Crónica de una muerte anunciada. Como si se tratara del relato escrito por el escritor colombiano Gabriel García Márquez, el Bilbao Athletic, al igual que Santiago Nasar (el protagonista de la historia de García Márquez), sabía que su suerte estaba echada. El descenso a Segunda RFEF estaba cantado incluso desde meses atrás y solo faltaba poner fecha a la consumación del fracaso del filial, que competirá la próxima campaña en la cuarta categoría estatal, a la que regresa 56 años después, cuando por entonces ejerció en la antigua Tercera División. La enésima derrota ante el Castellón el pasado domingo en Lezama no hizo más que reiterar un deteriorio al que pone fin a falta de cuatro jornadas para el cierre del grupo II de Primera RFEF, tramo en el que los cachorros quieren asear una imagen que han depreciado a lo largo del curso, fruto, entre otros matices, del desacierto de la dirección deportiva de la entidad bilbaina en la gestión del proyecto, tanto durante las doce jornadas iniciales bajo la batuta de Bingen Arostegi en el banquillo como en las 22 pilotadas por Álex Pallarés, dos apuestas evidentemente fallidas.
El Bilbao Athletic se salvó in extremis de la quema el pasado ejercicio gracias a la reacción llevada a cabo con Patxi Salinas como técnico, pero en esta ocasión no se ha repetido el mismo desenlace. La Junta Directiva presidida por Jon Uriarte se inclinó, a los pocos días de ganar las elecciones, por pasar página y no contar con el mayor de los Salinas al frente del filial, una vez que consideraba que se cerraba un puerta y quería abrir otra pese a que detectaba cierta herencia que podría lastrar su idea, como contratos blindados de ciertos futbolistas, el despido de otros valores, cesiones ya decididas por la anterior cúpula de Lezama… Sin embargo, Sergio Navarro, el número dos de la factoría rojiblanca, huía de excusas y se decantó por un modelo quizá arriesgado que ha resultado un fiasco, acentuado por su apuesta personal tras destituir a Arostegi por Pallarés, un desconocido por estos lares pero al que el onubense conoce perfectamente y con el que ha tenido una paciencia que no tuvo con su antecesor. Tampoco le ha funcionado recurrir al mercado invernal, en el que emprendió cuatro incorporaciones –Urko Izeta (Amorebieta), Quicala Bari (Portugalete), Iñigo López (Arenas) y Asier Pérez (Mutilvera)– que, salvo la excepción del primero –comprado al Eibar–, no ha mejorado lo anterior.
La dirección deportiva y la Junta Directiva asume el fracaso y ya tiene puesto el foco en el proyecto para la próxima campaña en Segunda RFEF, una categoría que ofrece una merma del nivel competitivo para los cachorros en el objetivo histórico de Lezama de nutrir de canteranos al primer equipo. Se trata de hacer borrón y cuenta nueva, pero siempre, como reconoce el club, desde un escenario que obliga a tirar de registros novedosos y con la convicción de que Pallarés no continuará al frente del Bilbao Athletic. De salida, el Amorebieta, que pelea por el ascenso a LaLiga SmartBank, y el Sestao River, que ha sellado el ascenso a Primera RFEF, son los dos conjuntos vizcainos que competirán en categoría superior, por lo que el Athletic tendrá que reforzar el hilo directo con estos dos clubes a la hora de valorar y negociar posibles cesiones de determinados valores para paliar el abismo que se dará entre el primer equipo rojiblanco y el filial, y con la idea de que se curtan lo más cerca de la élite posible. El Sestao ya ha adelantado su disposición a reforzar este vínculo en palabras de Carlos Lasheras, su director deportivo, a este diario; voluntad que también se intuye en el caso del Amorebieta.
El club busca nuevo técnico para el Bilbao Athletic, que podría estar dentro de la casa. Carlos Gurpegi, que completa una notable campaña en el Basconia, y Bittor Llopis, que ha logrado el título de liga con el juvenil de Honor, se postularían en este supuesto, aunque la dirección deportiva tampoco descartar buscar el recambio puertas afuera de Lezama. Sea como fuere, el nuevo proyecto supondrá una regeneración en la plantilla, aunque son varios los jugadores con contrato.
Se da por hecho la salida de Jon Sillero a sus 25 años de edad y la posible de Jon Guruzeta (23 años), y compañeros, entre otros, como Jon Cabo y Ewan Urain, que juega cedido en el Amorebieta, están pendientes de la intención del club sobre sus personas, lo mismo que Izeta, que no tiene recorrido en Segunda RFEF; Adu Ares y Luis Bilbao, en la nómina para hacer la pretemporada en el primer equipo. A la inversa, la jefatura de Lezama debe pronunciarse sobre el futuro de los cedidos Ibai Sanz (Gernika), Kepa Uriarte, Ander Lorente y Asier Grande (Sestao), Iñigo Gomeza (Arenas) y Unai Naveira (NK Istra).
La cifra
13
Los puntos que ha sumado Álex Pallarés en los 22 partidos que lleva al mando del banquillo del Bilbao Athletic, frente a la docena de puntos que agarró Bingen Arostegi, al que sucedió en el cargo, en tantas jornadas. Unas pobrísimas cifras que se extienden a nivel colectivo, ya que el filial rojiblanco es el equipo más goleado de su grupo, con 49 tantos encajados, y el segundo de toda la categoría.