A rey muerto, rey puesto. Y en este caso, con meteórica celeridad. Ni interinidad ni nada. Ayer tarde, todo seguido, se precipitaban los acontecimientos. La cúpula del Deportivo Alavés comunicaba por la tarde la noticia que a muchos les costó leerla dos veces y hasta frotarse los ojos para creerla. Luis García Plaza era cesado después de que el equipo solo haya sido capaz de hacerse con cuatro de los últimos 27 puntos. A uno del descenso. Fuera del descenso. Y después de sacar de manera brillante al glorioso del hoyo de la Segunda División y consolidarlo en Primera. Le sustituye el 'Chacho' Coudet.
Desde la época de Mané y aquella fallida final de Dortmund, no resulta sencillo recordar en Vitoria un entrenador tan querido como el madrileño. Basta con comprobarlo en las encendidas redes sociales a lo largo de estas últimas horas. Han sido dos años y medio de enmarcar con el trabajo y la honestidad siempre por delante. Llamando a las cosas por su nombre. Cercano y cristalino. Que al pan, pan, y al vino, vino. Y claro, eso caló en la afición albiazul. Eso y los resultados. Porque el ascenso en el Ciutat de Valencia no habría sido posible sin la sangre fría de Asier Villalibre y aquel penalti en el minuto 129, y sin Luis, tampoco.
O mucho se ha disfrazado el asunto de dentro hacia afuera o el del seguidor del Paseo de Cervantes no es el único cariño que al técnico destituido le han profesado en la 'Green Capital'. También el del vestuario. Porque este equipo, con idas y venidas de jugadores de toda condición, llegados de todas partes, y con todos sus automatismos impregnados a fuego, ha estado a muerte con él y el resto del staff. El empate contra el Leganés del sábado en Mendi ha supuesto desatar de manera definitiva los nervios y tomar la decisión de guillotinarle y deshacerse de un alavesista que, sin serlo al llegar, se enorgullece de formar parte de esta familia como pocos al marchar.
García Plaza ya es historia en el Alavés, aunque, como quien dice, hace cuatro días le renovaron hasta junio de 2026. Le sucede en esta silla eléctrica Eduardo Germán Coudet, otro de la quinta del 74. La etapa del argentino como jugador discurrió por todo su continente de abajo a arriba además del Celta, donde estuvo a comienzos de siglo y entrenó entre el 20 y el 22, sin demasiado éxito aunque cerca estuvo de meterlo en Europa. Tras la etapa de Vigo, ha pasado por Brasil, en el Atlético Mineiro y el Internacional de Porto Alegre, donde también, como en Galicia, salió en julio por la puerta de atrás.
El bonaerense viene en principio hasta final de temporada. Si se lo gana, se le ofrecerá un año más. No tiene nada fácil mejorar lo que recoge. Su debut llega ya, pasado mañana jueves (21 horas) en el Ángel Cerdán de Cartagena y ante la Deportiva Minera, con el que su nuevo equipo se juega el pase a la tercera ronda de la Copa del Rey. Y el domingo (18.30 h.), derbi liguero contra Osasuna en El Sadar. 'Chacho', bienvenido y mucha suerte. Porque tu suerte, será la del Deportivo Alavés.