VIVEN la guerra y el drama de Ucrania con terror, pero su condición de mujeres migrantes que residen en Bilbao les hace ver la realidad desde una perspectiva mucho más global y crítica. Se definen como activistas que defienden los derechos humanos independientemente de la raza y el origen y conocen de primera mano lo que supone vivir lejos de sus familias. A ellas los diferentes conflictos existentes en sus países también las obligaron a iniciar un camino que, en muchos casos, no ha tenido retorno. Manuela Correa (Colombia); Marie Lucia Monsheneke (República Democrática del Congo); Karina Perla (Perú); Rosario del Carmen García (Colombia); Fatou Dieng (Senegal), Victorine Damasse (Camerún) y Kehinde Akeju (Nigeria) han rehecho sus vidas en la capital vizcaina y ayer el Ayuntamiento de Bilbao les rindió un homenaje por sus aportaciones a la ciudad.
La concejala de Cooperación, Convivencia y Fiestas del Ayuntamiento de Bilbao, Itziar Urtasun, hizo entrega de los galardones a las siete premiadas en seis categorías, en las que se reconoció a la mujer política, artista, defensora de los derechos humanos, joven, agente comunitaria y emprendedora.
El éxodo de la población ucraniana por la invasión rusa, esas duras imágenes de mujeres y menores abandonando, bajo gélidas temperaturas, sus casas en busca del calor de otro hogar donde refugiarse, les remueven las entrañas. Desde su compromiso y desde la labor que desempeñan estas siete mujeres trabajan por lograr una sociedad más justa y menos hipócrita.
A la peruana Karina Perla, premiada por su faceta artística, las imágenes de la guerra le tocan "la fibra sensible" y le recuerdan situaciones vividas. "En mi familia las mujeres han sido las que han tenido que cargar con el peso en los conflictos. Las mujeres y sus hijos son las que más pagan las consecuencias de las guerras", lanzó. En opinión de la colombiana Rosario del Carmen García, distinguida como defensora de los derechos humanos, la guerra de Ucrania, además de ser un drama, "no ha hecho más que evidenciar la desigualdades que existen en el mundo". "Se hacen evidentes también la vulnerabilidad de los derechos humanos, la discriminación total por color de piel, raza y origen", denuncia, al tiempo que recuerda que en la actualidad hay guerras y conflictos en otros muchos lugares del mundo, pero quedan en el olvido. "Guerra hay en muchos sitios, los conflictos sociales que vive Colombia desde hace cien años atrás son guerras y no salen a la luz como lo de Ucrania". Al igual que Rosario, Manuela Correa, premio a la mujer joven, también es colombiana y hace seis años pidió el asilo político huyendo de los constantes conflictos que se viven en su país. "Al presidente de nuestro país le han dado hace poco el premio a la paz. Toda una contradicción cuando en Colombia hay problemas por todos los lados. Hay realidades que queremos tapar con un dedo, pero son falsas y no salen a la luz", critica.
Marie Lucia Monsheneke, galardonada como agente comunitaria, echa de menos la autocrítica y asegura que vivimos en una "globalización selecta". "Hay guerras en todas las partes y la situación de las mujeres es igual de dramática en Ucrania que en Afganistán o Colombia. Si queremos visibilizar, lo hacemos en todos los lugares, sin tapar otras realidades igual o más crudas", censura. En este sentido, Marie Lucia describe a las mujeres como el "pilar y el motor" de la sociedad y más en zonas en conflicto. "Por eso, en una guerra nos afecta todo mucho más. Como ocurre en El Congo, donde el cuerpo de la mujer es arma de guerra. La resiliencia la hubo, la hay y la habrá", manifiesta, luchadora.
PROSTITUCIÓN EN LA FRONTERA
La trata de mujeres ucranianas se ha convertido en una cruda realidad, alimentada por el conflicto, en el marco de la crisis de refugiados desencadenada por la ofensiva militar de Rusia. Sobre esta realidad, Kehinde Akeju, distinguida como mujer política, denunció cómo proxenetas alemanes captan en la frontera con Polonia a mujeres y niñas para venderlas y prostituirlas. "Lo que más me preocupa y de lo que no se habla es cómo los proxenetas alemanes se acercan a la frontera de Polonia para coger mujeres y niñas, venderlas y esclavizarlas sexualmente". Según asegura, en todas las guerras hay víctimas y se benefician unos pocos. "La historia se repite. Una vez más hay colectivos invisibles. En las guerras afloran las desigualdades siempre en pro de los mismos", denuncia Kehinde Akeju.
Desde la capital vizcaina estas mujeres migrantes no tienen previsto bajar la guardia, ni dejar de sacar a la luz todas esas injusticias que, por desgracia, se siguen repitiendo. Aprovechan la oportunidad que les han regalado estos premios para alzar la voz y denunciar que los cuerpos de las mujeres no son trofeos de guerra. "No lo podemos permitir, ni en Ucrania, ni en Colombia ni en Afganistán", concluyen.
"Al presidente de nuestro país le han dado el premio a la paz, toda una contradicción"
Manuela Correa
Colombia
"La situación de las mujeres es igual de dramática en Ucrania que en Afganistán"
Marie Lucia Monsheneke
República Democrática del Congo
"Las mujeres y sus hijos son las que más pagan las consecuencias de las guerras"
Karina Perla
Perú
"Los conflictos que vive Colombia desde hace cien años son guerras y no salen a la luz"
Rosario del Carmen García
Colombia
"Este premio no es solo para mí, sino para todas las mujeres emprendedoras"
Fatou Dieng
Senegal
"Los proxenetas se acercan a la frontera de Polonia para coger mujeres y niñas"
Kehinde Akeju
Camerún