Reflexionan en alto las voces expertas y coinciden en el diagnóstico: no pinta bien. Ni siquiera a corto plazo las predicciones climáticas son asumibles sin que haya costes materiales y humanos. El último estudio sobre el que ya trabajan en la Diputación Foral de Bizkaia es claro en ese sentido y contempla para los años venideros un escenario muy similar al que ya se respira en las calles de cualquier localidad, con más calor y menos periodos de lluvia y muchas veces fuera de temporada. De hecho, las altas temperaturas y los riesgos de incendio forestal fueron el año pasado las dos causas principales de los avisos meteorológicos lanzados por Euskalmet.
Por eso, tal y como esas mismas voces expertas recomiendan, la lucha contra la crisis climática depende de la voluntad de la clase política para hacer caso a la Ciencia. Los modelos alternativos de crecimiento y progreso existen; son una realidad a la que Bilbao y Bizkaia siguen la pista desde hace un tiempo. La innovación, la sostenibilidad y la igualdad desde todas sus perspectivas buscan hacerse un hueco a diario en los círculos de decisión para tratar de adaptarse a los tiempos que vendrán y mitigar los impactos en la población.
Tanto es así que el uso –y la lectura– de palabras como refugio climático, corredor verde y minibosquete empiezan a compartir protagonismo en los planes de diseño –y rediseño– de pueblos, ciudades o zonas concretas de cualquier municipio. Así está ocurriendo por ejemplo en Bilbao, donde la planificación urbanística lleva tiempo vinculada a las instrucciones y orientaciones más vanguardistas para tratar de mitigar los efectos del cambio climático y adaptar el modus vivendi de la población a esa nueva normalidad que ya está dibujando el aumento de la temperatura, la polución atmosférica y la sobrecontaminación plástica o la pérdida de biodiversidad.
Hace unos años, el estanque del parque Europa fue reconocido por la Unesco como ejemplo de naturalización en el entorno urbano. Y dentro de poco, el parque Etxebarria ganará otro estanque artificial. En este mismo espacio se ha planeado un bosquete, precisamente para evitar el efecto isla de calor que se genera en los núcleos urbanos a consecuencia de la combinación del calor y el hormigón. Y en esa categoría de actuaciones preventivas estaría también el pasillo verde de María Díaz de Haro. “Además –ilustraban fuentes municipales– el concurso de proyectos para ordenación urbana de Abando, y otros que vendrán después, priorizarán aquellos proyectos que contemplen medidas contra el cambio climático”.
En el caso concreto de Abando, el revolcón paisajístico que se quiere para este punto deberá incluir una zona verde –de más de 3,5 hectáreas– con más de un millar de árboles. El objetivo es que se convierta en pulmón –uno más– y en corazón a la vez, capaz de dinamizar zonas de encuentro y de unión entre calles, barrios y realidades distintas y, al mismo tiempo, ganar espacios para la cohesión del botxo. Todas estas medidas de adaptación al cambio climático están presentes en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) aprobado recientemente, en marzo de 2022.
Aunque antes de esa fecha –y de que la crisis climática entrara en las agendas políticas– ya es posible rastrear los antecedentes a este compromiso con la sostenibilidad y el progreso en un par de proyectos europeos en los que Bilbao tomó parte (RAMSES y RESIN) junto a otras ciudades del continente y que han hecho posible avanzar en las soluciones –al menos, algunas de ellas– para el citado PGOU. Ahí se incluirían el mapa del clima de Bilbao, la modelización de calles y plazas (pavimentos, fachadas, árboles, suelos permeables,..) para ver los efectos del cambio climático, etc.
Los conceptos
- Urbanismo sostenible y desarrollo humano. Ciudad de los 15 minutos, ciudades inteligentes, y otros conceptos asociados al urbanismo sostenible se abren paso en el planeamiento de los grandes núcleos de población.
¿Y en Bizkaia?
- Calor. La duración máxima de las olas de calor es hoy en día de 6,84 días, tomando como referencia los datos de entre 1971 y 2000; para 2038 se prolongará ya hasta los 23,84 días y se prevé que alcancen los 23,84 días para finales de siglo, a partir de 2069. Los efectos irán más allá: las temperaturas máximas, que actualmente se sitúan en una media de 15,11 ºC a lo largo del año se incrementarán hasta los 18,76 mientras que las mínimas, hoy en día de 7,61 ºC subirán hasta los 10,99. Las temperaturas medias en las zonas costeras, mayores que en el interior, también experimentarán aumentos más notorios.
- Lluvia. En cuanto a la lluvia, lloverá algo menos –la precipitación media diaria podría pasar de 3,74 a 3,33 litros por metro cuadrado– pero sobre todo lo hará de forma diferente: menos días, 148,6 frente a los 168 actuales, y de forma más concentrada: de 54,15 litros por metros cuadrado de máxima en 24 horas se pasará a 56,28. Se acentúa con ello el riesgo de sufrir fenómenos extremos: sequías, al prolongarse los periodos de tiempo sin lluvias, e inundaciones al llover más en poco tiempo.