El esperado Mundial de Catar va discurriendo dentro de lo previsible con escasas novedades reseñables desde el ámbito arbitral. Es posible que lo más noticiable sea el criterio referido a la recuperación del tiempo perdido, desde los primeros partidos los árbitros han añadido bastantes minutos, en general de manera justificada.
Otra norma nueva es la referida a golpes en la cabeza concediendo a los equipos la posibilidad de cambiar al jugador sin que esa sustitución compute sobre el cupo asignado por las Reglas de Juego. Con casi absoluta seguridad esto se aplicará en nuestras competiciones a partir de la próxima temporada, parece una disposición razonable que protege a los jugadores.
El funcionamiento del siempre controvertido VAR se mantiene dentro de la normalidad con alguna decisión sorprendente y contribuyendo a evitar grandes errores, es inevitable que unos pensemos que se utiliza en exceso y que otros opinen que se debería apelar más a sus decisiones, en cualquier caso a muchos nos deja esa frustración de celebración provisional del gol parece que hay que festejarlo a medias hasta que el ojo del Gran Hermano lo confirma de manera que asistimos a una doble tanda de abrazos. En cualquier caso esta herramienta se ha convertido ya en imprescindible para las grandes competiciones.
Una situación, de escasa trascendencia, que resulta sorprendente, es la poca comprensión por parte de los jugadores de la distancia a mantener en los abundantes balones a tierra que se producen. Los árbitros pasan auténticos apuros para lograr mantenerlos a los cuatro metros del balón que marcan las Reglas, es conveniente recordar que a esta distancia se deben situar todos los jugadores de ambos equipos salvo, claro está, el que va a recibir el balón.
Lo que no cambia, desgraciadamente habrá que aceptarlo como parte del juego, es la costumbre inveterada de quejarse del árbitro al final del partido, una vez asumido que lo haga el equipo perdedor tendremos que empezar a aceptar que lo haga también el ganador, ejemplos recientes se están dando.
Para finalizar no quiero resistirme a comentar la extraordinaria actuación del árbitro inglés Michael Oliver, dirige los partidos de manera que hasta parece fácil hacerlo, puedo aseguraros que no es así.
El autor es Responsable de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol