La Real regresa a Cádiz, una de esas plazas que recordará de por vida porque fue donde ató el ascenso de 2010. El punto de partida necesario para la Gran Reconquista. En este caso, con mayúsculas, porque solo doce años después, el club realista se ha instalado de forma indiscutible en la parte noble de la Liga, con tres clasificaciones europeas consecutivas y con un título de Copa incluido en este triunfal periodo con Imanol Alguacil sentado en su banquillo.
Aquel triunfo con hat-trick de Carlos Bueno cambió el signo del club y, como muestra, sus resultados en la Tacita de Plata, donde acumula dos victorias seguidas en Primera División, algo que no había logrado nunca. Hace dos temporadas, los realistas completaron casi su mejor encuentro de la temporada y el curso pasado un doblete de Mikel Oyarzabal les permitió volver a llevarse los tres puntos.
La Real llega a Cádiz con la intención de arrancar de nuevo la temporada para hacerse con un importante acopio de puntos que le garantice situarse en lo alto de la tabla en el primer tercio del curso. Una receta que le ha funcionado a las mil maravillas en los dos campeonatos anteriores. Sin embargo, lo que no ha logrado en las últimas ligas es arrancar con un triunfo.
Los blanquiazules se presentan a la rampa de salida con tres fichajes que han supuesto una importante inversión y con cinco jugadores del Sanse que han pasado a tener ficha del primer equipo. Un logro este último al que no se le acerca ningún club en el fútbol profesional español. Ninguno de los tres recién llegados tiene la plaza asegurada en su estreno, lo que habla muy bien del bloque de granito con el que Imanol ha cosechado sus tres éxitos.
Habrá que ver si para comenzar en Cádiz optará por los que lograron certificar el pasaporte europeo el curso pasado, como ha hecho Ancelotti en la final de la Supercopa, o por lo contrario si recurrirá a las nuevas herramientas que le han entregado para su arrancar su flamante deportivo. No se puede olvidar que los dos únicos futbolistas que han participado en todos los amistosos de pretemporada han sido Robert Navarro y Jon Karrikaburu. El primero incluso ha sido considerado por mucho como el mejor del verano y el segundo ya ha estrenado una cuenta de goles en el primer equipo que promete mucho.
La primera gran duda para Imanol es la táctica a utilizar. En el curso pasado, el 4-4-2 desarboló por completo a un sorprendido Cádiz que cayó goleado en Anoeta, pero en los últimos amistosos se decantó por su esquema de cabecera 4-3-3 en previsión quizá a un anfitrión muy defensivo y replegado. Remiro, Gorosabel y Le Normand tienen billete fijo en la retaguardia, mientras que Zubeldia y Rico parecen para partir con ventaja sobre Aritz y Aihen. Illarramendi podría ser el 4 por los entrenamientos que se ha perdido Zubimendi, con Merino y Silva por delante. Si la estrategia es 4-4-2, Brais jugaría a la altura del navarro con el canario por delante. Si es 4-3-3, el gallego adelantaría su posición y se disputaría dos puestos con Kubo y Momo Cho en ambas hipótesis. Isak será el ariete. Barrenetxea esperará a la segunda parte para reaparecer en partido oficial, mientras que Carlos Fernández, que no entró en la lista, deberá aguardar al menos a la semana que viene para regresar a los terrenos de juego.
Zaldua, enfrente
El Cádiz llega al inicio preocupado. La afición está molesta por la falta de fichajes y la goleada encajada en el Carranza pareció abrir heridas muy pronto. Sergio González confirmó las bajas de Rubén Sobrino, Momo, Alcaraz y Fede San Emeterio y las dudas de Negredo y Alejo, que lo tienen complicado para salir de inicio. Zaldua, que amenaza con la venganza del ex, es por ahora el refuerzo más valorado por su afición.