El Gobierno rumano llamó ayer a consultas a su embajador en Austria, Emil Hurezeana, para una serie de consultas sobre el voto negativo de Viena, que rechazó que Rumanía se sume al espacio Schengen a pesar de que la Comisión Europea lleva una década defendiendo su entrada. El Ministerio de Exteriores del país indicó en un comunicado que “la decisión de la parte rumana muestra una clara desaprobación por parte de Rumanía hacia la decisión tomada por Austria”, con quien podría reducir sus relaciones diplomáticas. Asimismo, las autoridades convocaron a la embajadora austriaca en el país, Adelheid Folie, para abordar el asunto y lamentó que “habrá consecuencias” tras el acto “injustificado y poco amistoso” de Austria contra el país.
El ministro de Exteriores rumano, Adrian Cioroianu, incidió en que estas medidas supondrán “una reducción de la representación rumana en Viena” y suponen una señal de “enfriamiento” entre los dos países, según informaciones del canal de televisión Digi24.
“Consideramos que lo sucedido es completamente injusto y carece de motivación objetiva alguna, especialmente teniendo en cuenta que Rumanía ha actuado con transparencia en sus relaciones con sus socios europeos, ente ellos Austria”, subrayó antes de afirmar que “desafortunadamente, Austria ha decidido ignorar todos estos elementos mediante un voto negativo expresado el jueves, en flagrante contradicción con la posición favorable de otros países miembro de la UE y a pesar de los contactos diplomáticos entre las partes”.
La entrada de Rumanía y Bulgaria chocó con el voto en contra de Austria y Países Bajos, si bien este último se había mostrado abierto a permitir la entrada de Rumanía. La decisión abarcaba a los dos países sin posibilidad de dividir la votación, por lo que el veto holandés a Bulgaria afectó también a Rumanía. La confirmación de la negativa a permitir la entrada de Bulgaria y Rumanía se produjo tras cerca de cinco horas de debate, durante las cuales se intentó resolver el bloqueo durante un receso para negociaciones bilaterales después de un primer debate en el que quedó patente la intención de vetar.
Hungría habla de hipocresía
Por su parte, Hungría asegura que Bulgaria y Rumanía merecen entrar en la zona de Shengen de libre circulación y criticó la “hipocresía” de los políticos liberales europeos por no haberse pronunciado ante el veto de Austria y Países Bajos. “El mainstream liberal reveló su hipocresía ya que cuando un país centroeuropeo veta algo es el fin del mundo, pero cuando lo hace países occidentales no sucede nada, hay silencio”, aseguró el ministro de Exteriores, Péter Szijjártó, en referencia a las diferencias con las críticas contra Hungría.
Szijjártó subrayó que, tanto Rumanía como Bulgaria, defienden sus fronteras “duramente” y han hecho mucho para detener la inmigración ilegal. “Austria y los Países Bajos han vetado su integración. ¿Dónde están los que suelen preocuparse por la unidad de la UE, los eurodiputados que quieren eliminar el voto unánime?”, se preguntó, incluyendo en este grupo a “los periodistas liberales, los burócratas de Bruselas y los ministros de los Gobiernos liberales”.