El devenir urbanístico de Bilbao ha sido espectacular en las últimas dos décadas pero la ciudad ha estado en cambio permanente, también durante la última mitad del pasado siglo. Así lo demuestra la web promovida por el Ayuntamiento de Bilbao www.geobilbao.eus/geobilbao/ que da la posibilidad de conocer a vista de pájaro las variaciones sufridas por la capital vizcaina desde 1949 hasta el pasado 2019. La web expone hasta 23 grandes imágenes tomadas desde el cielo –denominadas ortofotos– en diferentes años y que con la herramienta Vista dual permite comparar dos de ellas para poder apreciar hasta el más mínimo detalle. Aquí mostramos el paso de 70 años en tres áreas donde se recogen elementos y zonas que han perdurado como referencia posicional y todo lo que ha mutado a su alrededor.
Ocupación del sur de la villa
Quizás es el área que más ha variado en Bilbao. Las huertas y minas que pervivieron durante siglos dieron paso a una explosión demográfica y urbana con las migraciones de los años 60 y 70 del pasado siglo que colonizaron las faldas del Pagasarri y aledaños, creando los barrios de Rekalde, Irala, San Adrián o Torre Urizar, teniendo Miribilla como última muestra expansiva. Las pequeñas y viejas carreteras se ensombrecieron ante la extensión de la autovía, la Solución Sur que sigue condicionando la vida diaria de Rekalde. Afortunadamente el desarrollismo loco del franquismo dio paso a una ordenación urbana más cercana que explotó con el inicio del siglo XXI. Se observa la creación de grandes parques en lugar de recorridos ferroviarios y playas de vías en Ametzola, nuevos barrios como Miribilla en zonas antes yermas o instalaciones deportivas en áreas fangosas. Pocas cosas se han mantenido incólumes, solo la plaza de toros de Vista Alegre.
Colonización del ensanche
Por contra, el Ensanche de la villa es la zona cuya trama urbana ha aguantado mejor las últimas siete décadas. Sus referencias perennes son múltiples. Ahí están el parque de Doña Casilda, el hospital de Basurto o la estación ferroviaria de Abando. Sin embargo, en 1949, las grandes familias bilbainas todavía mantenían manzanas enteras de su propiedad que impedían, por ejemplo, desembocar la calle Rodríguez Arias en Sabino Arana. Tampoco estaban culminadas ni Simón Bolivar ni Pérez Galdos. Una lupa certera desvela que muchas manzanas tenían calvas en forma de solares limpios y cómo largos trenes con vagonetas depositaban material en un buque amarrado bajo el cargadero de Olabeaga. La actividad portuaria y de astilleros en la ría era brutal y ocupaba grandes extensiones ahora recuperadas como Abandoibarra, Euskalduna o los muelles de Uribitarte. Y en estos 70 años nacieron y murieron elementos como la Feria de Muestras o el acceso de la autovía por Sabino Arana mientras otros se han adaptado a los nuevos tiempos como el estadio del Athletic o el hospital de Basurto.
Mutación de Deusto y San Inazio
Estos barrios acogen la huella humana más relevante en el mapa bilbaino, el Canal de Deusto. Ya abierto en su integridad en 2019, siete décadas atrás su espacio estaba cubierto por infinidad de huertas en una vega de gran riqueza hortofrutícola. Ya entonces producían en la orilla de la ría algunas de las fábricas que luego conformaron la actividad industrial de Zorrotzaurre y tomaban forma la primeras barriadas obreras en Deusto y San Inazio, esta última con moderna –en aquel entonces– zona polideportiva incluida. Mantienen sus trazas en el tiempo la avenida Lehendakari Agirre, la carretera de Artxanda y el puente de Deusto, único paso sobre la ría en 1949 al que se han unido con el tiempo hasta cinco viaductos y pasarelas que cosen mucho más las dos orillas del cauce. Junto al mapa viario también son referencia la sede de la Universidad de Deusto, la iglesia de San Pedro, el colegio de La Salle en crecimiento o la barriada de Buenavista en la falda del monte.