El primer ministro británico, Boris Johnson, ha afirmado este miércoles que no sería "responsable" dimitir por el escándalo sobre las fiestas en Downing Street durante la pandemia del coronavirus, a pesar de que cada vez más diputados conservadores piden un cambio de líder.
Johnson ha justificado que se mantiene en el cargo por la "gran agenda" política con la que tiene que cumplir. Ha destacado "grandes presiones económicas", entre ellas, la guerra de Ucrania. El político británico ha admitido haberse encontrado "sorprendido y muy desconcertado" cuando fue multado por la Policía Metropolitana de Londres por la asistencia a las fiestas en el verano de 2020, según ha declarado en una entrevista para la página web Mumsnet, en la que la fundadora de la empresa dirigió las preguntas de los usuarios al político.
El público señaló al primer ministro de "mentiroso habitual", preguntándole cómo los ciudadanos podría confiar en él. Johnson rebatió la afirmación, pero confesó: "Entiendo perfectamente lo exasperante que resulta que personas como yo no cumplamos las normas".
"No voy a negar que todo el asunto no ha sido una experiencia totalmente miserable para la gente del gobierno", ha dicho, a lo que ha añadido en su defensa que pensaba que acudía a asuntos de trabajo. "Creía sinceramente que lo que estaba haciendo era despedir a un personal muy trabajador que había hecho todo lo posible por ayudar a la gente durante la pandemia".