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Los bistrós destacan como espacios lugareños que invitan a degustar la culinaria gala de una forma más relajada, accesible y auténtica, con su característico ambiente íntimo, mesas pequeñas y platillos cuidadosamente preparados.
Durante mi reciente visita a París, me adentré en una ruta dedicada a explorar estos emblemáticos establecimientos, combinándolos con otros lugares igualmente atractivos: mercados, pastelerías y cafeterías que complementan el mapa culinario de la ciudad en esta deliciosa travesía.
Un desayuno parisino
Aunque a Pierre Hermé podríamos llamarlo el Arzak de las pastelerías, en la Ciudad de la luz, hay muchísima cultura del mundo dulce y entre sus especialidades entran en su recetario el éclair de chocolate, Baba au rhum, flan, parfait, los croisants...
Stohrer, la pastelería parisina más antigua aún en activo, situada en el número 51 de la rue Montorgueil, en el distrito 2 de París, lleva ofreciendo deliciosas creaciones desde 1730.
Para los más glamurosos y de alegre cartera, se encuentra Café de la Paix, en frente de la Place de l’Opéra, inaugurado un 5 de mayo de 1862, en la intersección del Boulevard des Capucines y, se el Grand Hôtel. Bajo el auspicio de la emperatriz Eugenia, este emblemático café, diseñado en el estilo del Segundo Imperio propio de Napoleón III, ha sido a lo largo de los siglos un punto de encuentro para intelectuales, escritores y políticos de Francia. Su carta ofrece desayunos tanto en sus salones interiores como en la terraza.
Otro de los clásicos es A. Lacroix Pâtissier, que ofrece café de especialidad y pasteles de un aspecto de campeonato; una opción que invita a desayunar con vistas hacia la remodelada catedral de Notre Dame. Allí también se puede encontrar una gran selección de macarons.
Sin embargo, ningún desayuno parisino está completo sin un croissant recién salido del horno. Con un buen alveolo, crujiente hojaldre, bonito color dorado... el croissant lo tiene todo para derretir el paladar como petit déjeuner y sigue siendo la primera bollería consumida por los franceses, justo por delante del pain au chocolat. Y cómo no, dispone de su propio campeonato anual.
En 2024, el mejor croissant de mantequilla fue para Georges Doucet, maestro panadero de la Maison Doucet, ubicada en el 234 rue du Faubourg Saint-Antoine, en el distrito 12 de París. Su croissant, elaborado con mantequilla DOP Charentes-Poitou, destaca por el aroma lácteo a avellana, su textura crujiente por fuera, fundente por dentro, y un precio que sorprende: tan solo 1,35 euros. Por detrás le sigue Victoire Dary y el Jean-Yves Boullier.
Marché Couvert Beauvau
Los domingos, resulta un gran plan visitar este mercado que se sitúa en la frontera entre los distritos 11 y 12 y al este de la Bastilla. Se trata de uno de los mercados cubiertos más antiguos de París.
En él, se encuentra La Marée Beauvau, con una hermosa selección de pescados y mariscos, que por cierto dispone de una mesa para dos donde disfrutar de un plato de ostras y una copa de vino. También destaca Boulangerie Moisan, una panadería ecológica y Fromagerie Philippe Langlet, que ofrece la selección de quesos de cabra, así como carnicerías.
El barrio circundante es especialmente rico en restaurantes, bares y vinotecas, como el legendario Le Baron Bouge, donde proveedores y compradores se reúnen tras el cierre del mercado.
Bistrós: un legado culinario y social
El concepto de bistró, nacido a finales del siglo XIX, refleja el espíritu de la cocina francesa más auténtica. Originalmente creados como pequeños restaurantes donde se ofrecía comida casera a precios moderados, los bistrós se convirtieron rápidamente en un punto de encuentro entre locales y viajeros. Su encanto radica en la simplicidad: menús escritos a mano en pizarras, una copa de vino de la casa y platillos que resaltan los ingredientes frescos y de temporada con menús que rondan entre los 65 y 80€ con bebidas aparte.
Aquí va una pequeña selección de bistrós parisinos:
- Clamato. Galardonado en la categoría de Bib Gourmand de la Guía Michelin, este establecimiento de corte un poco más modernito del concepto de bistrot, ofrece fruit de mer a precios asequibles. La cocina está abierta los fines de semana y no cogen reservas. Los platos que salen de su barra, en show cooking, se llaman berenjena frita con sardinas marinadas y tomate San Marzano o Mejillones de Normandía con curry verde a precios asequibles.
Si lo encuentran no dejen de probar el excelente txitxarro ahumado, mostaza y maíz asado, o las ostras, la verdadera especialidad de la casa con distintos toppings para añadir, más allá del limón, a este pequeño puerto que recibe la mejor pesca de las distintas lonjas del país. Y para los aficionados al mezcal, aprovechen su extensa oferta de agaves.
Dirección: 80 Rue de Charonne, 75011 Paris, Francia
- Clown bar. Ubicado en un edificio histórico protegido desde 1995, este lugar se convirtió en 1907 en un café y punto de encuentro para artistas de circo de todo el mundo. Su distintivo friso de cerámica de Sarreguemines, decorado con payasos y augustos, mantiene vivo el espíritu circense que lo caracteriza.
Desde 2013, el Clown Bar ofrece una cocina sabrosa que reinterpreta los sabores franceses clásicos con un enfoque contemporáneo. El chef japonés Sota Atsumi es quien aporta su creatividad y técnica, que incluye platos originales. Entre las estrellas del menú destacan el tartar de vacuno sobre crujiente de arroz, una reinterpretación del vitello tonnato, y una mousse de chocolate templado con sparkys, que maridan con una de las bodegas de vinos naturales más grandes de Francia.
Dirección: 114 Rue Amelot, 75011 Paris, Francia
- Chateaubriand: La excelencia de la sencillez. El nombre del bistró mola, ya que homenajea a ese centro vacuno asado, una pieza noble entre los nobles, que encarna la esencia de la culinaria francesa.
Le Chateaubriand, ubicado en el corazón de París, es un bistrot clásico dirigido por Iñaki Azpitarte, hijo de padre eibarrés y madre de Hendaia. Este lugar se ha consolidado como un referente en la siempre competitiva escena gastronómica de la capital francesa. Con una propuesta culinaria que cambia semanalmente, Azpitarte reinventa platos de corte personal utilizando técnicas y presentaciones sencillas.
Apodado L´enfant terrible, este chef alternativo alcanzó la posición 21 en el prestigioso ranking de The World’s 50 Best Restaurants en 2015. Este lugar combina la atmósfera de las antiguas tabernas con platillos que cambian semanalmente, aunque algunos hits inamovibles permanecen en el menú debido a la demanda popular, incluidos los postres.
De su cocina se emplatan un pan de queso elaborado con parmesano y gruyere, ligero y esponjoso; el ceviche, servido en un vaso pequeño al estilo del txikito, una propuesta líquida que incluye pescado, algas y un toque de acidez, consumido como un chupito.
Otros platos destacados con opciones se reinterpretan los sabores clásicos como las anchoas con especias y limón, acompañadas de un caldo de garbanzos inspirado en la cocina de las abuelas. Hay espacio también para un atún, cocinado al punto perfecto y acompañado de una salsa de vino blanco. Desde un pollo perfectamente asado, con una ensalada aliñada con caldo de pollo y salsa vizcaína, hasta platos más elaborados reflejan influencias de la experiencia de Azpitarte en este bistró basque.
El punto dulce finaliza con una bomba de yema caramelizada, en contraste de texturas con un interior líquido bajo una capa crujiente de azúcar caramelizado.
Además de su propuesta gastronómica, Chateaubriand destaca por su extensa selección de vinos, que incluye etiquetas de diversas procedencias y una notable apuesta por los vinos naturales. Este enfoque ha contribuido a que el restaurante haya sido distinguido este año como el Fooding de Honor por la guía Le Fooding.
Dicha publicación, en la última década, ha revolucionado la cocina y la hostelería francesa al dar visibilidad al movimiento neo-bistró, una corriente que ha transformado la escena gastronómica con su enfoque fresco e innovador. Este movimiento, caracterizado por la apuesta por gente joven, vinos naturales, productos locales, precios accesibles y un ambiente informal, ha tenido un impacto tan significativo que incluso la Guía Michelin la adquirió hace unos años, reconociendo su relevancia en la gastronomía contemporánea.
Y sin ir más lejos, acercándose a sus orígenes, Iñaki acaba de abrir Chez Maya, Petit Grill Basque, en San Juan de Luz.
Dirección: 129 Ave Parmentier, 75011 Paris, Francia.