El Ayuntamiento de Bilbao realizará un estudio para comprobar el estado en el que se encuentras las nueve fortificaciones del siglo XIX que existen en suelo municipal. En base a ese análisis, se tomará una decisión sobre cómo actuar con esos restos, si se recuperan y ponen en valor para que los pueda visitar la ciudadanía o si, por el contrario, es mejor mantenerlo tal y como están para no ponerlos en riesgo.
Los escritos de la época cifran en 19 los fuertes liberales que existían en el entorno de la ría en el siglo XIX, desde Portugalete y Getxo hasta Bilbao, a los que habría que añadir las fortificaciones carlistas de los montes Arraiz, Arnotegi y Ollargan. En Bilbao, únicamente siguen en pie los restos visibles de siete de esas edificaciones. La primera es la del monte Abril, que alojaba tres piezas de artillería y fue parte también el Cinturón de Hierro de la capital vizcaina durante la Guerra Civil; el fuerte Banderas, posiblemente el más interesante de los que han llegado hasta nuestros días, con una capacidad de cinco piezas de artillería y se reutilizó también durante la contienda que siguió al levantamiento franquista; el de San Pablo, en el monte San Bernabé, que se encuentra en el término municipal de Erandio y alojó dos piezas de artillería, y el campamento de Kobetas.
El Ayuntamiento de Bilbao ha restaurado ya la Torre Urizar, adecuándola como equipamiento municipal para los vecinos de Irala pero que no ha olvidado su pasado histórico. “Las monedas de plata que aparecieron en la restauración se encuentran en las vitrinas de la pequeñas exposición que hay allí mismo, donde se explican esos conflictos bélicos del siglo XIX a través de diferentes piezas que han llegado hasta nuestros días”, explica el concejal de Planificación Urbana y de Obras, Servicios, Rehabilitación Urbana y Espacio Público, Asier Abaunza. Finalmente, están los fuertes de Arraiz y Arnotegi.
Algunos de estas edificaciones, además, están declaradas como zonas de presunción arqueológica, como es el caso de los de Arriz, Arnotegi, Kobetas y Banderas.
Valorar la intervención
“ Tenemos ejemplos en los que la mejor forma de conversarlos era volver a taparlos ”
Asier Abaunza - Concejal de Planificación Urbana y de Obras, Servicios, Rehabilitación Urbana y Espacio Público
Dentro de los trabajos previos a la redacción del Plan Especial de Patrimonio, el Ayuntamiento va a estudiar estas fortificaciones, “cómo están, qué valor tienen y cuál es la mejor manera de preservarlas”, explica Abaunza. Y es que hay casos, prosigue, en los que la mejor forma de preservarlas es restaurarla y otros en los que no. “Tenemos ejemplos como la Calzada de los Zamudianos, que en su día fue excavada arqueológicamente por la Diputación y el Gobierno vasco, en la que se decidió que la mejor de conservarla era volver a taparla”, cita a modo de ejemplo. “Serán las cuestiones que habrá que valorar tras realizar el estudio y, en base a ello, determinar si merece la pena hacer una intervención o no, o solo señalizar que ahí están esos vestigios históricos”.