Con la llegada de las primeras lluvias y viendo el verano extremadamente seco y cálido que acaba de terminar puede parecer mentira, pero Bizkaia acaba de adentrarse en su temporada de riesgo de incendios forestales, que se prolonga desde mediados de septiembre hasta finalizado el invierno. El territorio se prepara para hacer frente a los posibles fuegos que se pueden producir en los montes reforzando sus equipos de retenes forestales y con unas masas arbóreas saneadas, en las que se persigue ponérselo difícil a las llamas para seguir su camino destructivo. Y, analizando las cifras, parece que da resultado; Bizkaia no sufre ningún gran incendio, entendido como aquel que calcina más de 500 hectáreas, desde 1989, cuando se quemaron 20.000. “Una buena gestión forestal, junto a la propia colaboración y concienciación de la sociedad, que protege sus montes, son la clave para ello”, afirma Carlos Uriagereka, jefe del Servicio de Montes de la Diputación.
La época en la que el riesgo de que se produzca un incendio forestal es más alto no solo en Bizkaia, sino en toda la cornisa Cantábrica, se prolonga desde el 15 de septiembre al 15 de abril, coincidiendo con el otoño y el invierno. ¿Curioso? Tiene su explicación. “Se asocia a frío y agua, pero en este periodo la vegetación entra en un parón vegetativo; el helecho y la argoma, que son los principales componentes en los montes, se secan y provoca que, en caso de haber un fuego, sea de mucha más peligrosidad, al estar más inflamable”, explica Uriagereka. Y es que el riesgo, añade, no está tanto en la ignición, en que se produzca una chispa, sino en la propagación, en que esa chispa encuentre el combustible y las condiciones necesarias para extenderse. Los picos suelen producirse en los meses de septiembre y octubre, otro en diciembre y posteriormente ya en febrero y marzo, vinculado a la generación de pastos. También existen áreas más sensibles a los incendios, donde se producen con más frecuencia, como las zonas occidentales del territorio.
Los tres meses de verano en los que ha llovido tan poco y ha hecho tanto calor suponen un factor de riesgo más que añadir, “sin llegar a un peligro extremo”, al estar el suelo más reseco. De hecho, añade el jefe de Montes, en los bosques “se está adelantando el otoño y la caída de la hoja; los árboles están más secos y se está anticipando la parada vegetativa”.
Bizkaia está preparada, destaca Uriagereka, “todo el año” para hacer frente a posibles incendios forestales. Más de un centenar de agentes forestales conforman el dispositivo de prevención y extinción de incendios forestales, a los que hay que añadir el personal de Basalan y los 400 bomberos que trabajan en los ocho parques forales distribuidos por todo el territorio. Pero en época de alerta alta, como la actual, los retenes, tanto de vigilancia como de extinción, se refuerzan de manera importante, pasando de tres a cinco retenes. Compuestos por seis agentes cada uno, suman un total de treinta personas, más otros dos técnicos de guardia, otro retén de vigilancia y personal de logística. “Si sumamos a Basalan y los bomberos, estaríamos hablando de 80 personas que podrían actuar de forma ordinaria. En casos de riesgo extremo, en función de la meteorología, se incrementan con retenes extraordinarios”, enumera el jefe del servicio de Montes.
Desbroces y podas
Tan importante, e incluso más, es la prevención. A la hora de evitar los incendios y lograr que no se extiendan resulta fundamental que los bosques se encuentren en buenas condiciones, sin masas descontroladas que puedan ser pasto de las llamas. Ahí juegan un papel fundamental todos los trabajos de desbroce, entresacas y podas que se realizan a lo largo del año, para reducir el combustible disponible en el monte y lograr, de esta forma, que la propagación de las llamas se ralentice y dificulte. “La gestión forestal es la herramienta fundamental para evitar los incendios y que, en caso de producirse, sean de menor intensidad”, enfatiza Uriagereka. La propia actividad forestal resulta fundamental en esta labor preventiva. “En otras comunidades, el valor está en el pasto y utilizan el fuego para generarlos. Aquí hay actividad forestal y el valor está en la madera, en el árbol, y eso se protege”. Cada año, apunta, se extrae un millón de metros cúbicos de madera en cortas y entresacas, lo que representa el 70% del crecimiento anual de todos los bosques.
La ganadería extensiva también juega un papel importante, ya que supone disminuir el material que puede arder en el monte, “son interrupciones interesantes en los bosques”. Se ha trabajado intensamente en zonas donde se utilizaba el fuego para generar pastos, eliminando estas prácticas y que las quemas se sustituyan por desbroces manuales o con maquinaria. “El daño a la biodiversiad es enorme; se ha ido trabajando, sobre todo en zonas más pegadas a Cantabria, para cambiar esa costumbre”, apunta el jefe de Montes. Otras medidas que preparan al territorio contra los incendios son balsas para recoger agua cuando se produce un fuego en las inmediaciones, barreras naturales que impidan su expansión y una buena red de pistas forestales, que ayuda tanto en la interrupción del incendio como en la llegada más rápida de los medios al lugar.
AL DETALLE
REGLA DEL 30
Riesgo. Los factores meteorológicos son los que determinan el riesgo de incendio de cada jornada: la temperatura, la humedad y la intensidad del viento. Si la primera está por encima de los 30º, la segunda es inferior al 30% y la tercera supera los 30 kilómetros por hora, el riesgo se dispara.
CAUSAS
Solo el 10% son naturales. Solo el 10% de los incendios se producen por causas naturales, como puede ser la caída de un rayo en una tormenta seca. El resto son originados por el hombre, bien por negligencias o de forma intencionada. También los hay provocados por falta de mantenimiento de infraestructuras, como, por ejemplo, la chispa que puede generar el roce de una línea eléctrica con un árbol.
AVISOS
Operativo. Los avisos de incendio se canalizan a través de SOS Deiak. Los agentes forestales se reúnen en un punto de encuentro para recibir instrucciones. Aunque los vehículos para extinguir un incendio los suministran los bomberos, los guardas también tienen medios para combatir las llamas, como batefuegos o azadas para realizar líneas de defensa, una especie de cortafuegos.
QUEMAS
Autorizaciones. Cada año se conceden entre 4.000 y 5.000 permisos de quemas, que han reducido los incendios que se producen al hacerlas sin control.