Las enmiendas conjuntas suscritas a última hora por el PNV y el PSE permitieron que la nueva Ley de Educación siguiera su tramitación, un proceso que recibió otro empujón con el rechazo, en un pleno del Parlamento Vasco, de las enmiendas a la totalidad presentadas por el PP, C’s, Vox y Elkarrekin Podemos-IU. Sin embargo, la mención en las mociones de socialistas y jeltzales a los actuales modelos lingüísticos -A en castellano, B bilingüe y D en euskera- soliviantó a EH Bildu, que el pasado jueves lanzó un órdago: si no se retira esa enmienda o se aclara su alcance, votarán en contra de esta ley.
El consejero de Educación, Jokin Bildarratz, afirmó este sábado que no entiende que EH Bildu se plantee no apoyar la nueva norma por una enmienda que aparece en la exposición de motivos cuando comparte lo “importante”, que es el articulado. En un desayuno informativo sobre esta iniciativa celebrado en Bilbao, y en el que estuvo acompañado por la viceconsejera de Educación, Begoña Pedrosa, el consejero alegó que con la enmienda acordada con el PSE “no se ha introducido ningún elemento nuevo”.
“Llevamos tres años trabajando y el desacuerdo de EH Bildu se traduce en una enmienda a una exposición de motivos, por lo que no entendemos que eso pueda hacer cuestionar todo el acuerdo”, dijo. Añadió que “en el objetivo también estamos de acuerdo” con EH Bildu, en referencia al perfil de salida B2 en euskera y castellano y B1 en una tercera lengua.
Bildarratz insistió en que son “muchas las bondades de la ley” como para que una enmienda rompa con el acuerdo logrado en 2022. Apostó por ello por continuar con los trabajos en el Parlamento con “discreción” y bajo la fórmula de “diálogo, negociación y acuerdo”.
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Apoyo aplastante de la cámara
No se trata de una cuestión baladí ya que, en abril de 2022, PNV, PSE, EH Bildu y Elkarrekin Podemos-IU aprobaron en el Parlamento Vasco un acuerdo de bases sobre la Ley de Educación que supuso un apoyo aplastante de la Cámara, con 66 votos a favor y solo siete en contra.
La coalición morada acabó descolgándose de ese pacto al argumentar que su desarrollo no garantiza la preeminencia de la enseñanza pública, por lo que el respaldo de EH Bildu queda como única posibilidad de ampliar el acuerdo en torno a esta ley más allá de los partidos que forman el Gobierno vasco.
A futuro “El proyecto de ley es fiel al acuerdo educativo firmado y aprobado en el parlamento en abril de 2022”, defendió ayer Jokin Bildarratz. Tras celebrar que el texto esté ya en la “recta final” de un largo camino, aseguró que los parlamentarios seguirán “trabajando para llegar a acuerdos en el proceso de enmiendas parciales”. “Hablamos de la educación a futuro, para los próximos 20 o 30 años... una enmienda a una exposición de motivos no nos puede sacar de esa vía”, reiteró.
Incidió además en la apuesta del proyecto por la cohesión social y la corresponsabilidad de los centros con dicha cohesión, y desgranó cuestiones como la gratuidad o abordar el sistema de manera “integral”. Asimismo, remarcó que el protagonismo de la escuela pública es “irrenunciable”.
Por otro lado, el consejero sostuvo que la ley apuesta por “reforzar el euskera como eje vertebrador de un sistema plurilingüe” y aboga porque el alumnado adquiera “competencia comunicativa en euskera y castellano”. A su juicio, “ofrece bases sólidas para poner en marcha un nuevo marco plurilingüe”.