Aunque la gestión de un debate tan delicado como el acuerdo educativo siga generando tensiones entre las partes, por ahora, al menos, la baraja no se llega a romper del todo entre los tripulantes que aún no se han bajado de este barco: los dos socios que forman el Gobierno de Urkullu, PNV y PSE, y EH Bildu. El Parlamento Vasco ha tumbado este jueves las enmiendas a la totalidad de la Ley de Educación presentadas por PP, C’s, Vox y Elkarrekin Podemos-IU, y lo ha hecho con los votos de los jeltzales, los socialistas y la coalición abertzale. EH Bildu siguió criticando a PNV y PSE porque a su juicio no terminan de ofrecer una versión unitaria y clara sobre el futuro de los modelos lingüísticos en las escuelas, y cree también que los socialistas quieren expulsar a la coalición abertzale del acuerdo, pero en el pleno se escucharon mensajes que pueden ser tranquilizadores para EH Bildu en estos dos frentes.
Por un lado, el consejero de Educación, Jokin Bildarratz, trató de combatir ese temor de EH Bildu de quedar orillada por el mero hecho de que PNV y PSE tengan una mayoría absoluta más que suficiente para aprobar la ley: el consejero tomó la palabra en el pleno para reivindicar el acuerdo del 7 de abril de 2022 como prueba de que, “más allá de la aritmética parlamentaria, los grupos apuestan por lograr el mayor apoyo parlamentario posible, porque nuestra sociedad se merece un amplio acuerdo en torno a la educación”. Por ello, recordó que este es el momento de “acordar” las enmiendas parciales y se mostró convencido de que los grupos serán “capaces de aunar posiciones con el objetivo de aprobar la ley con el acuerdo más amplio posible”.
Aclaración también del PSE
Por su parte, la parlamentaria socialista María Jesús San José coincidió en que la ley debería aprobarse con el mayor consenso posible, y reconoció expresamente que los modelos lingüísticos se pueden actualizar, una aclaración importante porque es el nudo gordiano de la intensa discusión que se ha generado estos días. “Los modelos lingüísticos están vigentes. Y, como decía nuestra compañera Isabel Celaá, los modelos lingüísticos son flexibles y dinámicos. Y cualquier actualización o desarrollo de los mismos tendrá que respetar los derechos y principios establecidos en la Ley de Normalización Lingüística del Euskera que, entre ellos, reconoce el derecho a recibir la enseñanza tanto en euskera como en castellano en los diversos niveles educativos. Y quien quiera utilizar este asunto para disputa partidista, que lo haga. Nosotros no vamos a apoyar ningún marco lingüístico que cree estigmatización y exclusión”, zanjó.
PNV y PSE pactaron a principios de mes una enmienda parcial que parte de la vigencia de los modelos actuales, A (en castellano), B (bilingüe) y D (en euskera), pero abre la puerta a su actualización con el objetivo de que los alumnos alcancen un perfil B2 en las dos lenguas al finalizar la educación secundaria. Entonces, EH Bildu reaccionó de manera crítica asegurando que los modelos actuales no garantizan ese nivel de conocimiento, y el consejero Bildarratz aclaró que habrá que adecuarlos y propiciar su evolución y que, en la práctica, el modelo D tampoco es como lo era en 1983, porque ha dado paso a más asignaturas en inglés. El PSE, que sufre el intenso marcaje del PP y de algunos ámbitos de opinión constitucionalistas que vaticinan un modelo de inmersión a la catalana, tuvo que salir en público a marcar una posición más dura, a avisar de que eliminar los modelos sería incumplir la ley y de que las familias deben poder elegir, pero en el fondo siguió admitiendo que habrá que actualizar las herramientas de aprendizaje.
Por tanto, parece que las tres partes hablan de actualización, aunque cada uno ponga el foco en la parte del mensaje que es más estratégica para su base social y su electorado. Y el PSE acaba de admitir en sede parlamentaria esa actualización. El PNV, por boca de Gorka Álvarez, también habló de “flexibilidad y adaptación progresiva”, fijó el euskera como eje vertebrador pero asegurando la competencia en castellano, y habló de “nuevas herramientas y metodologías para conseguirlo”, ya que los centros “podrán dotarse de métodos dentro de su autonomía” para conseguir los objetivos lingüísticos.
El mensaje de EH Bildu
Por tanto, se llega al pleno de control de este viernes con una mayor clarificación de posiciones. EH Bildu tiene registradas dos preguntas, al lehendakari sobre el consenso necesario para aprobar la ley, y al consejero sobre los modelos lingüísticos, que en cierto modo están respondidas, aunque es probable que las espadas se mantengan en alto al menos hasta el cónclave del sábado, donde EH Bildu tiene convocado un acto sobre la educación. Al mismo tiempo, la coalición es consciente de que solo hay dos escenarios posibles: esperar a que EH Bildu tenga una mayoría absoluta para redactar su propia ley, o bien tratar de influir para aprobar ahora la mejor posible y donde todavía queda margen para la cocina y para afinar en la negociación de las enmiendas parciales.
Por parte de la coalición tomó la palabra su portavoz en materia educativa, Ikoitz Arrese, quien puso el foco en la parte constructiva, en la decisión de su grupo de rechazar las enmiendas a la totalidad para “dar una nueva oportunidad al debate”, si bien lanzó una advertencia: “Que nadie se confunda, porque no estamos dispuestos a afrontar el debate de cualquier manera. Queremos llevar el debate hasta el final, por eso vamos a votar que no a las enmiendas, porque no tienen otro objetivo que empezar de cero y que no haya ley”, pero Bildu “no respaldará una ley que responda a los equilibrios internos y partidistas de PNV y PSE”. Aseguró que no quería expresarse en términos de “ultimátum y vetos”, pero vio “síntomas de agotamiento” en el sistema educativo y pidió “definir cómo garantizar la euskaldunización, cómo garantizar la equidad del sistema y cómo hacer frente a la segregación”, con una “ley clara, valiente y coherente”. “No entendemos esta ley fuera de un acuerdo de país. Estamos muy preocupados, el PSE ha expresado que Bildu sobra en este proceso, que no pasa nada si queda fuera, y nadie dice nada. Desde el 3 de octubre, han cambiado las reglas de juego. PNV y PSE están condicionando este acuerdo a peor”, dijo.
El discurso de Bildarratz
El consejero reivindicó que esta es una ley que debe “durar en el tiempo”, que tiene como prioridad la “excelencia educativa”, la igualdad de oportunidades y la autonomía de los centros; que para luchar contra la segregación, los colegios financiados con dinero público tendrán que cumplir unas condiciones, y que cada colegio diseñará un itinerario basado en su realidad para cumplir los objetivos lingüísticos. Vox, C’s y PP vieron intereses “políticos” en la ley y que el castellano quedará relegado (C’s incluso pidió a Bildarratz que dimita), y Podemos-IU cree que se relega a la escuela pública.