Álvaro Asa, 47 años, tomaba un café en Buztintxuri cuando fijó la mirada en una bajera vacía. "Era un búnker. Estaba insonorizada y desde la calle no se escuchaba nada. Era el local perfecto porque solo tenía que montar las baterías y ya podía empezar a trabajar", comenta Álvaro, que, medio año después, ha transformado una antigua sociedad en la escuela de percusión y trompeta Batu'klang.
En alemán, Klang significa sonido y para hacerse notar en el barrio, este viernes inauguró su academia musical, situada en la calle Ventura Rodríguez, con una batucada. La matriculación arranca este mes de mayo y las clases comenzarán a principios de septiembre.
La escuela Batu'klang va impartir clases de batería y trompeta. "Voy a enseñar los instrumentos que he estudiado en el conservatorio. Los alumnos también van a aprender lenguaje musical porque es fundamental para saber tocar y tocar mejor", señala Álvaro.
Además, para los más txikis de la casa, de tres a cinco años, dará sesiones de música y movimiento. "Van a aprender con sonidos, dibujos e instrumentos pequeños de percusión", explica.
Las clases, en principio, van a ser individuales y durarán media hora, aunque la escuela se ajusta a lo que el cliente requiera. "Hemos abierto el abanico de la oferta y nos adaptamos a lo que los alumnos quieran y demanden. Si quieren 30 minutos e individuales, 30 minutos e individual. Si quieres 45 minutos, 45 minutos y si aún deseas más tiempo, ofertamos hasta clases de una hora", resume.
Lo mismo sucede con el número de personas. "Hay muchos padres o madres que traen a sus hijos a clase y me dicen que también les gustaría aprender. En vez de que se queden esperando, tengo dos baterías y les animo a que toquen a la vez", subraya.
Álvaro ha decorado el exterior con un vinilo de grandes dimensiones –de tres metros de alto por seis de ancho–, y muy colorido –predominan los morados, azules y amarillos– en el que aparecen un set de batería, una trompeta y un pentagrama. "Los vecinos se están quedando impresionados", indica.
En el interior del local lucen carteles firmados de Marea, Seguridad Social, Más Fríos del Compás, Mochila 21 o del Drogas. "Su hija va al instituto con mi hija. Todos los pósters están firmados porque llevo en el mundo de la música desde que nací", bromea.
Construir barrio
La escuela Batu'klang, además de la faceta educativa, quiere dinamizar y crear ambiente en el barrio. "Hemos hablado con Buztingune –el centro comunitario de Buztintxuri– porque queremos montar un grupo de batucada txiki en el barrio para tocar en fiestas y otros eventos. Queremos que los chavales se apunten y lo pasen bien", asegura. En esa dirección, ya han celebrado un cursillo de batucada y el 28 de mayo harán sonar sus instrumentos en la inauguración de un txoko que han levantado los vecinos.
Además, los alumnos que lo deseen, podrán formar parte del grupo de batucada Batu'klang, fundado por Álvaro hace 15 años. "Quiero que los chavales a los que dé clase se diviertan y aprendan porque actuar es un ensayo más", indica. BatuKlang ha actuado en El Sadar en partidos de Osasuna, discotecas, salas, despedidas, bodas y un sinfín de fiestas de pueblos de Navarra, Euskadi y La Rioja. Además, a diferencia de la mayoría de grupos de batucadas, cuentan con bailarinas.
Tres décadas de experiencia
Álvaro procede de una familia muy vinculada al mundo de la música. Su padre tocaba el clarinete en la banda de su pueblo, Carcastillo, y seis de los siete hermanos cursaron estudios musicales en el conservatorio Pablo Sarasate.
En su caso, se especializó en la trompeta y los instrumentos de percusión. Con catorce años entró en una orquesta de Logroño, al año siguiente se apuntó a una de Tafalla y encadenó estudios, bandas y charangas hasta que hace tres décadas cuando, junto con sus hermanos, fundaron la primera escuela de música en Carcastillo. "Como funcionaba muy bien, montamos varias en Pamplona. Fuimos creciendo, me empecé a dedicar a la docencia y dejé de tocar por ahí", recuerda Álvaro. Además, los fines de semana, cuando las academias estaban cerradas, impartía clases en Caseda, Murillo del Fruto, Aibar o Caparroso.