La Comisión Europea presentará este martes su propuesta para una reforma del mercado eléctrico centrada en aumentar la presencia de renovables en detrimento de combustibles fósiles y facilitar los contratos a largo plazo para reducir la volatilidad en los precios para proteger a los consumidores, como ya defendía el Estado en el planteamiento que presentó a Bruselas el pasado enero.
Según el borrador al que ha tenido acceso Europa Press y que está sujeto a cambios hasta su publicación oficial, Bruselas anima a los Estados miembro a "esforzarse" por crear las condiciones de mercado adecuadas para los instrumentos a largo plazo basados en el mercado, como los acuerdos de compra de energía.
Se trata de acuerdos bilaterales de compra entre productores de energía, en particular de renovables, y empresas comercializadoras que, según destaca el texto, "proporcionan estabilidad de precios a largo plazo para el consumidor y la certidumbre necesaria para que el productor tome la decisión de invertir".
Una vez que la Comisión haya presentado oficialmente su propuesta, corresponderá al Consejo y el Parlamento, respaldarla a nivel tanto de Estados miembro como de grupos políticos, antes la negociación final de nuevo con Bruselas y con el objetivo de empezar a aplicarla en la primera mitad de 2024.
Sin embargo, frente a los defensores de la reforma estructural, otro bloque de siete países liderado por Alemania reclama que la revisión del mercado eléctrico sea "limitada" y que mantenga los beneficios reportados por el sistema en la última década y que no comprometa los objetivos climáticos y energéticos de la UE, dos posturas enfrentadas que auguran un debate dilatado a nivel de los Veintisiete.
Tras anunciar el pasado jueves una flexibilización de las ayudas de Estado que permita a los países de la UE igualar ofertas de terceros para evitar la fuga de empresas, Bruselas presentará también esta semana la ley para una industria de cero emisiones y la normativa de materias primas críticas, dos reglamentos complementarios que persiguen evitar la migración empresarial y alcanzar la autosuficiencia europea en la producción de nuevas tecnologías al tiempo que se reducen las emisiones de CO₂.
Todas estas medidas forman parte del plan de Bruselas para contrarrestar el impacto en la economía europea de las inyecciones de la Ley para la Reducción de la Inflación (IRA) estadounidense, con un paquete de 369.000 millones de dólares, y a las inversiones en tecnologías limpias anunciadas por China, que superan los 280.000 millones de dólares.