La fase de discreción en la que ha entrado la negociación presupuestaria entre EH Bildu y el Gobierno vasco ha coincidido en el tiempo con una secuencia de entrevistas a la coalición abertzale que están generando cierta confusión sobre el alcance real de este diálogo. EH Bildu insiste en que hay un acercamiento para fijar un salario mínimo propio, pero el departamento de Trabajo de Mikel Torres asegura que no hay novedad y que solo puede impulsar el debate en la mesa de diálogo social entre patronal y sindicatos, porque únicamente el Estado puede fijar por ley ese sueldo. El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, añadió este martes una tercera posibilidad: apuntó a una reforma del Estatuto de los Trabajadores para que las comunidades autónomas puedan complementar el salario fijado desde el Estado y hacerlo en consonancia con su nivel de vida, una reforma que, como se tendría que votar en el Congreso, salvaría el escollo competencial. Pero nadie tiene noticias sobre ello en las fuentes consultadas por este periódico en el Gobierno vasco. Aun así, Bildu insiste en trasladar que están cerca y que el obstáculo es la vivienda.
Lo que sí ha conseguido EH Bildu es aprovechar esta negociación para marcar perfil y tratar de identificar a sus siglas con las principales preocupaciones de la ciudadanía, el salario y la vivienda. De ahí que le pueda venir bien que se apuren los plazos hasta el final. En teoría, el límite con el que se estaba trabajando estos años era la votación de las enmiendas a la totalidad, que en este caso será el martes de la semana que viene. Pero Otegi habló en Radio Euskadi del día 20, que es la votación final del proyecto, su último trámite.
El salario
Otegi deslizó que “todo el mundo sabe que este Gobierno tiene mayoría absoluta, que tiene las Cuentas aprobadas”. Sin embargo, aseguró que hay una “aproximación” sobre el salario mínimo. Dijo que se puede subir desde la comunidad autónoma con un acuerdo interprofesional entre las empresas y los sindicatos, o bien recuperando la competencia para la comunidad autónoma vasca y Nafarroa, o bien modificando el Estatuto de los Trabajadores para que las comunidades lo puedan complementar. Insistió en que el acuerdo tiene que valer no solo para las empresas con convenio, sino para las que se rijan por convenios estatales y para las que no tengan ninguno. Pero el vicelehendakari segundo, el socialista Mikel Torres, ya aclaró que solo puede actuar dentro de la ley, impulsando el debate en la mesa de diálogo social y poniendo al alcance de los sindicatos y las empresas un estudio con una posible cifra para ese salario. Él puede impulsar, pero no obligar por ley, porque es competencia estatal. Por tanto, puede impulsar un salario mínimo “de convenio” para que los agentes sociales lo incorporen de manera voluntaria a sus negociaciones. No cabe una imposición, y menos aún en empresas sin convenio.
Las 400.000 viviendas de Viena
Sobre vivienda, Otegi subió el listón. Aseguró que “no hay acuerdo” porque la partida económica que le ofrece el Gobierno es “insuficiente”, y tampoco comparte la “orientación” de las políticas públicas. Pidió al Gobierno de Pradales que “aumente el parque público de vivienda”, pero lo hizo poniendo como modelo a Viena, que tiene más de 400.000 viviendas movilizadas en alquiler público y accesible. Eso sí, no es algo que Viena haya hecho de un día para otro, sino que es una política con casi un siglo de antigüedad.
En este contexto, la portavoz del Gobierno vasco, Maria Ubarretxena, se limitó a constatar este martes que las conversaciones siguen y que, para conseguir acuerdos, “es necesaria la discreción”.