La Comisión Europea presentó ayer miércoles sus orientaciones para la revisión de la disciplina fiscal, que contemplan reglas más flexibles y asequibles, tales como una senda de gasto neto a medio plazo que esté sujeta a la deuda específica de cada Estado miembro y que tenga un horizonte de cuatro años ampliable hasta un máximo de siete, si bien se mantiene el tope del déficit público en un 3% y se prevé un mayor abanico de sanciones, aunque con reducción de importes.
No obstante, Bruselas incidió en que los cambios que propone en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento no significan que se vayan a alcanzar acuerdos bilaterales entre la Comisión europea y el Estado miembro en cuestión, sino que cada uno de los planes estructurales tendrá que ser respaldado por el Consejo.
La nueva senda de gasto, que atiende a la petición de flexibilidad que hicieron países como España, clasificará a los Estados miembro en tres categorías en base a la deuda pública que acumulen. Así, los países con una deuda “sustancial”, como España, deberán alcanzar un ajuste fiscal completo en el horizonte de este plan, es decir, cuatro años, que se reducen a tres en el caso de las economías con una deuda “moderada” mientras que aquellos con una deuda “baja” no tendrán la obligación de realizar ajustes.
Sin embargo, la propuesta contempla que para los países que tengan una gran deuda pública el periodo de cuatro años pueda extenderse hasta un máximo de siete si estos se comprometen a realizar reformas o inversiones. En todo caso, los Estados miembros deben asegurar que la deuda está en una senda de descenso plausible.
Asimismo, se introduce una cláusula específica de escape para los Estados miembro que contempla la posibilidad de eventos extraordinarios, tales como pandemias o guerras, derivada del actual contexto post Covid-19 y de la crisis tras el ataque de Rusia a Ucrania. La propuesta mantiene algunas de las obligaciones de la actual disciplina, como es el caso del Procedimiento de Déficit Excesivo (PDE), que continúa en un máximo del 3%, mientras que el PDE basado en la deuda se reforzará y se activará cuando un Estado miembro con una deuda superior al 60% del PIB se desvía de la senda de gasto neto acordada.
Según ha destacado este miércoles en rueda de prensa el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, “lo que importa para la sostenibilidad de la deuda es que los Estados miembro reduzcan los elevados de la deuda pública de forma realista, gradual y sostenida”, lo que está condicionado a “alejarse de los requisitos poco realistas impuestos por la regla de reducción de la deuda del 1/20” que imperaba en el anterior plan.
Asimismo, Gentiloni ha subrayado que la Comisión confía haber alcanzado un “equilibrio creíble” que permitirá a los Estados miembro decidir sus propios planes a medio plazo para que puedan “ganar tiempo y gradualidad” en la reducción de la deuda.
En términos similares se ha expresado el vicepresidente económico de la Comisión, Valdis Dombrovskis, quien ha aseverado que “las orientaciones de hoy van más allá de las reglas fiscales” pues son el resultado de “un diálogo abierto con los Estados miembro para identificar sus necesidades y retos específicos”, lo que permitirá “adaptar las nuevas reglas a cada una de las economías de la UE”.
Déficit de España
-64.773 millones de euros El Gobierno español calcula que el Estado terminará este año con un déficit de 64.773 millones de euros, que supone una caída casi del 22% con respecto al 2021, pero supone un 5% de déficit sobre el PIB, muy lejos de la prohibición, que se encuentra suspendida temporalmente, de superar el 3% del PIB.
Endeudamiento. La deuda, según el Gobierno, alcanzará 1,506 billones de euros, superando por primera vez la cifra de los 1,5 billones y abriendo la puerta para que algún día, y a este ritmo en menos de una década, el Estado llegue a los 2 billones de euros.