Es el ave más amenazada del mundo de cuantas viven en Euskadi; se ha extinguido de la mayor parte de Europa y hay países que están gastando ingentes cantidades de dinero en su recuperación. Hoy en día, en la península ibérica vive el 70% de todos los ejemplares de alimoche. "Tenemos un compromiso con el mundo entero para recuperar esta especie", ha advertido este jueves el responsable técnico del plan de gestión de esta especie, Iñigo Zuberogoitia. En algo más de una década, Bizkaia ha conseguido dar la vuelta a una tendencia que llevaba a esta rapaz a desaparecer del territorio; si en 2008 apenas seis polluelos conseguían alcanzar la edad adulta, hoy en día son una veintena lo que alzan el vuelo.
"Estamos consiguiendo afianzar e incrementar la presencia de esta rapaz en Bizkaia y tenemos también buenas perspectivas de futuro. Hemos logrado invertir una tendencia negativa y avanzar en la conservación de este ave, una especie en riesgo", se ha felicitado la diputada de Sostenibilidad y Medio Natural, Amaia Antxustegi.
Pero, ¿por qué es tan importante el alimoche? Lo explica el responsable de su plan de gestión en el territorio, Iñigo Zuberogoitia. "De todas las especies de aves que tenemos en Euskadi, es la más amenazada a nivel global. Ni siquiera especies tan icónicas como el quebrantahuesos están tan amenazadas", advierte. Esta rapaz se extinguió a finales del siglo pasado de la mayor parte de Europa, su población se hundió en África y entró en un declive continuo en gran parte de Asia. "La situación es muy delicada; de hecho, hay países del este de Europa que están gastando una ingente cantidad de dinero para recuperarla y que no se extinga", continúa el experto.
Hoy en día, en la península ibérica vive el 70% de la población mundial del alimoche, por lo que Zuberogoitia es tajante en este sentido. "Nosotros tenemos lo que queda del alimoche; tenemos un compromiso, no solo con la sociedad sino con el mundo entero, para conservar el alimoche y recuperarlo", destaca.
"La situación era insostenible"
A principios de este siglo, apenas lograban alcanzar la edad adulta seis polluelos al año. "La situación era insostenible, deplorable. El porcentaje de parejas que comenzaba la reproducción era ínfima: muchos no conseguían criar por las molestias que tenían en el entorno", recuerda el responsable del plan de gestión que la Diputación puso en marcha en 2010 para revertir la tendencia: se reguló la escalada, las pruebas deportivos y las actividades forestales en torno a los nidos. Cada año, a finales de febrero, antes de la llegada de los ejemplares a Bizkaia, se revisan los 110 nidos conocidos y se delimita un área de protección de un kilómetro en torno a cada uno de ellos.
Los resultados no han podido ser mejores: la población de alimoche está creciendo actualmente en Bizkaia. "Hemos conseguido dar la vuelta a estos parámetros", se felicita Zuberogoitia. Casi todas las parejas que llegan al territorio cría y el número de polluelos que consiguen alzar el vuelo se ha triplicado. "Es un parámetro muy importante; calculamos que en esta década hemos conseguido salvar 44 pollos gracias al plan de gestión, que parece poco pero es una barbaridad. Hemos pasado de una situación verdaderamente preocupante a una claramente optimista".
Una "sede social" de un centenar de ejemplares
Incluso se ha formado un dormidero en el que se han llegado a contabilizar más de un centenar de ejemplares juntos, la mayor cantidad de alimoches de todo el Cantábrico. "Es único en el mundo porque no está vinculado a ningún punto de alimentación artificial. Se trata de una sede social donde se reúnen los alimoches jóvenes y subadultos para buscar pareja, relacionarse... Y de ahí salen los que van a criar en las próximas décadas. Algunos alimoches franceses vienen a este dormidero", explica. "Es un seguro para la conservación del alimoche a largo plazo".
El plan ha tenido tanto éxito que este verano, de no haber sido por las temperaturas tan altas que se han registrado, se hubieran batido récords de cría. "Muchas crías de alimoche se han muerto por el calor excesivo; se han cocido en el nido. Los alimoches orientan los nidos al sol, porque están acostumbrados a lidiar con el frío y la lluvia. Con días de más de 40ºC, estos nidos han alcanzado temperaturas de más de 70ºC; los adultos llevaban agua en el pico para las crías pero, desafortunadamente, muchas no pudieron soportar ese calor. Ha sido el cuarto año con más polluelos en este siglo; si no hubiera sido por las olas de calor, si hubieran batido récords", finaliza el responsable del plan de gestión.