Brais Méndez pensará lo que le resta de su carrera qué demonios debe hacer para acudir a un Mundial después de tener el valor de emigrar de su Celta para recalar en la Real, ser terceros en ese momento, y protagonizar un aterrizaje extraordinario en su nuevo destino con el que ha firmado hasta Nochevieja 10 goles y siete asistencias (7 y 3 antes del parón). Pese a sus magníficos registros, Luis Enrique, que le había hecho debutar y con el que había llegado a jugar cuatro encuentros internacionales, decidió no incluirle en la convocatoria definitiva para el evento celebrado en Qatar. Al igual que a Merino, su compañero en el centro del campo, de quien casi nadie entre la afición txuri-urdin puede aceptar que no viajase al Golfo Pérsico, sobre todo si se tiene en cuenta a los que se desplazaron en su lugar.
Aunque finalmente no ha recalado entre los 26 jugadores de la primera convocatoria de Luis de la Fuente, el gallego sí que figuraba en la prelista junto a los tres realistas que se encuentran en Las Rozas, junto a Remiro y Zubeldia que se han quedo también fuera también de la llamada definitiva.
Todo cambió para Brais el día de la eliminatoria de la Copa, cuando, sin Merino y Silva por lesión, se pasó de frenada en un plantillazo a Busquets que supuso su expulsión cuando el marcador era 0-0 y solo habían transcurrido 40 minutos de partido. Esa noche su triunfal y meteórica trayectoria sufrió un revés importante que sin duda acusó hasta el punto de que Imanol le llegó a excluir del once por decisión técnica en el duelo ante el Valladolid en Anoeta, aunque en el descanso no tuvo más remedio que recurrir a sus servicios.
Su bache se ha traducido en que no ha visto puerta en todo el 2023 y que, extrañamente, pasara inadvertido en muchos encuentros en estas últimas semanas. Pero ya se puede decir que el de Mos va recuperando su autoestima y confianza y su nivel ya no dista demasiado del que ofreció en el primer tercio del curso. Como ejemplo el partido de vuelta ante la Roma en la que puso todos los centros que generaron peligro pero que, desgraciadamente, no fueron aprovechados por sus compañeros. "Firmo no marcar más y que seamos cuartos. Creo que no era normal para un centrocampista marcar 7 goles y dar 3 asistencias en tres meses", declaró en Radio Euskadi.
Su recuperación coincide además con los regresos de Merino y de Silva sus compañeros en el rombo mágico, lo que sin duda invita al optimismo de cara a las 12 jornadas que restan para el final del campeonato. "La situación en la que estamos es ideal para afrontar la recta final de liga. Es la posición en la que mucho querrían estar pero sabemos que va a ser complicado porque los de atrás aprietan", señaló en la misma entrevista. Además de rendirse a la calidad de su compañero canario, al que puso por encima de Iago Aspas, con el que se formó y compartió vestuario en el Celta. “Por trayectoria hay pocos que hayan tenido una como la de David. Son ya 900 partidos".
Lo que no admite discusión es la confianza ciega que tiene Imanol en su rendimiento. Solo se ha perdido por sanción el duelo en Almería y salido de inicio en 23, salvo el citado contra el Valladolid en Donostia y el de Getafe, en el que también salió en el entreacto y marcó de cabeza a centro de Momo Cho. En la Copa jugó en todos los duelos y solo fue suplente en Talavera de la Reina ante el Cazalegas y en Europa no se perdió ninguno, aunque sí partió desde el banquillo en Chipre y, en lo que fue una sorpresa mayúscula al ser un duelo clave, en el partido de ida en Roma. Brais siempre se ha mostrado agradecido con el técnico: “El míster sabe cuando apretar y cuando ceder. Creo que es la clave para que todo el grupo vaya en la misma dirección”.
Ahora solo falta que afine la puntería y vuelva a ser el futbolista que marque diferencias y que enamoró con inusitada rapidez a la grada de Anoeta.