Tras publicar el año pasado su último álbum, Nuevo Cancionero Burgalés, La Maravillosa Orquesta Del Alcohol vuelve a las salas con la intención de disfrutar al máximo de su trabajo. Creado en 2011 y con 497 conciertos a sus espaldas, el septeto de Burgos afirma sentirse todavía como si estuviera empezando, y esa misma ilusión y energía se refleja en sus actuaciones, en las que siguen compartiendo su música con ciudades de todo el país. Este jueves y viernes llenarán la Sala Zentral con su mezcla de folk, blues y rock&rol.
¿Qué tienen preparado para estos dos conciertos en Iruña?
–Estamos acabando el primer año de presentación de nuestro nuevo disco, Nuevo Cancionero Burgalés. Hemos estado haciendo una parte de salas, luego festivales y fiestas en verano, y ahora arrancamos esta segunda parte de salas. Para Iruña hemos planteado un repertorio que incluye unas cuantas canciones de este disco, pero también otras de todos nuestros discos, algún tema que no hemos tocado últimamente, otras que siempre tocamos, algunas a las que les hemos dado una vuelta y tienen algún cambio... mezcla de todo. Y, sobre todo, somos siete personas con la ilusión, la energía y las ganas de siempre de intentar transmitir al público lo que sentimos cuando tocamos.
El público pamplonés está con muchas ganas de verles. ¿Lo está La M.O.D.A. de tocar aquí?
–Sí, como siempre. Ya son muchas visitas y lo bonito es que la ilusión sigue siendo la misma o más. Ya antes de la pandemia éramos conscientes de lo privilegiados que somos de ir a las ciudades y llenar las salas, y ahora más que nunca. Es algo muy bonito estar a cientos de kilómetros de tu casa y ver la reacción del público, que canta todas las canciones y se emociona. La gente se vuelca, se disfruta y se vive todo con mucha intensidad.
¿En qué momento se encuentra ahora el grupo?
–En un momento muy bueno, probablemente el mejor que hemos vivido. Notamos que seguimos teniendo la libertad para hacer lo que nos da la gana, hacemos los discos y las canciones que queremos, nos sentimos libres a la hora de hacer nuestra música y el público sigue respondiendo. La gente no se cansa, sigue viniendo a los conciertos, cada vez viene más público, peña de edades diferentes... Suena todo a respuesta de futbolista, pero es la pura verdad. Estamos en un momento muy bueno, personalmente también. Entre nosotros el ambiente y la relación que hay es muy buena y, a base de años y años de carretera y local, aprendemos a entendernos y a cuidar los unos de los otros. Estamos disfrutando muchísimo.
¿Qué es lo que les mueve a la hora de seguir tocando, componiendo y subiendo a los escenarios para seguir adelante como grupo?
–Lo mismo que nos hizo querer coger una guitarra cuando éramos unos chavales: la ilusión y la pasión por la música. Es lo mismo que te deja flipado cuando escuchas una canción en una cinta a los ocho años o ves a un grupo tocar. Tampoco le damos muchas vueltas, es simplemente ese sentimiento que tenemos.
¿Qué se les viene a la cabeza cuando echan la mirada atrás?
–Procuramos no mirar mucho atrás, porque sentimos que estamos todavía empezando, desde el punto de vista de la ilusión, las ganas y la curiosidad. Mantenemos muchas cosas de ese inicio, hasta un punto de ingenuidad y espontaneidad. Y no nos cansamos. El día que perdamos esa ilusión dejaremos de tocar y a otra cosa, pero ahora mismo estamos como si estuviéramos empezando.
La M.O.D.A. ha ido poniendo cada vez más el foco en su tierra, sus raíces y lo de casa.
–Lo vemos como un paso natural más. No como algo brusco, sino algo natural y espontáneo. En tu vida vas haciendo un camino y vas buscando tu propia verdad, tu propia identidad. Al principio mirábamos mucho más a la música americana o cantada en inglés, y con el paso del tiempo y fruto de esa búsqueda de quién eres realmente, cada vez hemos ido fijándonos más en nuestras raíces, el lugar del que venimos y nuestro entorno. Este Nuevo Cancionero Burgalés no es más que un paso en ese camino natural del grupo. Estamos orgullosos de no haber hecho un disco tras otro igual, de no habernos repetido y de no haber estado condicionados por lo que espera el público. Hemos hecho siempre lo que nos ha salido y lo que nos llena, y hemos tenido la suerte de que el público nos sigue queriendo acompañar en este camino.
¿Cuál diría que es la esencia de La M.O.D.A.?
–No tengo ni idea, y no sé si queremos saberlo. Intentamos hacer canciones de forma honesta y sincera, hacer la música que nos llena e intentar que lo que hacemos nos emocione y signifique algo para nosotros. Pero no le damos muchas vueltas a si hay algún secreto. Seríamos incapaces de describirnos a nosotros mismos.
¿Qué les ha aportado personalmente formar parte del grupo?
–Yo creo que tocar música y compartirla con tus amigos es algo muy bonito que te enseña y te aporta muchas cosas. Da mucha felicidad compartirla con el público y ver a la gente cantando, los mensajes que te escribe el público... Es algo muy tocho con lo que sueñas con vivir cuando eres un crío. Nosotros estamos cumpliendo eso. Más allá de lo personal y lo sentimental, te da la oportunidad de viajar, conocer a otros músicos y descubrir nuevos sitios.
¿Cómo les reciben cuando el grupo vuelve a Burgos, a su tierra?
–La clave ha sido eso: la gente de aquí, que siempre nos ha recibido con mucho cariño y gracias a ellos nuestra música ha ido pasando. Burgos no es una ciudad muy grande, mucha gente se ha tenido que ir fuera, y esa gente siempre ha llevado el grupo por ahí, el boca a boca ha hecho que nos fuese conociendo gente de fuera, hemos podido ir a tocar a otras ciudades gracias a eso. Pero fuera de casa nos hemos sentido tratados con el mismo cariño, y eso es algo increíble. Con este disco teníamos muchas dudas de cómo iba a recibirlo la gente, porque parece que solo es para alguien de aquí, pero cada persona tiene un Burgos en su mente o en su universo; cada uno tiene su hogar y su tierra y lo extrapola a lo suyo. Es muy guay que en todas las ciudades nos reciban con mucho cariño. Nos sentimos en casa en muchos sitios.
¿Qué planes tiene La M.O.D.A. de cara al futuro a partir de ahora?
–Ahora estamos bien inmersos en la gira de presentación de Nuevo Cancionero Burgalés y el plan del año que viene es seguir tocando con este disco y volver a Latinoamérica. También queremos intentar hacer un par de conciertos en Londres y en Dublín, y también haremos festivales. Nos queda todavía un año de gira, es la idea, y también quizás recuperar canciones que llevamos tiempo sin tocar. Ese es un poco el plan. Como hemos hecho dos discos en bastante poco tiempo, esta gira es para disfrutarla. El día de mañana, si tenemos algo nuevo que contar, haremos otro disco, pero sin prisa. Echando la vista atrás, desde que empezamos no hemos parado ni una semana. Ha sido muy intenso porque nos sentimos con ganas y energía, pero hemos aprendido a cuidarnos a nosotros mismos y darnos cuenta de que no podemos con todo. A veces hay que dar un poco de espacio y dejar reposar las cosas. No queremos quemarnos ni quemar al público. Pero siempre hay ganas de juntarnos en el local y escribir canciones nuevas. pero hemos aprendido a ir más pausados, sin dejar de hacer cosas, porque no sabemos estar quietos, pero sí tener un poco de paciencia o de calma para poder disfrutar de lo que nos va pasando.