Cultura

Bob Dylan: blues, desamor y muerte

El músico octogenario publica las sesiones completas de su disco ‘Time Out of Mind’, con versiones alternativas, algún inédito y múltiples directos
El nuevo dusci resulta la fotografía de una época gloriosa de Bob Dylan. | FOTO:EFE

Quizás solo Neil Young, Springsteen y los Stones puedan competir en fondo de armario desconocido con Bob Dylan. Robert Zimmerman sigue escarbando en su catálogo con un nuevo volumen de sus Bootleg Series, para regalarnos las sesiones completas de Time out of Mind, quizás la última de sus obras maestras.

El álbum, editado a finales del siglo XX, marcó su renacimiento artístico gracias a clásicos como Love Sick, Not Dark Yet o Make You Feel My Love. Ahora nos llega ampliado con versiones alternativas, algún inédito y múltiples directos.

Existe la opinión de que Time Out of Mind, editado el 30 de septiembre de 1997, es la última obra maestra de Dylan, al alcance de cualquiera de los clásicos de los 60 y 70 con el que se quiera equipar, además del disco que marcó su renacimiento artístico en el siglo XXI, en una época adulta que, para el resto de humanos, supone la edad de jubilación.

Fragments–Time out of mind sessions (1.996-1.997) documenta las sesiones completas de aquel álbum excelso con múltiples reclamos para el fan disperso por hasta cinco discos, según los formatos existentes.

El álbum editado a finales del siglo XX llega ahora ampliado. | FOTO: DEIS

El nuevo lanzamiento quizá sí ofrezca más reinterpretaciones que descubrimientos, pero resulta la fotografía de una época gloriosa de Dylan, un renacimiento crepuscular que un cuarto de siglo después sigue vivo para el músico, ya octogenario. Fragments…, que casi coincide con el reciente lanzamiento de su libro La filosofía de la canción moderna, está disponible en tres formatos: caja con 4 vinilos con libreto exclusivo de 40 páginas con información e imágenes inéditas; caja con 5 CDs y el mismo libreto a 60 páginas; Doble CD y libreto, y dos ediciones digitales: normal y de lujo.

Existe la opinión de que ‘Time Out of Mind’ es la última obra maestra de Dylan al alcance de cualquiera de los clásicos de los 60 y 70

Daniel Lanois, productor intervencionista que ya había lavado la cara a Dylan en Oh Mercy! una década antes y cuya mano se nota en discos de U2, estuvo tras los mandos de Time Out of Mind, que logró tres Grammy, entre ellos al de mejor disco del año.

Fragments… revela todo su proceso de grabación, tanto en el estudio Teatro de Oxnard como en los estudios Criteria de Miami, donde juntó a músicos de su banda y a instrumentistas históricos como Bucky Baxter, Duke Robillard, Robert Britt, Cindy Cashdollar, Tony Garnier, Augie Meyers, Jim Dickinson, Jim Keltner, Brian Blade y David Kemper.

Desamor y muerte

Golpeado por la muerte de Jerry García (Grateful Dead) y atemorizado por la suya, Dylan exorcizó sus demonios buceando en sus discos de blues en Time Out of Mind, un álbum que toman prestadas citas –musicales y textuales– de grandes del folk y el blues, e interpretan músicos excelsos, sin alardes, de esos que son capaces de dar la nota correcta en cada verso. Es un álbum de blues –y, por tanto, repleto de amor, dolor y muerte– pero, como casi siempre, con estrofas y arreglos regados por las aguas del country, el folk y el jazz.

Su recuperación al completo suena más sombría y turbia, despojada de los efectos y mezclas preciosistas de Lanois, y ofrece un renacimiento de clásicos contemporáneos como Love Sicks, el maravilloso medio tiempo Tryin’ to Get to Heaven, la oscura Not Dark Yet o el baladón Make You Feel My Love, que ha sido versionado por Adele, Billy Joel, Neil Diamond o Garth Brooks. Ellas, la trotona Dirt Road Blues, la balada Standing in the Doorway, Till I Fell in Love with You, Cold Irons Bound… suenan contaminadas de jazz, arreglos country, guiños folk, electricidad rock y filosofía blues.

Resulta la fotografía de una época gloriosa, un renacimiento crepuscular que un cuarto de siglo después sigue vivo para el músico

Fragments… incorpora múltiples versiones de cada tema, tamizadas en diversos estilos, tempos y hasta con alguna letra diferente, además de tomas en directo y algunos inéditos como la algo monocorde Dreamin’ of You, un Red River Shore de aroma folk y pegada pop; Mississippi, posteriormente regrabada para su magnífico Love & Theft (2001), en varias versiones que van del rock al zydeco y el funk… Y destaca una versión ajena, la interpretación sentida y emocionante del tradicional escocés The water is wide, precursora de su tema Highlands.

Premio Nobel de Literatura, Dylan se luce en las letras, donde el amor no correspondido y el dolor se adueñan de ellas. “Estoy harto del amor, quisiera no haberte conocido, trataré de olvidarte/no sé que hacer, lo daría todo por estar contigo”, canta en Love Sick; “pasaría hambre, me dejaría machacar, me arrastraría por la calle/no hay nada que yo no haría para que sientas mi amor”, en Make You Feel My Love, y “estoy condenado a amarte”, en Can’t Wait.

La sombra de la muerte también sobrevuela –“intento llegar al cielo antes de que lo cierren”, “todavía no ha oscurecido, pero ya falta menos” o “desearía que alguien viniera a retrasar mi reloj”– la visión ampliada del disco. Pero él, y sus canciones, siguen vivos 25 años después.

07/02/2023