.900 millones de dólares en asistencia militar, según el Departamento de Estado.
Mientras tanto, Estados Unidos es el país que más ayuda le ha proporcionado a Israel desde la Segunda Guerra Mundial, habiendo aprobado en el año fiscal 2023 más de 4.400 millones de dólares en asistencia, según un informe del Servicio de Investigación del Congreso (CRS).
El Despacho Oval, solo para mensajes urgentes
Los presidentes estadounidenses suelen pronunciar este tipo de discursos cuando quieren transmitir a la nación cierto sentido de gravedad y urgencia. Es raro que un mandatario elija como escenario el Despacho Oval, ubicado en el ala oeste de la Casa Blanca.
Mientras que el Despacho Oval sí fue un lugar muy usado por Ronald Reagan para emitir mensajes a la nación (lo usó en 29 ocasiones), ha sido empleado en escasas ocasiones por los mandatarios siguientes. Barack Obama, por ejemplo, solo pronunció tres mensajes a la nación desde allí y Trump dos.
Haberlo elegido, señaló al diario Político Jeff Shesol, redactor de discursos del expresidente Bill Clinton, es una señal de que su mensaje era "realmente importante".
Los presidentes no suelen elegirlo porque es pequeño, de solo 75 metros cuadrados, y resulta algo incómodo. Hoy tuvieron que moverse los muebles para poder acomodar las cámaras, el teleprompter, y acomodar al equipo del presidente, que le aplaudió tras finalizar, según contó el "pooler", el periodista elegido para presenciar en vivo el discurso.
No es el lugar más cómodo de la Casa Blanca para ofrecer un discurso, señalan los expertos, pero Biden quiso aprovecharse de la solemnidad que da el lugar, retratado hasta la saciedad por Hollywood y presente en el imaginario colectivo de millones de ciudadanos en el mundo.
Se dirigió a los ciudadanos sobre su escritorio Resolute, una pieza del siglo XIX utilizada por varios presidentes de Estados Unidos, que fue un regalo de la reina Victoria al presidente Rutherford B. Hayes en 1880.
Detalles elegidos
A la espalda de Biden, una de las tres ventanas que tiene la habitación de forma oval, como su propio nombre indica, sobre las que cuelgan las cortinas doradas que ya tenía Donald Trump y que puso en su día Bill Clinton. Y dos banderas, la estadounidense y la del sello presidencial
Bajo la ventana estaba también una mesa, en la que tradicionalmente se posan numerosas fotografías, distintas según la ocasión. Esta vez, solo se dejaron dos.
Una foto familiar -probablemente de sus nietos- y una imagen que Biden siempre tiene, la de su hijo Beau, fallecido en 2015 por un tumor cerebral, cargando a su nieto, Hunter.
Una fotografía de 2009 en la que Beau aparece con su uniforme de oficial del cuerpo de abogacía del Ejército.
Un recuerdo a su hijo, al que menciona en numerosos discursos, y un guiño a las fuerzas de seguridad del país, a las que espera no tener que mandar a luchar en el extranjero.