Minuciosa en el orden y organización, exigente y comprometida, y con una energía desbordante. Así esbozan en su entorno a Nadia Calviño Santamaría (A Coruña, 3-X-1968), la primera mujer que se pondrá al frente de la presidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI), lo que supone su retorno a las instituciones comunitarias y a su perfil más tecnócrata tras cinco años como ministra socialista en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, donde ha lidiado con las consecuencias de una crisis económica sin parangón propiciada por la pandemia, amén de otra energética producto de la invasión de Ucrania, y de tener que coordinar el plan de recuperación del que se han recibido unos 37.000 millones de euros en fondos europeos. De entrada, cuando aterrizó en Moncloa, tuvo que sobreponerse a los recelos hacia quien ostentaba el puesto de directora general de Presupuestos en años aún de austeridad fiscal.
Pero, sin duda, su caballo de batalla interno fue la enconada relación con Unidas Podemos, particularmente con la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con quien aireó sus desavenencias en asuntos como la subida del salario mínimo, el alcance de la reforma laboral o la entrada de capital saudí en Telefónica. Es más, en estas pocas semanas de Gobierno han tenido otro encontronazo, esta vez a cuenta de la reforma del subsidio de desempleo, que Economía quiere acortar para incentivar la búsqueda de empleo, mientras que Trabajo aspira a mejorar su cuantía respecto a la actual. En algo coinciden, en su ímpetu en defender la reforma laboral a la que ambas atribuyen el dinamismo del mercado de trabajo en un contexto de desaceleración económica.
Calviño ha dejado ver siempre su interés en dar el salto al panorama internacional, como cuando en 2019 España presentó su candidatura a directora gerente del Fondo Monetario Internacional, aunque la retiró en aras de conseguir un candidato europeo de consenso. A mediados de 2020 estuvo cerca de hacerse con la presidencia del Eurogrupo, pero finalmente la perdió pese a contar con el apoyo del eje francoalemán. Ahora ha conseguido el consenso de los países de la UE de presidir el BEI, derrotando a un duro obstáculo, la excomisaria europea Margrethe Vestager.
Licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid (1991) y en Derecho por la UNED (2001), y perteneciente al Cuerpo de Técnicos Comerciales y Economistas del Estado, Calviño desarrolló toda su carrera profesional en las administraciones púbicas, tanto en el Estado español, donde se inició en el ámbito de la Defensa de la Competencia, como en las instituciones europeas. En 2006 se incorporó a la Comisión Europea, donde fue directora general adjunta de Competencia (2006-2010) y de Mercado Interior y Servicios (2010-2014), y directora general de Presupuestos (2014-2018). Dejó Bruselas para incorporarse al gabinete de Sánchez en 2018, entonces como vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital. Tras la salida del Gobierno del líder de Podemos, Pablo Iglesias, en 2021, fue subiendo primero un peldaño y luego otro hasta el puesto de vicepresidenta primera. Aunque fue candidata en 2020 a la presidencia del Eurogrupo para sustituir a Mario Centeno, finalmente el puesto fue para Paschal Donohoe, ministro de Finanzas de Irlanda.
Su nuevo sueldo
Según una norma establecida en 1958 por el Consejo de Gobernadores, el presidente del BEI recibe el mismo salario mensual que el presidente de la Comisión Europea, por lo que Calviño percibirá, como Ursula von der Leyen, unos 375.000 euros anuales, es decir, 30.000 euros al mes.