Lo único claro, es que este sistema viene para quedarse. De hecho, está generalizado en todo el continente europeo, salvo excepciones como Finlandia donde también han empezado a trabajar en un proyecto similar. El objetivo es corregir la actual postal de Barazar, Lemoa, Kanpazar,... y desviar hacia vías de alta capacidad a esos miles y miles de camiones. Y así, evitar accidentes, contaminación, y el deterioro de las propias vías.
Las Juntas Generales de Bizkaia analizan ya esta propuesta apadrinada por el Departamento que conduce Imanol Pradales. Y en paralelo lo está haciendo Europa, que es quien finalmente debe dar el visto bueno o no al contenido y desarrollo de este sistema de Quien contamina y usa, paga a través de un sistema de arcos. Tienen seis meses de plazo. En principio, la teoría dice que el dossier y la hoja de ruta de este nuevo modelo de movilidad para el transporte de mercancías en Bizkaia cumpliría con los principios que marca la Comisión.
Es decir, respetaría los criterios que plantea Europa para que la normativa no sea discriminatoria, por ejemplo, como al parecer ocurre con la guipuzcoana que ya ha sido rechazada en un par de ocasiones al dibujar amplias zonas blancas -sin arcos de pago-. Y es que se debe garantizar la igualdad de oportunidades de todos los vehículos pesados sea cual sea su origen y destino. Algo que, según las últimas resoluciones, no ocurre en Gipuzkoa porque un camión puede entrar, circular y abandonar una carretera sin pagar canon porque hay largos tramos sin presencia de arcos.
EL 96,5% DE LA RED
La normativa que quiere aprobar la Diputación Foral de Bizkaia "tendrá la máxima seguridad jurídica y será especialmente cuidadosa para evitar cualquier discriminación directa o indirecta, por cualquier motivo, a la hora de identificar los tramos, colocar los arcos de control y establecer las cuantías del canon", remarcó el máximo responsable de la cartera de Infraestructuras y Desarrollo Territorial.
El propio Pradales insistió en la necesidad de que esta reordenación de la movilidad sea consensuada y gradual y atendiendo a las necesidades del sector, con el que ya se ha abierto una mesa de diálogo. De saque pagar no le gusta a nadie, pero los ahorros que derivarían de la aceptación de esta medida son la mejor baza en esta negociación.
Los más evidentes ambientales; por ejemplo en el entorno natural de Kanpazar. Y es que de cumplirse las previsiones, la aplicación de este sistema de arcos conseguiría sacar del asfalto a 4.000 grandes camiones que hoy en día circulan en una jornada normal por carreteras secundarias. Todo eso equivaldría a plantar cada año 14 bosques con una superficie como San Mamés.
Y LA COMPETITIVIDAD
Pero no menos relevantes serían los beneficios en la salud pública y en las personas al volante. Se ha calculado que por evitar el peaje de la AP-68 o la VSM, cada transportista se hace un extra de kilometraje equivalente a un Bilbao-Bermeo por porte. Esto es, unos 40 kilómetros entre pecho y espalda que acaban pasando factura en la atención cuando se conduce. Eso sin tener en consideración que, en buena lógica, la reducción de horas al volante significaría que las probabilidades de verse implicado en un accidente también serían menores.
2.100 DE LA N-637
Además, en la medida en la que se vayan redistribuyendo los tráficos, se lograría también una reducción de la densidad de tráfico y de las congestiones en determinados puntos muy saturados de la red. Por ejemplo, el Puente de Rontegi tendría 52 horas menos de tráfico denso al año. Actualmente se calcula que hay unas 260 horas con tráfico congestionado.