Cuando tengas dudas, recuerda que eres Osasuna. Digo esto porque durante una hora estuve barruntando si ese fútbol de posesiones eternas, de ataques posicionales de derecha a izquierda, de meter diez jugadores en el último tercio del campo, de perseguir un pase filtrado entre una nube de piernas, si ese estilo de juego que no llevaba al gol conducía a alguna otra parte. La imagen de un Osasuna dueño del balón se hace rara a la vista de cualquier aficionado. Decía Chimy Ávila en un reciente reportaje que el fútbol de Osasuna se asemeja al que jugaba él de niño en los descampados: correr, luchar y chocar. Sin embargo, sin renunciar a esas esencias, el equipo de Arrasate ha querido expresar en este comienzo de temporada que quiere dominar al rival con el balón, hacerse presente en su campo y masticar bien las jugadas. La estrategia no salió del todo bien en la primera parte, ya que el final de tanto pase no acababa con la pelota en la red y los repetidos saques de esquina no hacían daño; por contra, la constante presencia de Manu Sánchez en el área del Cádiz era aprovechada por el equipo de Cervera para contragolpear hasta cuatro veces por ese espacio, marcar el 1-0 y descubrir su plan de partido. Un toque de atención que no inquietó a Arrasate, fiel a esta nueva idea.
Da la impresión de que el orden de valores se haya alterado: primero, tratar bien el balón y luego, la disputa física. Creo que, por suerte, tras los dos primeros penaltis el partido entró en una fase de desgobierno, que los entrenadores perdieron su papel protagonista y los futbolistas comenzaron a interpretar el juego de acuerdo al resultado y al tiempo. Y ahí, cuando llegó el momento de la épica, de jugar a no perder, de no conformarse con un empate, de poner como objetivo innegociable la victoria, Osasuna invirtió los términos y trató de concluir más rápido las jugadas para acabar ganando. Y ese cabezazo final de David García es expresión fiel del carácter de Osasuna. Nunca olvidemos que para que llegara el ya legendario gol de Javier Flaño en Sabadell, antes la testa del central de Ibero había aportado la mitad del milagro (eso y las paradas de Asier Riesgo...). Fue un Osasuna a la carga el que acabó llevándose los tres puntos de Cádiz, porque el estilo admite retoques e innovaciones, pero el espíritu que acompaña a este equipo es eterno y está por encima de las modas.
Creo que a Michael Robinson, que se abrazó al cadismo por amor y despecho, le habría entusiasmado este Osasuna. El inglés siempre andaba con aquella retahíla del "conformismo enfermizo" del club y del equipo. Si hubiera visto el partido de ayer se habría percatado qué lejos está de aquel tópico (ya hace tiempo superado); la plantilla se nutre de futbolistas tan trabajadores como ambiciosos, gente que sabe a dónde viene cuando recibe la llamada de Braulio Vázquez. Vean si no a Kike García, haciendo descargas y cambios de juego en medio campo que recuerdan a Pandiani y con el arco siempre en el punto de mira. Porque a Osasuna lo que le sobra este año es ambición y delanteros, y ahí estaba Arrasate para terminar el partido con tres 9 en el campo.
Situación pues inmejorable de Osasuna cuando llega el primer parón, aunque después de dos empates a cero el bloque se deshinche en defensa y crezca en ataque. Es la plasmación de la teoría de la manta o lo que tiene ser un equipo que busca un cambio de imagen. Pero sin renunciar a sus valores ni a la interpretación del juego que le han traído hasta aquí. Y cuando tenga dudas, ya sabe...
La 'operación' Ontiveros podría rondar el millón y medio. Aunque Osasuna no ha facilitado datos, si nos atenemos a la cesión de Ontiveros al Huesca, la llegada del malacitano le puede costar al club pamplonés 1,5 millones de euros. El Huesca pagó al Villarreal un fijo de 650.000 euros (que podían llegar al millón con variables). Además, el salario anual de Ontiveros roza los 900.000 euros.