Después de todo el ruido que ha generado la llegada de Brasil a Doha, donde la canarinha espera añadir la sexta estrella a su camiseta, llega hoy jueves su debut mundialista ante una Serbia (20.00 horas) que es vieja conocida de los brasileños, no solo por verse las caras en Rusia, sino por lo vivido hace siete años en el Mundial sub’20.
En ese campeonato los balcánicos sorprendieron a la generación de Gabriel Jesús en la final y la privó de un título que hubiera sido el sexto de Brasil en esa categoría y con el que hubiera igualado a Argentina.
Siete años después de aquella final perdida en Nueva Zelanda, Brasil, que solo recupera a Gabriel Jesús de aquella convocatoria, es amplia favorita ante unos serbios que mantienen a parte de la columna vertebral de aquel joven conjunto (Milinkovic-Savic, Rajkovic, Zivkovic y Velkovic) y añade mucho talento arriba, sobre todo con Dusan Vlahovic y Luka Jovic, y en menor medida con Aleksandr Mitrovic. No porque el del Fulham no meta goles, que los mete, sino porque un problema en un tobillo le puede privar de la titularidad.
Serbia no tiene miedo a los brasileños y su entrenador, Dragan Stojkovi, es claro. “Esto empieza cero a cero, así que ambos podemos ganar. No tenemos miedo a nadie, ni siquiera a Brasil”, afirmó el serbio, que es consciente también de que está ante una generación única: “Es la generación dorada de Brasil”.
El poder en ataque de los brasileños asusta, pero también conlleva dudas. Tite tiene que elegir entre una terna de delanteros que ya querrían muchas selecciones y esto conlleva decisiones, como la de alinear o no de inicio a Vinícius Júnior. Ahora es momento para que la canarinha confirme todas las expectativas que hay puestas sobre sus hombros y que, tras cuatro decepciones consecutivas en Mundiales (2006, 2010, 2014 y 2018), es el momento de rejuvenecer la gloria de 2002 y dar la sexta estrella a un país que la anhela desde hace veinte años.