Bilbao Centro organiza el V concurso de Tortillas de Bilbao, con el apósito de la mejor tortilla de Rekalde, servida en el bar La Parada

DICE una voz popular que si quieres una buena tortilla hay que romper huevos. Cualquiera es capaz de hacerlo, por supuesto. La complicación radica en los siguientes pasos necesarios para la ascensión a la cumbre de una tortilla de patatas de chuparse los dedos, una de esas que invitan a la peregrinación por la ciudad en pos de su rastro. Más de medio centenar de establecimientos se han batido en liza en el V Concurso de Tortillas de Bilbao organizado por Bilbao Centro (al teléfono rojo de la presidencia, Adolfo Lorente, y al pie de calle de la gerencia, Jorge Aio ...) hasta el último combate celebrado ayer con las nueve finalistas. Cualquiera de ellas, doy fe, tocaban el cielo del paladar de un jurado que se puso las botas moviendo los bigotes.

Estaban diseñadas tres modalidades a concurso: la tradicional, que entrañaba el riesgo de la pregunta más peliaguda de la gastronomía, ¿con o sin cebolla?, capaz de desatar una guerra civil en la barra de un bar y denominada la Amama Tortilla; la Tortilla San Mamés, la más sabrosa para degustar en el descanso de un partido del Athletic ; y la Bilboko Tortilla, la más creativa, innovadora y vanguardista, como si la sarten tuviese el don de convertirse en lienzo de un pintor impresionista, dicho sea por la evocacion que provoca. "¡Está de impresión!", exclaman quienes se atreven a probarla. Son, puede decirse, tortillas del siglo XXI. Para cada una de las tres modalidades hubo un trío de finalistas de aupa, tres locales con su respectivas embajadas.

Veamos como transcurrió la final y su desenlace. María Jesús Galarza y Conchi Aio Artetxe fueron las etxekoandres de toda la vida encargadas de juzgar las propuestas para la Amama Tortilla, la tortilla de Sócrates, todo un clásico. David Rodríguez, del Devil's, local abierto hace tres meses en el 7 de Ledesma; José Ramón Amundarain, del Joserra de toda la vida, allá en Particular de Indautxu, y Marcelino Barrenechea, amo y señor de la tortilla del Chilango, bien servida en Colón de Larreátegui 34. La tortilla del Devil's fue la elegida para la gloria.

Para dar con la tortilla más campechana y athletitzale, idonea para el bocadillo de San Mamés Gontzal Azkoitia y Arturo Trueba fueron los nominados como jurado. Por sus paladares pasaron las creaciones de El punto de encuentro (Mazarredo, 20), con Óscar Martín en las sartenes; Café Bar Las Torres (Simón Bolívar 27), representado por Felipe Garate, y Capricho (Henao, 20), con Joseba Álvarez en la cocina. Para Arturo y Gontzal, quizás porque el local está en la desembocadura de Simón Bolívar hacia San Mamés y porque los pimientos alegraban la fiesta, la tortilla que cantó gol fue la del Café Bar Las Torres.

Queda para el desenlace la justa lid sobre la creatividad y originalidad (que supiese a tortilla de patata, pese a sus ilustraciones decorativas, era un requisito esencial...) de la Bilboko Tortilla. El Label (calle Ávila, 1) con la inquieta Joana García a la cabeza; el Everest Bi (Gran Vía, 78), representado por Vanesa Turrado, y todo un clásico como el Lasa (Diputación, 3), con Susana Martínez en la manivela, fueron los apostantes más arriesgados. Una tortilla de patatas, embarazada con un huevo frito en su interior cuya yema de deshacía, dejó al jurado (José Antonio Cayón y Jon Ruiz Ibinirraga, de cervezas La Salve, al aparato...) sin habla y el plato vacío. La firmaba el bar Label.

Amén de los ya citados, se hizo entrega del galardón a la mejor tortilla de Rekalde a Nuno Dacosta, que tantas horas mete en La Parada, y por el mediodía de la sede de Bilbao Centro desfilaron el presidente de la asociación, Adolfo Lorente, Olga Zulueta; el fotógrafo Txema Maura, Jorge Ivanov Loreno Grijalba, de la pulpería A'Loureira, José Mari Amantes y un buen número de tortillófilos y tortillófilas de toda la vida de Dios que se regodeaban con la ensoñación de esos pintxos.